domingo, 26 de septiembre de 2010

Calabobos

Rayos y truenos. Cae agua a raudales. Dogs & cats. Gotas frías sobre las gotas malayas. Llueve sobre mojado. Ríos desbordados. Inundados todos nuestros bajos. Miles de salidas del cuerpo de bomberos. Desbordadas las rieras. Cegados todos los puentes.
Esos lodos y estos fangos. Todo está tan sucio, que nada puede arrastrar, la lluvia, de la tristeza de nuestras caras, ni del infierno de sus consciencias.
Tanto viento sembrando vendavales. El mercado saturado, no se irán los malos tiempos.
Miles de parados postrados y callados. Nuestros derechos recortados. 300.000 desahucios acumulados haciendo cola en los juzgados. Poca tormenta para tanto otoño. Cae agua a cabazos. El vaso no parece colmado. Aún nos tragamos todos los sapos. Se nos caerán las hojas pero aún no perdemos los papeles. Duermen tranquilos los afortunados.
Calados hasta los huesos, aún aguantaremos bajo este chaparrón sin movernos. Sólo constipados, solo consternados.
Tanto lluvia ha aguado nuestra sangre de horchata. Mientras ellos, impermeables, ven los truenos desde la barrera. ¡Menudo espectáculo¡ Parece que en medio de la noche se hace día. Tanta electricidad acumulada. ¡Que les parta un rayo! Nadie hará nada más, no tendrán paraguas los desvalidos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La distancia de la sordina

Ellos saben dónde vamos y porqué hemos llegado hasta aquí. Ellos conocen lo que nos ocultan y nos cuentan otras milongas. Ellos saben el valor de las cosas y que nosotros no valemos nada. Ellos se guían por la naval ley del mal menor: saben en cada instante que salvaguardar a todo costa (Ellos) y que se puede sacrificar (lo demás).
Ellos saben perfectamente a quien benefician sus medidas, a quien perjudican sus recortes y, aún así, miran a cámara con su semblante más serio y repiten que no hay más remedio que hacer lo hecho. Ellos mienten sin recato, defienden mentiras grandes como puños sin que les tiemble la voz, conscientes de que su palabra no vale nada. Incrédulos de que tanta gente les crea.
Ellos rectifican sin reparo. Ellos incumplen sus promesas extrañados de que haya quien las haya alguna vez creído. Ellos hacen lo que tienen que hacer, sorprendidos de que además tengan que dar razones a una chusma tan zoquete, tan incauta. Ellos guían el planeta por el camino recto, que sólo nosotros vemos oscuro y sinuoso; porque Ellos son los únicos que se ocupan del bien público y nosotros, zánganos hedonistas, retozamos en el lodo.
Ellos son los esforzados servidores de la patria y nosotros los hedonistas consumidores que sólo sabemos criticar. ¿Qué sabemos nosotros? ¿Con que derecho opinamos? Si nada sabemos de los intereses imbricados que están detrás, de las deudas que embargan a nuestro estado, a nuestro futuro, de las cantidades ingentes de dinero que debemos y no podemos devolver a los unos y a los otros; de los favores y compromisos heredados que tienen con ricos y con poderosos.
Nosotros vivimos felices, mientras Ellos trabajan duro por perpetuarse, porque la cosa no vaya a más. Nosotros no nos enfrentamos a los monstruos feroces que nos amenazan, son ellos quienes nos protegen de las tinieblas y los vahos que manan de sus alcantarillas. Ellos les dan lo que les piden y satisfacen su hambre para que nos dejen vivir. No importa cuanto hayamos de sufrir, Ellos negocian el precio, Ellos engrasan la maquina, Ellos se protegen para que el barco continúe a flote. Ellos, las ratas; nosotros, el lastre.
Nosotros, como niños malcriados y desagradecidos, queremos mostrar nuestro salvaje descontento cuando la cosa va mal. Nosotros, indefensos y desorganizados, defendemos nuestro derecho a la pataleta; y, en las fechas señaladas, cuando Ellos representan sus más descaradas patrañas queremos acercarnos a Ellos los insignes héroes patrios que nos guían. Abuchearlos y, si fuese necesario, insultarlos. Nosotros, agotados, famélicos, desahuciados, sólo queremos hacerles saber el desencanto que nos provoca sus actos, el asco que nos provoca su existencia.
Pero olvidamos que son Ellos, los sufridos servidores de lo público, los sacrificados, los santos varones, los que tienen la sartén por el mango. Ellos se miran los unos a los otros, enemigos incondicionales de uno y otro bando, y en seguida se ponen de acuerdo. Ellos se convencen que no son merecedores de la ignominia de nuestros abucheos, del peso de nuestros insultos, de la humedad de nuestros lapos. Y como no pueden cambiar nuestra opinión, se guarecen y nos apartan. Hacen crecer la distancia de seguridad que les separa de su amado pueblo por el que tanto se sacrifican, para continuar haciendo oídos sordos a sus insultos, que desde la lejanía les llegan en sordina, como si fueran pocos, como si no existiesen.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Lógico positivismo

Basándome en el método de ensayo y error,
errando errático,
después de tanta equivocación, después de alguna lesión, hoy recomiendo, aconsejo y defiendo:
reír sin causa ni efecto,
el kaos o la anarquía por encima del mal establecido,
la desobediencia por principio y hasta el final,
ser enamoradizo y enamorarse de todo bicho,
la promiscuidad ante la duda,
el fracaso sentimental y repetir en septiembre,
las pérdidas de memoria selectivas,
el perdón sin olvido,
empezar algo nuevo y saber poner fin a lo muerto,
los abrazos que nos estrujan,
las ciudades ruidosas, sus rincones sombríos,
las obagas de los bosques, nuestra deriva sobre las olas en las playas
la naturaleza salvaje,
las picaduras de los mosquitos, los mordiscos de los carnívoros,
comer sin hambre, beber por beber,
hablar, cantar, contar… filosofar en la sobremesa hasta el alba,
las personas, los desconocidos, los de siempre,
la compañía de los nuestros, la soledad de los míos
y, sobre todo,
tomarse la vida en serio, jugar en todo momento.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Vagageant

Moll fins als ossos pels aiguats de la gota freda, s’arrossega cansat l’estiu per sobre dels darrers dies de setembre, i malgrat que es beneficia del vent de cua, els rellotges fan vaga, i el temps no avança. Això, això s’acaba.
Fuig de l’estudi perquè la llum que s’esmicola per totes les persianes em recorda a tu. I em mossego els llavis com si fora jo el culpable i em rossego l’ungles nerviós per retrobar-te. I ets tu, en canvi, la que encara no has tingut el detall de presentar-te, la que encara viu tranquil·la buscant-me.
I vagegeant pels carrers malfamats de la meva ciutat, se’n perden les ganes de treballar i retrobo la meva ànima despistada mirant els vitralls, i ens anem a veure com canvien de color les cantonades, a veure com s’omplen de noves vides el que amaguen les persianes, a escoltar com trinen els animals sota les portades, com borden els ocells que es van per les rames.
Caminant sense sentit, arribo a la perruqueria per rapar-me les penes, i ben apanyat passo a comprar capses de somriures en el queviures de sota casa, i omplo d’ous i bolets el rebost per poder alimentar a tots els somniatruites que la meva pell habiten, em faig un bon sopar amb les lletres de les cançons que canten el muts.
I, havent dinat, em sorprenc mirant la lluna plena als ulls, sentint el moviment continuu del troç infinit de l'univers que es veu des de casa meua, i contant als estels un conte abans que es marxin fugaços, vells i cansats a dormir.