lunes, 30 de abril de 2012

Cerrojos y cancelas

Extremo celo tiene el pastor cuando escucha los gritos anunciando que viene el lobo y presto reúne y pone a buen recaudo al rebaño en cobertizo o vallado. Mima su negocio en todo momento el hacendado tendero no quitando ojo de caja y inventario para que sus empleados no le distraigan el género ni equivoquen el cambio. Desvelos invierte el cabeza de familia para cuidar con extremado cuidado a la chavalería traviesa por naturaleza, y así vigila a quien se arriman sus chiquillos porqué las malas compañías tuercen la vara más enderezada, porqué las ideas peregrinas y nuevas malbaratan la carrera del primero y lo lleva por las curvas de los atolladeros.
En cambio, quien con tanto esfuerzo cuida de rebaño animal, engorda negocio propio o se desvive por levantar una familia de orden, descuida habitualmente la retaguardia y renuncia a tener presente que las más de las veces el mal ya esta dentro, proviene de casa y pudre el resto del cesto.
Así nuestros entregados mandatarios, temerosos de los disturbios que los jóvenes puedan hacer en sus protestas por otro mundo posible y al menos un futuro probable, cierran las fronteras suspendiendo temporalmente el tratado de Schengen y la legalidad vigente; sin tener presente que esos mismos días pondrán cubiertos en sus mesas a los culpables de la angustia y la miseria, a los que dictan y recetan pobreza para los muchos para inocular la garantía de la riqueza en el bolsillos de los pocos.

sábado, 21 de abril de 2012

Circo y poco pan

La CIUDAD, en mayúsculas, asediada por los Bárbaros se tambalea sobre sus cimientos resquebrajados. Las intrigas palaciegas, la mezquindad de sus gobernantes, la avaricia de los prohombres con gula de más riquezas que no saben donde acumular esta ahogando al pueblo esclavizado. El crédito de prelados y patricios no fluye, porque unos no se fían de las arcas de los otros, se tambalean los negocios y se deja de roturar bosques y labrar campos, mientras se somete a las hordas de plebeyos a la hambruna. Oscuros laúdes tañen a revuelta. Pero el Circo consigue durante un instante que la ciudad eterna se convierta en una balsa de aceite, se uspende el hambre con el reparto de pan, se canalizan las furias hacia la sangre que se derramará en la arena, se focaliza la esperanza en la salvación de nuestro campeón entre todos los gladiadores. Rugirá el pueblo condenando al perdedor a la muerte. Y mañana los pretores todavía podrán esquilmarles nuevos sertercios con nuevos tributos injustos, siempre y cuando los mantengamos embrutecidos por la sangre que desgarran las fieras sobre los cristianos, por los cruentos combates a muerte.
La ciudad, con minúsculas, asediada por los recortes con que nos insultan los bárbaros gobernantes tiembla sobre la penuria que inflinge la crisis económica más dura jamás recordada,
sobre el dolor de los extenuados que arrastran la humillación del paro durante años, la injusticia del desahucio. El famélico estado del bienestar se tambalea, pero no importa mientras se aproxima un nuevo clásico.
Porque el circo consigue que durante meses las mentes de los logotomizados miren hacia otro lado, como si las victorias de los acaudalados futbolistas tuvieran algo que ver con sus tristes vidas, sus negras derrotas, sus tristes suertes. Y mientras dura, se ríen a mandíbula batiente los sátrapas que nos exprimen, sin explicarse como no ruge la marabunta.

viernes, 6 de abril de 2012

En cumplimiento del deber

Nada más nacer, la comadrona eficiente golpea las nalgas del recién nacido para arrancarle el
llanto sin dejar lugar a una espera. Y a partir de ese momento y hasta el fin de nuestros días el deber de los demás cercena nuestros anhelos, sueños y derechos.

La profesora vocacional prohíbe a los párvulos levantarse de su pupitre para perseguir en juegos el revoloteo de las mariposas.
El recto progenitor deja sin cena, paga o internet al pubescente respondón que no acepta una prohibición sin la correspondiente explicación.
El agente del orden diligente golpea con saña al bachiller que mal se defiende de sus acometidas con su libro de ejercicios de inglés en el transcurso de una protesta en defensa de la educación.
Y el puntual reloj de la oficina pone fin a todos los bailes y las verbenas del verano.

El cura párroco niega la comunión al joven divorciado, a la mujer que ejerce su decisión o al teólogo de la liberación, al tiempo que pasea bajo palio al corrupto dictador.
El provecto patrón extingue el contrato al obrero legalista que solicita el cumplimiento de las medidas de seguridad en su puesto de trabajo, un trato correcto, salir a su horario, o que dejen tranquilo su trasero.
El abogado renombrado defiende al traficante, al proxeneta, al prevaricador y hasta al mismísimo diablo con ahínco proporcionado al dispendio monetario.
Y el pródigo banquero desaparece los ahorros del pensionista y la viuda, al tiempo que desahucia a los jóvenes hipotecados y santos padres avalistas.

El político a la patria entregado solicita el aumento de las penas para quienes provocan desafueros durante las pacíficas propuestas ante el recorte de sus derechos, anuncian la violación del santo correo como medida de prevención, al tiempo que piden prisión para los vagos y maleantes por posibles delitos futuros que pudiesen cometer.
El sacrificado político al tiempo privatiza desde la educación al agua, otorga a los amigos contratas, y amnistía a los que hacienda defraudan.
Mientras que el juez togado encarcela al humilde ladrón de a diario y exculpa al profesional del hurto millonario.

Todos estos sinsentidos al humano ya no parecen raros. Así cuando envejece, ni se sorprende ni se queja cuando extiende su dolor el cirujano, ni devora sus entrañas el gusano.