martes, 14 de mayo de 2013

Noticia exhaustiva del descenso del 15-M en su aniversario

Se apresuran, los massmedia a sueldo del establisment, a denunciar a bombo y platillo la caída del apoyo popular al espontáneo movimiento de protesta ciudadana denominado 15-M. Y corren a buscar a los enterradores, como si de esa forma pudiesen contener la enfermedad sistémica que se extiende como un incendio forestal y hacer desaparecer los problemas que generan un rechazo que se multiplica como un virus tropical.
Aconsejados por ciertos de pomposos expertos, la clase política, piensa que manifestación que no se oye problema que no existe. Y corre a agitar el número de manifestantes pesado a ojo de mal cubero sin atender sus reivindicaciones, que siente que no le competen, pues ellos siguiendo el consejo de un anciano muy venerado en el lugar, hacen como él y no se meten en política.
Y el gobierno embalsamado sólo parece reaccionar cuando los ciudadanos son capaces del milagro de reunir más de un millón de firmas, eso sí, para huir en sentido contrario. O cuando pocos manifestantes, cargando sus pesadas razones, se acercan hasta su domicilio familiar para milagrosamente hacerse visibles ante sus estiradas narices.
Los electos no están aquí para responder a los que les responden, les critican o les requieren, pues los gobiernos no están aquí para solucionar, aliviar o minimizar sus problemas; pues ellos están refrendados por el sólido y firme apoyo de la mayoría silenciosa, que suma tanto a los votantes que los eligieron gracias a un programa electoral traicionado y unas esperanzas frustradas, como a los enfermos en coma y otros impedidos que no pueden insultarles.
Los expertos sentencian que si los ciudadanos no se desplazan en peregrinación todos los días hasta el centro de las grandes ciudades para manifestarse es que apoyan la acción/omisión del gobierno. Sus confesores sentencian que si no generan disturbios, altercados o hacen explosionar pequeños artefactos caseros es que no existe ninguna discrepancia, ni tan siquiera problema alguno.
Todos los silenciosos alientan pues la subida de la tasa de paro, la emigración de nuestra juventud mejor formada, el descenso de su capacidad de compra, el aumento de las listas de espera y jalean todos sus recortes que nos han devuelto a los sesenta.
Los gobernantes están tranquilos, pues las plazas están despejadas por los funcionarios de los cuerpos de represión y las gentes, discretas, pasan hambres en sus casas, antes de ser desahuciadas.
Mientras los zombies de los ministros celebran que no hay tanta gente en las calles, cada vez más gente piensa que sólo encuentra apoyo en sus iguales