miércoles, 28 de marzo de 2012

La familia y uno más

Come back home: La puñetera crisis económica está reafirmando los lazos de sangre.
Primero, el número de divorcios se redujo a la máxima expresión, no porque se refuerce el amor a base de una dieta de contigo pan y cebolla, sino porque la falta de ingresos impide las separaciones y la hipoteca liga más que una soga al cuello; provocando civilizadas uniones de parejas que se detestaron.
Pero más importante aún: es la familia tradicional la que está salvando el país. Sólo la solidaridad familiar permite a un país con cinco millones de arados mantener la paz social, la pobreza en el dintel de la entrada y los estómagos sino ahítos, al menos calmados. Cuando son tan numerosos los hogares donde todos sus miembros están en paro desde hace demasiado tiempo, son los trasvases de capital de padres a hijos, de suegras a yernos, de hermano a hermano los que mantienen a raya el miedo al hambre y al desahucio, aunque sea a costa de dejar vacíos hasta los bolsillos de los primos terceros.
En esta península ya hay 300.000 familias rodeadas de agua por todos los lados menos uno, donde nadie trabaja y sobreviven de la pensión de un abuelo jubilado. Un yayo que si en un
primer momento se alegró al verse acompañado en sus años marchitos, en seguida se vio envuelto en un estrés innecesario, disputas domésticas y un presupuesto familiar que debe estirarse más que un chicle para alimentar tanta boca y tanto deseo frustrado. Un anciano melancólico que suspira por su retiro dorado, ahora tan alejado.
Los jóvenes derrotados llevan meses regresando al hogar paternal con el rabo entre las piernas y las orejas gachas. Muchos de ellos acostumbrados a ostentar marcas, coches tuneados, el último Gadget tecnológico y a despilfarrar salarios de la construcción sin ninguna atención poseen la empleabilidad de una ostra. Y han de volver a pedir la paga para tomar la caña en el bar de la esquina.
Pero peor lo tienen los padres que caen con todo el equipo en la casa del abuelo, donde se hace el
tetris para encajar tanto cuerpo en tan poca cama. Ellos deben volver a someterse a la autoridad paterna, al tiempo que se las ven y se las desean para componer una imagen digna que reflejar sobre sus propios vástagos.
La familia mediterránea es el único colchón que está retardando la revuelta en este país donde se recortan las pirmis y desaparecen las ayudas a la dependencia. Pero no se sabe hasta cuando.
En este país, los abuelos, cuando se quedan solos, mecen sus nevadas testas preocupadas, mientras se preguntan donde quedaron sus sueños de progreso, para que sirvieron sus esfuerzos, cuando se despilfarró sus sacrificios para darles a sus hijos lo que ellos no tuvieron, donde quedó olvidado su sudor y su lucha. Y a las abuelas, cuando recogen en sus regazos a los más pequeños, se les humedecen los ojos porque sólo les auguran un futuro aciago de trabajador sin derechos, de trabajador amarillo. Y a los unos y las otras les escuchas maldecir en voz baja cuando arrastran sus zapatillas por los pasillos y mentar a las madres o a los muertos de tanto delincuente como anda suelto y que se hace rico a costa de la penuria de sus hijos.
Home sweet home.

sábado, 24 de marzo de 2012

La elección de la ceguera

Distraído o imperfecto atraviesa el peatón la calzada atropellando a un camión de reparto.
Somos máquinas arcaicas que nos empecinamos en subsistir en un mundo hostil en constante cambio, antiguallas que hemos renunciado a evolucionar e incluso hemos elegido degenerar y robinarnos; permitiéndonos la obsolescencia gracias a nuestra elevada capacidad de reproducción.

En ausencia de otros depredadores que nos amenacen echamos a perder parte de las habilidades que nos permitieron conquistar la pirámide trófica: perdemos nuestra visión frontal, nuestra capacidad de análisis.

Renunciamos a apreciar el movimiento de la mayoría de las cosas que nos envuelven: despreciamos el sentido del movimiento de los astros en la cúpula celeste, ignoramos la altura del sol sobre nuestra perpendicular. Nuestro ensimismamiento nos impide apreciar como se abre la yema de un almendro, como engorda el pelaje de los animales, como evolucionan los colores que pintan el cielo. Nuestra subjetividad nos impide apreciar como envejecemos. Nuestra soberbia como mudan la piel los humanos que comparten nuestros días, si ocultan una sonrisa o una mirada cargada de odio.

Incapaces de sostener la mirada en un punto más de cinco minutos, incapaces para comparar un lugar o una persona con el mismo o la misma de solo hace unos meses, incapaces de recordar nuestro propia esencia y punto de vista de tan solo hace unas semanas. Carecemos de enfoque para determinar lo que pasa alrededor nuestro y será evidente mañana.

Caminamos a ciegas. Elegimos avanzar sin otear el horizonte, sin mirar los obstáculos que debemos enfrentar inmediatamente, sin evaluar los riesgos de los que depende nuestra suerte, dando palos de ciegos en la oscuridad de la caverna. Renunciando a la mirada, para dar un paso tras otro de oídas, siguiendo el sonido de las campanas que otros tañen, en un esfuerzo de mula atada a la noria. Renunciando al análisis crítico por pereza y por miedo, renunciando a la libertad a cambio de una esclavitud acolchada, renunciando a la defensa de nuestros derechos, de nuestras tierras apaches por cuatro baratijas brillantes y dos botellas de alcohol hasta caer en el abismo de los bárbaros corruptos.

domingo, 11 de marzo de 2012

De lluny, que la sento brollar

Trobes estrany el meu somriure insultant aquí migplantat sobre aquest erm gebrat? Et sorprèn creuar-te amb la meva mirada alegre darrera el fum del tot el que està cremant? Et sobta el meu pas fer-me i confiat sota el xàfec que esteu fent caure? Et molesta que travessi cantussejant tant animada tonada la vostra tristor? Us molesta la meva alegria de butxaques buides davant la vostra infelicitat tant plena? No em compreneu?

Des de la vostra foscor no ho podeu sentir i heu oblidat que la seva arribada és inajornable. En canvi nosaltres som plenament conscients, perquè la recordem i veiem per tot arreu els múltiples signes del seu retorn, fins i tot, ara en mig del regnat de la vostra caverna.

Friso per sentir-la sobre meu i gaudir. Farà trontollar la terra, allargarà la llum dels dies, despertarà les besties adormides, brotarà els més sorprenents colors sobre les pedres més aspres, posarà fi a la mort renovant la vida, derrotant al vostre hivern.

On vosaltres, cecs voluntaris, no veieu res més que pedres i pals secs jo hi veig créixer plançons i nous brots. Mentre que os envolteu de pudors pol·lucionades, jo ja oloro fragàncies delicades i d’altres salvatges. En mig del silenci que voleu imposar, jo ja hi sento els brunzits del borinots, els plors dels menuts, els cants del ocells. Mentre que us aïlleu profilàcticament per no ser tocats u agredits, la meva pell nua ja s’estarrufa sota les seves carícies. Vosaltres sou foscor, mentre que la meua anima cova la primavera.

No us estranyeu. No em mireu recriminant-me perquè jo que conec on s’amaga l’estiu i sento el primer els passos de la primavera. No puc, de cap manera, alliberar-vos del vostre captiveri, perquè sou hivern.

martes, 6 de marzo de 2012

Wellcome to Villa Miseria

En el colmo del sinsentido, como auténtico panolis, incluso colaborando con el desaguisado algunos de los más subnormales de entre nosotros, hemos tirado piedras sobre nuestro tejado, orinado contra el viento, arrojado sal sobre nuestro huerto y cavado bajo nuestros pies hasta romperlo todo, hasta llegar hasta aquí.

Welcome to Villa Miseria, aldea global. Si has entrado, jamás nos abandonarás.

Era difícil perderlo todo en tan poco tiempo, pero con mucho esfuerzo lo hemos conseguido. Hemos sido tremendamente eficaces y en unos pocos años nos lo hemos dejado arrebatar todo: el pasado de nuestros abuelos, nuestro presente y el futuro de nuestros retoños.

Primero, incrementamos artificialmente el precio de la vivienda. Haciendo que la casa que antes se podía pagar con el sudor de siete años del esfuerzo integro de un cabeza de familia, no la pudiese pagar una pareja de enamorados con el sueldo medio sino se hipotecaban por más de 30 años. Un milagro que consiguió que con un buen sueldo no se pudiera llegar a fin de mes y que
dos sueldos no permitieran a una familia ahorrar.

Después los mercachifles de feria que gestionaban las serias instituciones bancarias especularon con nuestras hipotecas y otras hipotecas basura en el casino internacional hasta poner en la picota el sistema financiero internacional. Eliminada la confianza en el mercado interbancario, colapsaron el crédito, estrangularon a las empresas hasta llevarlas a las pequeñas a la bancarrota y permitir a las multinacionales eres y medidas de ajuste, generando un nivel de desempleo masivo y perenne que no sólo ha conducido a las familias al umbral de la pobreza, absorbiendo todo su ahorro pasado, la capacidad de auxilio de sus redes sociales y todo sus bienes presentes y futuro, sino que también a llevado a la bancarrota a los sistemas de protección social de los estados.

Paralelamente y de forma sincronizada al por mayor los especuladores atacaron a la deuda soberana de los estados haciendo que pagaran más por los préstamos que habían concertado para salvarles rescatando a los bancos, mientras que al por menor las instituciones financieras golpeaban a aquellos que se habían escapado de la maldición hipotecaria, saqueando el ahorro de
nuestros mayores y pequeños ahorradores que habían confiado en ellos a través de sus productos preferentes que mediante engaños les endosaron haciéndoles creer sus bancos de cabecera que eran inversiones seguras aquellas que no garantizaban el capital depositado ni el plazo en que podía ser recuperado.

Y finalmente, en el agua revuelta de la crisis, impusimos como necesarios los recortes: reformas laborales que permitían no sólo el despido barato, expedientes de regulación de empleo en empresas que tenían beneficios, sino la modificación unilateral de la remuneración pactada en
nuestros contratos sin causa aparente tanto a trabajadores del sector privado como del público. Al tiempo que subimos los impuestos de las rentas del trabajo, incrementamos el coste de los servicios básicos, encarecimos más la salud y la educación.

Ahora, almas de cántaro, empezamos a sorprendernos porque la receta de la contención del gasto provoca recesión, no genera empleo y reduce la recaudación del estado, a pesar de que siempre que se aplico esta medicina el paciente pereció. Pero, avispados, insisten e imponen más recortes,
condenando a la miseria a cada vez un porcentaje más amplio de la población.

Los barrios se derrumban, las casas vacías se ocupan, las familias honestas y trabajadoras hurgan en los contenedores de basura. Welcome to Villa Miseria, aprende a mirar con ojos rasgados.

Nadie ha recordado el círculo de la pobreza tan analizado: si cada vez hay menos personas trabajando y cada vez los que trabajadores cobran menos, sólo se pueden comercializar producir productos baratos, que generan un beneficio menor, una vida low cost, un mundo miseria.

No hemos querido ver que ya nos hemos mudado ha Villa Miseria donde nadie puede pagar lo que vale el servició recibido, donde la inmensa mayoría no puede abordar la compra de un bien duradero sea una vivienda, sea un automóvil, donde cada vez más trabajadores asalariados después de esforzarse en su jornada laboral no puede pagar el techo donde habita, los recibos mensuales, las chuches que les compra a sus hijos, ni sus ganas de bailar.

Welcome to Villa Miseria, aldea global. Si has entrado jamás nos abandonarás.