lunes, 20 de julio de 2015

Tribulaciones de un peaton pasmado ante el anuncio de las listas

Ante las evidentes limitaciones de su entendimiento el peatón medio no puede más que pasmarse y humildemente declarar que no entiende nada cuando se anuncian las listas para los propios comicios.
El peatón reconoce parte de culpa porque las propias tribulaciones de su complicada vida doméstica le deja un tiempo limitado para analizar pormenorizadamente la circunstancias de la compleja realidad.
Vamos por partes:
Para finales de septiembre, anuncian sus promotores una lista conjunta soberanista con el compromiso de declarar la independencia unilateralmente en el menor plazo posible en la que aparecerán políticos y personajes de claro tirón social. No obstante, los promotores de este producto político no explican a sus potenciales consumidores por cuanto nos sale la broma, porque no debemos olvidar que la pela es la pela, y les obligan a votar con el corazón pero sin la razón. También intentan ocultar que una elecciones generales no pueden substituir un referéndum, porque no se puede substituir una pregunta que se pueda contestar si o no por una elección autonómica donde los votantes con menos competencias terminaran votando a los de siempre por inercia. Dejando todos a parte que el promotor pone a la venta un producto alegal que puede ser retirado por la autoridad competente en cualquier momento.
El peatón atribulado de entrada debería huir de cualquier lista que mezcle churras con merinas en bien de un sueño común y exigir que en unas elecciones al gobierno de su comunidad autónoma se presenten programas para gestionar está eficientemente los próximos cuatro años, sobre todo en un momento en que el nivel de emergencia, y así no permitir que posterguen más tiempos sus problemas cotidianos por la búsqueda de un sueño que puede ser o no el suyo, pero que no solucionará sus pesadillas diarias. El peatón debería elegir entre un modelo de gestión o su contrario y luego exigir que se celebren referéndums habitualmente para debatir cuestiones que son de su interés sobre las que nadie les pregunta nunca nada, por ejemplo el presupuesto que se destina a defensa o los recortes realizados en educación.
El peatón cansado debería recordar que la cuestión nacional ha sido la primera preocupación nominal de sus representantes mayoritarios de uno y otro color desde hace más de diez años, primero con la discusión de un nuevo estatuto, luego con la discusión de un referéndum de autodeterminación, antes cuando las vacas parecían gordas, ahora que las sabemos tísicas; y que durante todo este viaje el único cambio que ha apreciado es la transformación de dirigentes que nunca fueron soberanistas en adalides de la separación.
El peatón se pregunta porque no se preocupan los políticos de arreglarle los problemas a él y sus vecinos que están aún peor que él. Y echando cuentas así a bote pronto tampoco llega a comprender como en un nuevo estado más pequeño, pero igualmente endeudo, se van a solucionar sus problemas y le van a proteger del TTIC.

Por otra parte, y ya de cara a las elecciones generales de noviembre, el peatón sobrepasado no comprende la persistencia de las candidaturas de izquierdas por la división en vez de la suma. No se entiende, que siendo como es, que les unen más puntos que los separan, y que el sistema electoral de nuestro estado castiga estrepitosamente a las listas minoritarias, no se consiga la unidad de las izquierdas bajo una marca de consenso para intentar arrancar hasta un diputado en Albacete y ser más influyentes, pero creo que en este caso donde manda patrón no manda marinero asambleario.

Seguro que con la canícula lo veré mejor.