martes, 5 de febrero de 2013

El lado bueno de las cosas

Al mal tiempo buena cara, niños saltando en los charcos, amantes amando bajo el susurro de las gotas sobre los cristales, los rayos nos regalan fuegos artificiales.
De la ceniza de los incendios forestales, se fertilizan los suelos agotados y renancen cual fenix los árboles y los matorrales.

Al final del túnel puede estar el interruptor de la luz, el no ya lo tenemos, cuando se cierra una puerta otra se abre, al menos una rendija y amanece que no es poco.
Nuestros cuerpos inservibles son un festín para los gusanos, no hay mal que cien años, la primavera nunca se retrasa y las polladas siempre rompen la cáscara.

Siempre hay una bula para sortear un viernes de cuaresma, antes del miércoles de ceniza hay que bailar todo un carnaval, irremediablemente, pocos días después del lunes llega el fin de semana.
Una sonrisa abre mil puertas, las palabras amables son gratis y dan puntos en todas las tarjetas descuento, regala abrazos todos los martes como autopromoción y en cuestión de besos, más vale que sobren que no que falten.

A pesar de todos los desastres, pase lo que pase, sea lo dura que sea la caída, sólo aprende quien yerra y el que tropieza y no se cae, más rápido avanza.
Y, si finalmente mañana te levantas con el píe izquierdo, te miras en el espejo y no te reconoces y al ir a vestirte no sabes que ponerte, recuerda el lado bueno de las cosas, y ponte feliz.

domingo, 3 de febrero de 2013

Presuntos implicados, se sobreentiende

Decían, hace un par de semanas, los mass medias que eran 300 los hombres justos de este corral que desde sus cátedras destacadas presuntamente despistaban fondos públicos a gogó en beneficio propio y/o de sus cuates y compinches.
Y por si fuésemos pocos parió la abuela un tesorero que cuenta, que dice, que repartía sobres a diestro y siniestro que llenaban los bolsillos de los mismos que vivían la dulce vita mientras apretaban los cinturones de sus administrados
Un hecho que en otros lares parecería muy grave, pues nos coloca a la cabeza del ranking de corrupción de Europa, y que lesiona tanto la credibilidad de los políticos y la política, como la confianza de las gentes en la democracia o la justicia española.
Pero mucho peor aún es saber que los conciudadanos de estos pajarracos no toman en consideración estas acusaciones y siguen votando, sin recelo aparente, a políticos que arrastran más de un juicio por malversación de fondos públicos. Pues este es un país donde sólo los tontos piden facturas con iva, no trabajan en negro, contratan a sus empleados legalmente, pagan sus impuestos sin creatividad fiscal, no aparcan en doble fila, ni se salta la reglas de la código de circulación.
Un lugar donde se considera un pecado venial y una debilidad natural del ser humano meter la mano en la caja y favorecer al primo carnal.
Eso sí ahora que el cántaro se ha roto y todos saben como ha terminado el cuento de la lechera, sólo se oyen llantos y quebrantos y las gentes se mesan los cabellos como plañideras en los entierros, pero sin un ápice de resignación. Pues el político más valorado de la nación vuelve a decir Diego donde dijo digo y evita el deshonor de abandonar el puesto. Y su primo hermano el político más votado de este mercado se autoaudita para asegurar que no se ha dopado. Mientras  a diestro y siniestro siguen contratando asesores, pagando gastos innecesarios y nadie hace públicos los gastos de sus presupuestos ni sus agendas de trabajo. Y lo peor de todo, malvenden nuestra sanidad para que tengamos menos cobertura y la que nos quede nos sea mucho más cara.