sábado, 31 de diciembre de 2011

2011, Despido improcedente

¡Se me paso volando! No sabía que este año iba durar tan poco rato.
Y ¡no hay derecho! en tanto trecho que poco he hecho.
Y aún así, como no he tocado suelo y no he perdido el techo, saco pecho.
Y aunque parezca que no dejé títere con cabeza, aún no he roto mi plato.

Habiendo tantas veces errado, no había otra, la derrota la acerté por equivocación
Con esta pinta de arrastrado, nadie un duro por mi hubiese apostado.
Lo que hemos reído, lo que hemos llorado, que me quiten lo bailado.
Y, mire usted, casi sin quererlo, le hemos dado la vuelta al sol toda la tripulación.

Y mientras las canas me pintan, se me pierde la memoria y los huesos me crujen y se quejan,
delego en el alzheimer las selección de los mejores momentos del año y ya no miro más atrás,
que de este carrusel planetario tan animado yo no me bajo y me pido una vuelta más,
que no me quiero perder lo que la suerte nos depare y lo que, por nosotros otros, tejan.

No me puedo permitir perder la comba, ni loco bajarme de esta estructura.
Quien da la vez, que, de enero a diciembre, quiero llegar a final de mes.
Todos los días veinticuatro horas y todas las noches oscuras ¡vaya locura!
Un montón de horas, minutos y segundos para colorear estés donde estés.

Todo el rato voy estar atento a los buenos momentos.
Voy a huir del trabajo como perro que lleva el diablo.
Contándote todos los cuentos, que ni bajo el agua no hablo.
Y en los bares ahogaremos las penas, sordos a los lamentos.

Y me lanzo ya cuesta bajo, haya agua o no en la piscina,
que a la que respiré, suspire, me santigüe, abre y cierre los ojos,
me busquen, te busque, me agarres si antes no te cojo,
y viva a muerte la vida, como única medicina,
este año también,
se me habrá escapado en un santiamén.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Santos e inocentes

Todos los vencedores son inocentes, no importa el número de cadáveres que lleven su firma, el refinamiento de su crueldad, ni el daño inflingido; porque irremediablemente caerá sobre las víctimas la culpabilidad y el más funesto de los olvidos.
Todos los perros guardianes son fieles y honorables, no importa el número de niños a que hayan cercenado sus manos, a cuantos presos hayan torturado, ni a cuantos inocentes hayan encarcelado; porque sobre sus uniformes caerá la gloria del orden establecido.
Todos los venerables cobardes que aglutinados forman la bienintencionada minoría silenciosa son santos e inocentes, no importa cuantos morirán atropellados mientras ellos miran hacia otro lado; porque su limpia consciencia, su fundamentalismo, su fe absoluta en el bien y el arrepentimiento en el último momento les libra del infierno.
….
Son los niños que mueren desnutridos los culpables de haber nacido; las mujeres maltratadas o objeto de comercio las culpables de su caída; los jóvenes analfabetos sin futuro los culpables de su aciago destino; los viejos desvalidos los culpables de su falta de previsión; las familias famélicas y desahuciadas que se protegen en las grietas bajo los puentes, las culpables de su falta de suerte; los hombres justos represaliados por buscar la justicia y la equidad los culpables de su ingenuidad.
Pues sólo los borregos tienen un lugar en el limbo, porque sólo los perros guardianes tienen derecho a acercarse al borde del cielo, porque sólo los vencedores son merecedores del paraíso en la tierra y la gloria eterna, y para el resto el infierno sobre esta Tierra.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Nadala 2012

Como viene siendo costumbre, justo antes de que se nos deshilache el año, reservo con celo, a pesar de las prisas que impone esta vertiginosa cuenta atrás, cinco minutos de paz desde donde desearte que se te hagan realidad un montón de parabienes durante el próximo Año Nuevo que está a punto de comenzar.
Rebusco siempre entre todas esas pequeñas cosas que salen gratis, algunos descuidamos y, entre todos, tenemos que recuperar: Paz, amor, solidaridad, alegría y rauxa para encarar los días de crisis que vamos atravesar. Y en especial para este año, con un día más, pero aún así muy recortado, te deseo:
Que la mayoría se vuelva ruidosa.
Que se llenen las plazas de gentes diferentes desde Sol hasta Tahir.
Que revienten carcajadas de todos los colores.
Que bajo los farolillos bailen las hormigas con las cigarras.

Que no se queden parados los brazos cruzados.
Que las preocupaciones no okupen nuestro tiempo.
Que baste el papel para ganar a las tijeras, o dos piedras.
Que sólo nos cuenten cuentos los titiriteros.

Que llueva a gusto café para todos.
Que quien pueda no se quiera salvar sólo.
Que los mercados nos miren a los ojos.
Que sólo escuchemos a los que ven la salida de este túnel.

Que empiece ya que lo público se nos va.
Que sólo nos recorten las desgracias.
Que cambié todo, menos el clima.
Que con lo que nos ha costado llegar, no demos un paso atrás.

Que empleemos la imaginación que nos sobra.
Que se llene el cielo de manos que aplaudan.
Que nos tomemos la vida en serio y nos la juguemos en todo momento.
Que, no les creamos, y hagamos lo que dicen que es imposible.
Que nos busquen y nos amen.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Taxonomía de las horas

¿Te acuerdas? Fue en aquel bar de Toledo, en el que a la salida, quizás por los caldos, tropecé y caí, donde coincidimos con el Profesor. Y tuvimos la suerte de escuchar a Borges contar como había leído en una antiquísima enciclopedia china una curiosa taxonomía del tiempo. Para el redactor de aquella obra rememorada, las horas se clasifican en: a) las que paso lejos de ti, b) las que nos hurta el sueño, c) las muertas, d) las que esperamos con impaciencia infantil, e) las que pasan junto a ti, f) las que se alargan como sombras en el ocaso, g) las incluidas en la presente clasificación, h) las perdidas, i) las marcadas por relojes de cucú, j) las que las agarres por donde las agarres terminan mal, K) las venideras, l) las que pasaron sin pena ni gloria y m) las que desgastan los viejos de tanto rememorarlas.

viernes, 9 de diciembre de 2011

El silencio de los borregos

Aunque oculten la evidencia bajo la alfombra, todos saben (pero no reconocen) que ni los fútiles gobernantes, ni los reputados académicos de las universidades de referencia, ni los gurús de la economía, ni los directivos de Standard & Poor’s tienen la más remota idea de cómo salir de esta crisis. Pero aún así, se empeñan en exprimir una receta que ya ha demostrado de sobra su ineficacia y ha llevado a otros pacientes de la enfermedad, al sufrimiento, y de allí a la ruina.
La amnesia colectiva cubrió los buenos propósitos de refundación del capitalismo desde el mismo momento que, tras la estampida, volvieron a llevar a todas las ovejas al cercado. Y ahora justifican sus despropósitos sobre el apoyo que reciben sus propuestas por parte de la mayoría silenciosa, una multitud capaz de seguir a estos fatalistas hasta el precipicio y más allá, convencidos ante la cansina reiteración de la necesidad del mal menor.
La doctrina del pánico impuesta por los agoreros contadores de desgracias futuras ha puesto a la población en la misma situación del cervatillo sorprendido por las luces de nuestro automóvil: paralizada y temblorosa, abandonada a su suerte, esperando resignada el inminente atropello.
De esta forma, la incauta población, entre susto y muerte, se aviene a aceptar como necesarios recortes en servicios y derechos, incrementos lineales de impuestos no redistributivos (IRPF y IVA), privatización de cultura y la educación, o copago sanitario; sin cuestionar que estas medidas de “esfuerzo colectivo” no sirven para salir del pozo.
Es por tanto necesario cambiar el relato y destronar a los gurús y pastores que, como sólo ven una salida en la contención del gasto, nos conducen al matadero. Es necesario poner al mando de esta estampida de ñus al más optimista, a aquel que confíe en el crecimiento asistido por la inversión, en el euro, en Europa y en el género humano, y que haga oídos sordos a los enterradores y a las aves carroñeras. Sólo el optimismo nos permitirá llegar a las verdes praderas del Serengueti, pues siguiendo al cortejo fúnebre sólo llegaremos al entierro.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mantener tu puesto en plaza

Caen por todos lados y te preguntas porqué no abandonar tu puesto en plaza. Si la victoria es imposible, porqué no abandonar la trinchera. Desertar y salvar la piel. Abandonar cualquier esperanza en el ágora y en lo ser humano, y resguardarse en las fronteras privadas de tu propia piel. Cesad tu sísifico esfuerzo por dejar tu granito de arena sobre la duna azotada por los malos vientos. Dejar de meterte en camisas de once varas y camuflarte como un borrego más entre esa minoría silenciosa que sólo se mete en sus asuntos, que defrauda todo lo que puede, que esgrime la ley cuando le beneficia y la mancilla sin reparo cuando le perjudica. Alimentarte de pan y circo. Buscar la satisfacción comprando baratijas brillantes que sólo encandilan a las urracas. Deambular como un zombie castrado con orejeras, que camina por donde tiran las riendas, al ritmo que marca su látigo, moviendo la rueda de su molino.

Pero si la derrota es tan obvia e inminente, ¿qué hacen ellos, los que aún están vivos, peleando con una determinación impensable hasta la muerte en la comuna de París, en la batalla del Ebro, en la casa de la Moneda, en la Plaza Tahin, en los campos de refugiados, en todas las colas que reparten alimentos a los que no tienen con que dar de comer a los suyos? ¿Por qué pelean? ¿Por qué no abandonan su puesto en la trinchera? ¿Esperan ganar a los bárbaros?
Fotografia: Agustí Centelles

sábado, 26 de noviembre de 2011

Creimos avanzar juntos

Los únicos culpables somos nosotros. Nuestra ingenuidad. Nos hicimos la ilusión de avanzar hacia un mundo mejor, en bloque. Nos hicimos la idea de erguirnos y caminar para llegar a ser realmente humanos, todos juntos.
Ingenuos, creímos que cuando uno de nosotros, beneficiado por el impulso colectivo y la inercia acumulada por tantas generaciones, obtenía un logro (inventaba el fuego, la imprenta, la electricidad o la penicilina) ganábamos todos.
Ingenuos, supusimos que cuando en algún lugar se reconocía un nuevo derecho (se prohibía la esclavitud, se emancipaba la mujer, se garantizaban los derechos del niño, se reconocían y respetaban las diferencias de las minorías) avanzábamos todos juntos.
Y con esos pasos incipientes e inseguros, nos hicimos la ilusión de avanzar hacía un lugar desconocido, pero mejor y siempre hacia delante. Y, para colmo, nos hicimos la ilusión de que el camino recorrido era firme y el retroceso imposible.
Y es ahora, cuando cesa de sonar la música y acaba un vez más el baile, cuando nos miramos sorprendidos, los unos a los otros, en busca de culpables. Cuando, alzamos la vista y miramos a nuestro alrededor horrorizados, pues no entendemos porque después de tanto camino andado aún nos envuelven las mismas tinieblas, los mismos temores, el mismo hambre.
Y nos damos cuenta que siempre de nuestra insolidaridad sólo se escapan unos pocos.



Ilustración: Michael Kutsche

sábado, 19 de noviembre de 2011

Mundo mal mutandis

1.000 veces imaginé, cuando era niño, como sería el mundo cuando fuese mayor. Pero nunca me imaginé, de crío, tan mayor como ahora soy. En aquellos días me vi regresando de Marte por navidad, viviendo en el fondo del mar, dotado de implantes ciborgs donde acumulaba todo el conocimiento del mundo, tomando el vermú en paz con seres de otras galaxias, servido por androides educados y predispuestos, o curando enfermedades que diezmaban la población, y siempre, siempre sin necesidad de trabajar.

Ahora en cambio, si intento imaginar el mundo otros 40 años más tarde, arrincono la ciencia-ficción bajo preocupaciones mucho más probables. Y temo que la temperatura del planeta haya derretido los polos, se hayan ahogado los osos y inundado las bellas ciudades costeras como la que yo habito, veo un mundo devastado por una tercera guerra mundial, o temo un mundo superpoblado donde un 10% de la población viva como maharajás mientras el resto deambula hambriento por los campos de refugiados, o veo gente haciendo trabajos fácilmente mecanizables por salarios de miseria.

Pero todos mis temores y funestas profecías, un día como hoy, no importan. ¿Quién puede temer a lo que pase de aquí a 40 años, cuando hoy el pánico ya me ha alcanzado? Hoy que nuevamente han ridiculizado la democracia. Hoy que estoy seguro que en mi casa gobernaran los mercados. Hoy que empuñaran con rabia las tijeras y empezaran a avanzar los recortes, tijeretando todos los derechos que en los últimos 40 años habíamos levantado. Hoy reducirán los impuestos a los 4 más ricos y nos cercenaran la cultura, la educación, los servicios sociales, la sanidad. Hoy no dan ganas de mirar al futuro. Hoy sé que jamás ningún androide me servirá un martini removido y no sacudido mediante hablo de poesía con un alienígena nacido en Alfacentauro

sábado, 12 de noviembre de 2011

Yo también deseé ser Apache

Como Kafka, quizás como todos, yo también de niño deseé ser apache.
Siempre alerta, cabalgando veloz, a través del viento,
estremeciendo la tierra temblorosa bajo los cascos de mi caballo,
a pecho descubierto detrás de la caza,
desbocado, acelerando mi montura sin espuelas,
con los brazos en el aire, empuñando arco y flechas,
dirigiendo mi rumbo sin usar las riendas,
atravesando la pradera sin encontrar resistencia a mi hombría,
probándome cada día.

Quizás mi problema estribe en que todavía hoy,
cuando ya hace tiempo que he superado los cuarenta,
haya días que sigo deseando ser apache,
a pesar de conocer su triste destino:
Velar las armas mientras suenan los tambores de guerra,
danzar hasta la embriaguez para evitar el miedo,
pintar mi piel y la de mi montura,
despedirme de los míos al final de mi aldea,
lanzarme con la cabeza henchida de soberbia y a pecho descubierto,
armado únicamente con mis flechas,
contra el poderoso, inculto y ciego invasor,
que impide que mi familia siga viviendo en comunión con la pradera.

Gritar al viento,
parecer fiero un instante,
perecer salvaje.

Deseo ser apache mientras signifique enemigo para el invasor,
apache que elige perecer antes que morir varado en la reserva.

Parafraseando Deseo de ser piel roja de Franz Kafka y de Morey, ilustracion de Fritz Scholder

sábado, 5 de noviembre de 2011

¡Que llueva, que llueva¡

¡Que llueva, que llueva¡
Platón en su cueva,
el tren de cercanías se vara en la estación,
por la riera baja navegando un camión,
las ratas callejeras juegan y nadan croll.
¡Que si! ¡Que no!
que caiga un chaparrón,
que lave la cara a la calles
y se lleve la contaminación,
que riegue los campos y los valles
y que nazca el champiñon,
que rompa los cristales
de la corrupción.

¡Que llueva, que llueva¡
Platón en su cueva,
se cae de nuevo la línea de alta tensión,
la ciudad se oscurece bajo el apagón,
enmudecen las mentiras de la televisión.
¡Que si! ¡Que no!
que caiga un chaparrón,
que sólo se escuche los sonidos
de la lluvia en el canalón,
que silencie los gruñidos,
de nuestro viejo colchón,
ahogando los gemidos,
que me arranca tu achuchón

lunes, 31 de octubre de 2011

Señaladles, apresadles

Digan lo que digan y las veces que lo digan las marionetas mal pagadas de los que cortan el bacalao, esta crisis no ha sido provocada por los peatones de la tierra, ni por su desmesurada afición al consumo a crédito, ni mucho menos por los ciudadanos de a píe y sus fundadas exigencias a favor de unos servicios públicos cada vez más desarrollados; pues el increíble aumento del PIB y de la productividad de los últimos años justifican sus modestas demandas.
Lo tapen como lo tapen y debajo de las capas de mentiras que inventen los peleles a sueldo de los reyes del mambo, la crisis ha sido provocada por los comportamientos delictivos de los directores de la banca internacional y los gestores de fondos de inversión, en colaboración con las agencias de raitin, y auspiciados por los reguladores de sistema económico, es decir, los directores de los bancos centrales, el FMI y el Banco Mundial.
Su voracidad les ha llevado a superar el normal y continuo goteo de capital que siempre ha fluido desde los pobres hacia los ricos, el trasvase de capital desde los humildes ahorradores hacia los poderosos capitalistas, siguiendo la dinámica de los vasos comunicantes que mantiene engrasado este sistema capitalista que requiere exprimir a unos para mantener la máquina en movimiento.
Pero su ambición desmesurada les ha llevado a agujerar la quilla de la nave que nos mantiene a flote por debajo de su línea de flotación: la seguridad de los depósitos bancarios, la credibilidad de las cédulas hipotecarias y la solidez de la deuda pública.
Los gestores de la banca, en cuanto han alcanzado la talla XXXL que les garantizaba el riesgo sistémico, se han jugado a la ruleta de la especulación un dinero que no era suyo (sino de los depositarios y fondistas), han empaquetado pura basura junto a hipotecas llenando el sistema de billetes falsos, y han apostado contra los estados más débiles con la intención de forzar el cobro de intereses altos por el dinero invertido con el dinero prestado por los estados casi gratis. Y ¿ahora nos extrañamos que en las cajas fuertes de las entidades financieras no haya un solo euro? ¿ahora imponen los mismos que han vaciado las arcas la urgente necesidad de refinanciar la banca con el sudor exprimido a los peatones que verán desaparecer sus derechos tan costosamente labrados?
No sé si es necesaria la recapitalización de los grandes bancos o la nacionalización de todos aquellos que requieran de fondos públicos. Lo que nadie puede dudar es de la necesidad de llevar ante los tribunales a los gestores que han vaciado los bancos, se han enriquecido ilegalmente y han provocado todo el dolor que conlleva esta crisis.
Señaladles, perseguidles, apresadles y encarceladles. Que no quede ninguno riéndose de nosotros.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Resistentes (Elogio a los viejos)

Avanzan decididos y tenaces en precario equilibrio por un fino alambre sobre el abismo, esquivando los golpes de la desmemoria y la artrosis.
Como incansables resistentes se levantan cada día, se acicalan, descienden el Annapurna de las escaleras que les alejan del resto y salen a la calle sobre sus zapatillas de felpa a comprar el pan, el diario y cuatro cosas más, haciendo economía de guerra sobre pensiones exiguas que nos deberían avergonzar.
En su avance incesante recopilan pequeños diálogos en las paradas del mercado, pasan en el parque revista a los miembros de su quinta, canturrean una vieja coplilla mientras lanzan sobre el enemigo el obús de la petanca, guardan caramelos en los bolsillos para los chiquillos, se hacen con una flor que regalar a su amada y, en las ocasiones, se marcan un bolero con un arte que para mi quiero.
Caminan encorvados y con paso corto, pero con la mirada altiva, conscientes del combate desigual que enfrentan cada día.
Recuerdan quienes fueron, lo flexibles que fueron sus cuerpos y no volverán a ser, las proezas que consiguieron en un mundo mucho más terrible que este que gira para nosotros ahora. Pero ya no nos cuentan todas las batallas ganadas, ni todas las guerras perdidas. No nos echan a la cara la sangre que vieron derramar por todas las cosas que no sabemos defender, que nos dejamos prender.
Rememoran los oficios vestidos, los países calzados, los nombres utilizados para escapar del hambre, de la tiranía, de la falta de esperanza. Sospesan todo lo andado y todo lo bailado y nos perdonan con orgullo las miradas conmiserativas que les dedicamos.
Y ya de vuelta, cuando apagan el televisor y dejan sobre la mesilla de noche las gafas para su vista cansada, anochecen satisfechos de su nueva victoria. No le temen a la muerte y, si la temen, se tragan su miedo.
Quiero llegar a su edad como ellos y mucho me temo que no puedo.

domingo, 23 de octubre de 2011

Temps de moniatos

Ja són aquí els primers matins freds, el despertar balb sota la grisor dels dies de tardor mullats en un txirimiri cansí cansat. I mentre que els boletaires esbojarrats matinen i els supers fan trontollar els camins que arriben a ciutat, jo obro ells ulls gairebé a mig matí per deixar escapar un somriure agraït:
És tan rebó trobar-te aquí! tenir on arrasar-me d’aquest fred sobtat. En mig de la peresa ben guanyada del diumenge pel matí, apropar-me a tu, trobar-te calenta i taronja com la carn dels moniatos, dolça i amb escletxes meloses com una magrana d’on de seguida que la prem manen sucs untosos i dolços. Tova només a les meves enbrencides, però ferma per subjectar-me i no deixar-me caure, abans de temps, en el meu abisme. Àgil per conduir el meu gaudi per les fulles caigudes de la teva resistència, a poc a poc, com el descens de les gotes de pluja dibuixant enigmàtiques escriptures als vidres de les teves finestres; salvatge com l’ulular de les aus nocturnes, inapel·lable com la força de les ones del mar ara que bufa la tramuntana. Fins que en fonc a la teva cova ferotge, amb ganes de plantar dins teu alguna cosa que esclati la primavera vinent.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Las cosas

Otras veces, no podían más. Querían pelear y vencer. Querían luchar, conquistar su felicidad. Pero ¿cómo luchar? ¿Contra quién? ¿Contra qué? Vivían en un mundo extraño y tornasolado, el universo brillante de la civilización mercantil, las prisiones de la abundancia, las trampas fascinantes de la dicha.
¿Dónde estaban los peligros? ¿dónde estaban las amenazas? Millones de hombres lucharon antaño, e incluso luchaban aún, por pan. Jérôme y Sylvie no creían que se pudiera luchar por divanes Cherterfield. Pero, no obstante, hubiera sido la consigna que los habría movilizado más fácilmente. Pensaban que nada los concernía en los programas, en los planes: no las jubilaciones anticipadas, las vacaciones alargadas, los almuerzos gratuitos, las semanas de treinta horas. Querían la superabundancia; soñaban con platinas Clement, con playas desiertas para ellos solos, con viajes alrededor del mundo, con grandes hoteles.
El enemigo era invisible. O, mejor dicho, estaba en ellos, los había podrido, gangrenado, destrozado. Eran los que pagan el pato. Criaturas dóciles, fieles reflejos del mundo que se mofaba de ellas. Estaban hundidos hasta el cuello en una tarta de la que sólo obtendrían las migajas.
(Lo querían todo y ahora. Querían ser amados y admirados sin causa justificada. Ganar dinero a cabazos sin merito alguno, sólo porque sabían lo que querían y se creían merecedores de todo)
Pero entre estos sueños demasiado grandes, a los que se entregaban con una complacencia extraña, y la nulidad de sus acciones reales no se insertaba ningún proyecto racional, que hubiera conciliado las necesidades objetivas y sus posibilidades financieras.
Los paralizaba la inmensidad de sus deseos.
Desordenando a George Perec en Las Cosas, 1965

lunes, 10 de octubre de 2011

La pobresa sobtada

El pobre de solemnitat està acostumat des de la més tendra infància a la misèria i les tribulacions que aquesta comporta. I malgrat que sempre es veu arrastrant esperances famèliques i la il·lusió de que en els propers cinc minuts mudarà la seva sort, finalitzaran els seus patiments i veurà la llum, té la pell dura, coirada i feta als cops i no es sobte cada vegada que la vida demostra que les coses encara poden anar de mal a pitjor. És potser per la seva obstinació a mantenir-se dret a pesar del xàfec més intens o a la seva capacitat per somriure cada vegada que escampa durant cinc minuts, que aquest pobre de naixement no da llàstima, sinó molèstia, tírria o en el pitjor dels casos fàstic.
En canvi és la pobresa sobtada la que ens commou i mou la nostra solidaritat, perquè entenem fàcilment que és el nou pobre el que pateix de sol a sol. Tothom sabem amb la rapidesa amb que ens acostumen a lo bo i com la nostra butxaca devora els augments de sou; així que podem comprendre fàcilment el patiment de la persona benestant que de cop i volta veu desaparèixer el dret a gaudir de les comoditats. Lacerant és el dolor que provoca veure com l’ingrés mensual que arriba a la nostra llar passa de cop i volta de més de 6.000 euros a un subsidi submileurista o si més no amb les rendes que ens pot donar un negoci a mig gas.
És aquesta pobresa sobtada la que més temem, perquè és la que ens pot afectar a tots, a l’arquitecte curós, a l’emprenedor ambiciós, a l’innocent divorciat, al transeünt accidentat, al comerciant despistat. I en solidaritzem amb la seva angoixa quan ha de treure als seus nens dels col·legis privats, quan ha de renunciar a les seves vacances de club, a pujar a esquiar, o a l’assegurança mèdica privada per conèixer per primera vegada les cues del CAP.
En canvi, encara no podem fer costat al pobre de solemnitat quan s’angoixa feixuga e innecessariament davant la possibilitat d’una sanitat a copagament, una educació pública no totalment gratuïta, o uns criteris més restrictius en la concessió de les rendes mínimes d’inserció. Tot ens arribarà.

domingo, 2 de octubre de 2011

La levedad de la vara de medir

Sin contar, necesariamente, con los increíbles avances de la ciencia médica, sin la mediación de vacuna alguna nos hemos vuelto inmunes al dolor ajeno gracias a la combinación de dos procesos complementarios: el descenso del nivel de empatía en vena y el incremento del egocentrismo subcutáneo. Con la excusa de ir siempre corriendo de un lado a otro, ahogados, y sin tiempo para hacer nadie sabe qué, no escuchamos a los otros y mucho menos los socorremos. Pero la enfermedad es aún mucho peor: ni tan siquiera cuidamos a los nuestros, ni regamos nuestros huertos.
Las costras que protegen nuestra fina piel reduce el número de amigos en función de su utilidad: más cuando requerimos más compañía y más soporte contra la voracidad del aburrimiento; menos cuando nuestra felicidad o nuestro éxito nos permite prescindir de lo superfluo.
Así los amigos (los próximos) que tenemos son sólo los que requerimos: más para una mudanza, menos para los tiempos de bonanza. Más para acudir a sus fiestas y banquetes, menos para albergarlos en nuestros estrechos refugios. Más para requerir de sus atenciones y su comprensión ante nuestras preocupaciones, menos para mimarlos durante sus aburridas y reiteradas depresiones.
Porque hemos aprendido del movimiento planetario de rotación, que en nuestras relaciones todo debe girar en torno a nuestro yo. Son nuestros problemas los protagonistas, los que requieren de oídos atentos, hombros prestos a ser humedecidos, pañuelos atentos, palmaditas en los hombros y consuelo. Son nuestras ganas de asueto las que requieren zapatos de tacón, pasos de bailes, palmas, chistes y requiebros.
Pero no recordamos nuestras obligaciones como centinelas, descuidamos nuestra ronda y se corrompen nuestras aguas olvidadas. Y en caso de tener que contar con otra baja, no importa, la culpa siempre será de ellos.
Descuidados de nuestras responsabilidades para con la fina pero precisa física gravitatoria que mantiene la alineación perpetua y perfecta de los planetas, en un débil equilibrio que impide que se salgan de sus casillas; caminamos renegando de los males injustificados que caén sobre nosotros cada mañana cuando leemos el horóscopo.
Imagen: Dimitri Maksikov

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Xàfec

Tanta calor i tanta pols pegada a la pell suada dels carrers. Tanta xafogor ara que els nens van escola i ja no toca. Les platges obertes encara mentre estem nosaltres aquí, tancats a les feines. Aquest estiu que no acaba i ens obliga allargar les nits a les terrasses dels bars, bevent ingenus, com si encara tinguessin cap motiu per brindar, ara que l’estiu marxa i la tardor bé carregada de negror.
I de sobte un xàfec de realitat. Com un llamp, l’aiguat violent se’n dur tot record de l’estiu, posant fi a la llum mandrosa de les tardes relaxades.
Marxen plorant els nens a escola sota la pluja. Se’n duen les aigües vorera avall les nostres il·lusions altra volta malament aparcades a la riera. I se’ns neguen els ulls, conscients de que s’acaba l’estiu, deixant pas als dies i les persones grises.
I caminem moixos, les mans a les butxaques, el pas tremolós, la mirada perduda. Vençuts perquè ja no ens recordem on es guarda cada dia 21 de setembre l’estiu. Sense esma per afrontar els dies freds i curts que venen sense esperança de joia, perquè ja fa massa temps que desatenem les senyals del nostre cor bullent que, en un llenguatge atàvic, batec a batec, ens xiuxiueja que l’estiu mai té fi, que l’estiu habita aquí.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Ciego egoísmo

Desde nuestro egoísmo, que es el único lugar desde donde automáticamente actuamos y tomamos decisiones, sin tomarnos el cuidado de meditar su impacto en nuestro entorno, su huella ambiental o los daños colaterales en la población civil que nos rodea, todo parece fácil y poco separa nuestro modo de hacer del que usara el hombre primitivo, que se desenvolvía en una selva sin preceptos morales, ni sombra de justicia, equidad, respeto o empatía, sólo apetitos.
Nuestro egoísmo nos empujaría a vivir como en nuestros sueños, dónde somos absolutos soberanos, todo es posible, nadie sale herido y no hay repercusiones. O como en las series de dibujos animados, donde el daño generado en una escena no deja huella para la siguiente corrediza.
Los tiempos nos empujan a acomodarnos en un egoísmo postadolescente, una evasión constante. Queremos mantenernos siempre alejados de las responsabilidades, de las decisiones ponderadas, de la valoración de los impactos de cada uno de nuestros pasos. Y aún conscientes de que no es posible, siempre que podemos lo evitamos: que decidan los demás.
Los medios nos facilitan un lugar para nuestro egoísmo postadolescente: las redes sociales, las webs nos permiten transmutarnos en avatares vacíos a quien nadie puede pedir responsabilidades, sobre los que no se puede abrir una causa legal. Y nuestra cobardía puede esconderse en un número creciente de heterónimos, o simplemente llenar parcelas de aburrimiento en un tráfico poco ético de Sims.
Difícil valoración de un trastorno, que no conduce a ninguna parte: una vida para enanos.
Ilustración: Javier Tejero

lunes, 12 de septiembre de 2011

Propicio precipicio

¿Qué se esconde en la cara oculta de la verdad vociferada por los medios de comunicación? ¿Quién está en riesgo? ¿Quién con el agua al cuello? ¿A quién hay que rescatar? ¿Quién estiró más el brazo que la manga? ¿Quién gastó lo que no tenía? Muchas incógnitas bailando en el aire y nadie interesado en despejar la equis.
¿Quién ganó con la burbuja inmobiliaria? ¿Quién se lleno los bolsillos con la especulación financiera? ¿Quién gana ahora en tiempos de aguas revueltas? No son los mismos organismos inmutables.
¿Quién vigila? ¿A quién vigila?
¿A qué se dedican todos los burócratas que calientan las sillas de los cargos oficiales? ¿Dónde miran para no ver nada? Su ombligo les hipnotiza y les hace creer que no son responsables.
¿La justicia es ciega o cómplice? ¿Desconocen los juzgados lo que es un delito? ¿No se exigen responsabilidades a quien ha robado más allá de nuestro dinero, nuestro futuro?
Todos y cada uno de los miembros electos de los parlamentos otrora dichos democráticos, ¿pueden mirarse a la cara y no escupirse?, pues, como los miembros de la iglesia no creen en la existencia de Dios, ellos conocen la hipertrofia de la parodia de su barato teatro. ¿Servidores del pueblo, salvadores de la patria? Sólo les mueve su ego, sólo defienden las oscuras manos que financian sus partidos partidarios.
¡Que asco!
¿A quién beneficia este propicio precipicio? ¿Quién se hará de oro malvendiendo el Partenon, la educación publica, el estado del bienestar o Europa? ¿Qué demente fanático piensa que un capitalismo chineizado y mafioso le generará más beneficios?
¡Caigan los Mamuts primero! Juguémonos un órdago a la grande. Dejemos caer a los bancos alemanes simplemente para saber quien gana.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Descanso vacacional

Escapismo. Ingenua huída temporal de la rutina. Elegido y buscado trastorno de la personalidad. Amnesia selectiva sobre los compromisos y las responsabilidades. Pelotazo hacia delante.
Consciente olvido de los días pasados y construido descuido del futuro. Suspensión temporal del yo de los días laborables. Infantil concepción del mundo como un lugar por el que caminar sin recibir heridas. Paréntesis uterino de felicidad. Pelotazo hacia delante.
Días de verano, arena blancas en las playas vírgenes de las ciudades turísticas, siestas sin final señalado, países exóticos de nuestro mundo interior, tiempo para leer hasta el aburrimiento, guiños en los chiringuitos, jugar como niños, bailar como locos.
Levitar en el tiempo ajeno a las noticias de los diarios, impermeable al desaliento. Toma de tierra, recarga de las baterías, corte, lavado y peinado de las neuronas. Descarga y vaciado de los depósitos grises.
Y el sol bronceando nuestro cuerpo desnudo en una soledad interior tanto tiempo anhelada, lalala...


Ilustración: Viejo desnudo al sol de Ramón de Errazu

viernes, 5 de agosto de 2011

Ale, Ale, Alegría!

Como no me va a gustar lo poquito de vida que nos dan todos los días para mojar con el pan,
si soy de los que chupan las cabezas de los buenos momentos y se lamen los dedos untados en las risas de los viejos.
Como no me voy admirar de los paisajes, los paisanos y las sorpresas impensables que pasan a cada rato, dando una vuelta más en este carrusel planetario:
cascabeles, panderetas, palmas, palmas, que se acaba la brisa de tu falda.

Y de tanto en tanto echo el freno madaleno y enciendo el ventilador pues me muero de calor.
Se decreta paellita, cascarillas, cervecitas y helado de sandia;
para escuchar atentamente las anécdotas que viven mis coleguillas,
y a luego en la sobremesa, un ratito de filosofía, cabalgando fieramente sobre las tumbonas:
Salpicaduras, chapuzones, agua fría lamiéndote los colores, al sol saliéndole los rubores.

Y ahora que revienta el verano aparto un rato las preocupaciones y aparco las reclamaciones,
detengo la rotación de la Tierra, se para el cosmos: esta es la siesta.
Aprovecho para leerte, mientras tu me dibujas con tus pasteles,
cuatro cuentos hilvanados que todavía no he pensado,
y no sé como, pero siempre nos escapamos de la crisis cuando me cuelo en tu regazo:
Griterío, algarabía, carcajadas y cosquillitas, que corren los niños jugando al pilla-pilla.

Ilustración: Murakami

miércoles, 3 de agosto de 2011

El lado oscuro de lo bueno

Todas las cosas oscuras son claras, diáfanas y no tienen curvas.
Por ejemplo… el infierno incendiado es infinito, eterno, sin salida, con normas claras y sin remisión;
y… el mal no busca justificaciones, ni comprensión, es un atajo hacia el fin buscado que no se para a pensar en los desastres que genera en el camino.
Difícilmente podemos decir lo mismo de las cosas buenas, sobre todo, de aquellas hacia las que nos aboca la publicidad.
Por ejemplo… nuestro bienestar suele estar construido sobre el engaño a los demás o sobre la explotación de los distantes.
… nuestra amado país tan pequeño se aísla del mundo tras férreas alambradas, excluyendo de su paraíso a los hambrientos y negándoles los bellos cuerpos legales que a nosotros nos protegen, temerosos de que no haya para todos.
… nuestra libertad se erige sobre el sometimiento de otros o sobre el abandono del cuidado de los nuestros, pues sólo los egoístas pueden disfrutar del tiempo, realmente libres.
… nuestra satisfacción se basa en el consumo de bienes que no alcanzan los demás, en el uso de individuos ingenuos que creen que les regalamos altruistamente nuestro tiempo, cuando vampirizamos su vida en nuestro propio benefició.
… nuestro éxito conlleva el fracaso de los otros, no mirar hacia nuestro alrededor y olvidar que los perdedores no verán el paisaje que nosotros disfrutamos, malviviendo a ras del suelo.
... y nuestra alegría sólo se mantiene gracias a las orejeras que nos calzamos, a pequeños vicios inconfesables y a un total olvido de nuestro alrededor.
Todas las cosas buenas que perseguimos son oscuras y están llenas de recovecos y tinieblas que por instinto de supervivencia olvidamos, seguramente porque se consiguen a costa de los demás.
Aún así, en mi caminar cuidadoso, intento minimizar mi huella, desear cosas mínimas, disfrutar de cosas gratis al alcance de todos, no sacar los codos, tender la mano y pisar de puntillas.

domingo, 31 de julio de 2011

Consciencia de clase

Como el perro, que nacido entre el rebaño, se cree una oveja más y se juega la piel ante los lobos para defender a su adoptada familia, muchos seres se creen, equivocadamente, personas humanas, siendo como son simples bóvidos esclavizados: vacas sometidas a la dictadura de las ordeñadoras automáticas conectadas a un sistema del todo ajeno a su condición.
Pero un día estas vacas despertaran de su ilusión y abandonaran su cueva, donde las sombras deformadas de la realidad les mantienen en la ilusa creencia de una justicia imparcial y una democracia imposible de mejorar.
Un día, que cada vez está más próximo, pues es ahora, en temporada de vacas flacas, cuando los tirones sobre sus ubres son más intensos, la explotación ganadera más avariciosa y se decretan hambrunas a expensas del futuro de sus terneros, cuando la paciencia de los placidos puede agotarse. En estas circunstancias, no es de extrañar que el animal se despierte y muuUja.
Y aunque los dueños de la ganadería han dibujado estrategias para mantener a los bóvidos en la inopia o atenazados por el temor de que cualquier cambio será siempre para peor, más cornadas da el hambre. Así que no es de extrañar que en los corrales se preparen Sanfermines y las placidas vacas lecheras ahítas de mala leche se transformen en toros de lidia y embistan contra los hombres que las devoran.
Simplemente es necesario sacudirse las orejeras para poder ver que aquellos que nos susurran cuentos chinos no son, digan lo que digan, de nuestra especie, y que para ellos sólo somos carbón que alimenta sus calderas. Embiste y cornea.

domingo, 24 de julio de 2011

Apalancamiento

Como en una historia de la baja edad media, sobre una tierra agotada y unas masas famélicas, desesperadas y confusas se abalanzan unos señores feudales malvados de la orden de los Mercados, exigiendo un diezmo aún más grande, imponiendo derechos de pernada, exprimiendo las últimas monedas de los plebeyos para rellenar sus repletos graneros. Y ante estos malvados globales, los gobernantes locales, actuando como aleccionadas marionetas, no se resisten e imponen medidas cada vez más crueles a sus súbditos para evitar perder sus prebendas, mientras el hambre y la desesperación van adueñándose de cada vez más barrios hasta que despierte, sin remedio, la revuelta.
Los señores nos reclaman un dinero que nunca existió, que nos prestaron pero que nunca tuvieron, porque a diferencia de los peatones a los que sólo nos dejan gastar el dinero que ganamos con el sudor de nuestra frente, a los banqueros les es permitido multiplicar los panes y los peces. Es el apalancamiento. Cualquier banco puede no sólo prestar el dinero que tiene en depósito de sus clientes, sino al menos diez veces más de un dinero inexistente y cobrar intereses por esa nada. Aplicando esta ley del embudo, todos los bancos en su conjunto pueden prestar este dinero que no tienen a nuestros países comprando su deuda soberana, a un tipo de interés que ellos manejan, a través de la santa trinidad de las agencias de calificación Moodys, Standard&Poors y Fitch, y que se desviven en incrementar para ganar más y más. Les permitimos que nos presten lo que no tienen y que nos cobren por el préstamo lo que ellos deciden.
Pero el colmo de males es cuando, de los bolsillos de todos los mortales se dan grandes fondos de rescate para salvar a los bancos (reduciendo la capacidad del Estado para mantener el bienestar y la protección social) y estos los dedican a la compra de deuda soberana, e imponen a los estados condiciones draconianas para la emisión de esta deuda, mordiendo la mano que les vino a salvar del abismo.
Pero nadie hace nada. Pues los señores feudales dominan férreamente las hordas de sus tres ejércitos salvajes y criminales que imponen este cruento destino e impiden cualquier alternativa. Asi, las fuerzas de represión de los estados evitarán, aplicando al menos la fuerza física necesaria, la rebelión de los peatones pagadores de impuestos; las fuerzas de represión de la imaginación, compuesta de miles de expertos y catedráticos a sueldo, repetirán machaconamente las mismas mentiras hasta que la plebe crea que no queda otra salida que haber pedido muerte; y los sátrapas locales, envestidos de democracia, nos mentirán sin vergüenza como vendedores de crecepelos, consiguiendo que los elijamos para hacer unas cosas y haciendo las contrarias, imponiéndonos la ingesta de su aceite de ricino como solución de sus males.

sábado, 16 de julio de 2011

Meteliteratura

Dediqué todo el año 2008 a Bohumil Habral, que, de tanto en tanto, le diese el salto lanzándome al regazo de Ítalo Calvino no puede considerarse una infidelidad, pues mi historia con el maestro italiano venía arrastrándose desde cuando en mi pubertad lo descubrí de la mano del simple de Marcovaldo; así que recaer y dejarme seducir por una de sus breves y ya conocidas historias, era como recurrir al sexo cómodo y seguro que ofrecen los exmaridos si los llamas por teléfono con cualquier peregrina escusa.
Pero seamos francos, mi dedicación a la literatura checa, en concreto a la obra del autor borrachín y con tendencias suicidas de Brno sólo se debía a mi rotundo fracaso sentimental o, más explícitamente, a la facilidad con que X me tiro abandonado como una colilla en una cuneta después de una relación de 96 meses. Admitámoslo, la técnica del avestruz me había enclaustrado en la literatura hasta una tarde de finales de noviembre en que viajando en un autobús de la línea 22 escondido entre las renglones de Una soledad demasiado ruidosa me llamó la atención la conversación que una joven mantenía por su teléfono móvil.
La joven de moño alto y altivo un poco descompuesto por el ajetreo de la jornada laboral encajaba perfectamente en el estereotipo de profesora de música de colegio religioso. En cambio, la conversación que mantenía y, aparentemente, guiaba alguien al otro lado del inalámbrico parecía según todos los indicios encuadrase en el género libidinoso, más exactamente, en alguna de las variantes de los juegos que frecuentan los adictos a la dominación.
Así que perdí el hilo del relato que me contaba Hrabal y pegué mi oído allí donde no me llamaban. Al cabo de pocos minutos me dí cuenta (o quise darme cuenta) de que al otro lado de la línea no había nadie, que la conversación era fingida, lanzada al vacío como una llamado de auxilio.
No te extrañara, que decidiese descender con ella en su parada como si obedeciese a un resorte, aunque me cogiese a trasmano de mi destino, y que la abordase antes de llegar a la primera esquina con ninguna intención premeditada, pero seguramente con mayores esperanzas.
Durante los siguientes meses el libro de Habral quedó abandonado sobre su mesilla despanzurrado, amenazando descuadernarse y no revisité ni una sola vez a Calvino. Falta de tiempo.
Necesité unos meses para acostumbrarme a deshacer aquel moño tan bien hecho, para liberarme de nuestra carrera en búsqueda de la perfección en diferentes variantes técnicas del spanking y volver a recuperar nuevos paréntesis para acabar aquel libro de Habral abandonado a su suerte y encontrar en los experimentos de Fernández Mallo una literatura más adaptada a los cortos espacios de asueto que ella me permite entre llamada y llamada desde su iPhone.

lunes, 11 de julio de 2011

Miércoles mercado

Y mira lo que me han dicho en la lechería de la Boquería,
me han dicho que me comprarías lo que yo vendía,
y me he quedado prendado de tu risa, prenda.
Me ha contao la señora que vende el bacalao,
que no me achique que soy un chaval bien salao,
que tengo que tener más confianza en mis jugadas por tu banda
y tirar más veces contra tu portería.

Y mira lo que me han dicho esta tarde en la Boquería,
que ya sabes que cuando empiezan con una habladuría,
nadie puede frenar de tanta lengua tanta energía,
que en todos los puestos saben de estrategia y de artillería.
El de los despojos me ha comentao que el que te sigue te consigue,
que no me apoque que soy muy payaso y no me hago pesao.

Y mira lo que me han dicho en la frutería de la Boquería,
que las pescadillas que bailan como tu no tienen espinas,
pero que se escapan de las manos si te descuidas como las anguilas.
Y ya no me ha quedao más remedio, tras tanto consejo y palabrería,
si es que quiero volver a comprar antojos en la pastelería,
que apretarme los pantalones, comprarte estos claveles rojos
y venir a cantarte a tu portería esta descarada bulería.
Así que no me des calabazas niña que se ha acabao la lejía en la droguería.


Ilustración: Gossip Norman Rockwell

domingo, 10 de julio de 2011

La teoría de la filtración

La idea de que cualquier cosa que haga aumentar los beneficios empresariales es buena para la economía se impone a golpe del yunque que imponen los medios de comunicación, los think tanks y los partidos políticos de derecha e incluso socialdemócratas.
La idea machacona que se repite constantemente es: la regulación siempre es mala, lo que es bueno para los banqueros es bueno para la economías, las reducciones de impuestos son el elixir universal.
Durante los dos últimos años, los beneficios se han disparado, mientras que el paro ha seguido siendo desastrosamente elevado. ¿Por qué iba a creerse nadie que entregar aún más dinero a las empresas, sin límites ni requisitos, conduciría a una creación de empleo más rápida? ¿Cómo puede alguien imaginar que la falta de capital empresarial es lo que está frenando la recuperación ahora mismo?
La derecha afirma que las empresas no son capaces de invertir debido a la incertidumbre política. Eso es falso. La verdadera razón por la que las empresas acumulan capital inactivo es la falta de demanda de los consumidores.
Las grandes empresas ya tienen el dinero que necesitan para expandirse; lo que falta es un motivo para expandirse, al estar los consumidores contra las cuerdas y el Gobierno recortando drásticamente el gasto.
Lo que necesita nuestra economía es que el Gobierno genere empleo directamente y que se aligere el peso de las deudas hipotecarias de los consumidores sometidos a presión. Lo que no necesita en absoluto es que se transfieran miles de millones de dólares a unas grandes empresas que no tienen intención de contratar a nadie salvo a más integrantes de los grupos de presión.
La impostura que se esconde tras el ruido continuo del yunque es un objetivo no explícito: el deseo de desmontar y llevar el desastre a la economía del bienestar. La teoría de la filtración, una vez descubierto el trilero, hace agua.
Estracto manípulado del artículo de Paul Krugman El timo del Capital empresarial aparecido en El País 10/07/2011

miércoles, 6 de julio de 2011

En los bolsillos...

Las llaves de casa, un teléfono móvil de cuando iban a cuerda, un pañuelo sudado a consecuencia de este soleado día de verano, un par de canicas de colores que mudo de bolsillo en bolsillo desde que tenía diez años, la cartera encogida e introspectiva llena de tarjetas: de visita, de identidad, de débito y de crédito, de la sanidad pública, de la red de bibliotecas y la T-10, la llave informática de la astronave que compramos en los encantes viejos y aún tenemos que reparar, las llaves de tu casa que una vez me dejaste con la excusa de regarte unas plantas que resultaron ser de plástico y que no te pienso devolver jamás; un borrisol formado por el polvo del camino ya recorrido, la memoria usb que llevo por si quiero que falle la mía, unas cuantas pegatinas para poder reivindicar principios que están a punto de clausurar, unas notas desordenadas de música de la canción que intento tararear, otras cuantas monedas: entre ellas, naturalmente siempre, un par de otros lugares para recordarme que en última instancia puedo escapar, y un par más fuera ya de circulación para tener siempre presente que el dinero sólo posee un valor efímero y ridículo, un agujero por donde dejar perder lo que ya me pesa en los bolsillos, por donde dejar entrar las brisa que se cuela por los bajos de mis pantalones y un trocito de tiza azul.

Inspirado en faceyourpocket

sábado, 2 de julio de 2011

Por fin es viernes

Mal llego al viernes arrastrado como araña sin patas, que aún no soy inmune a la semana laboral, que aún no encontrado vacuna para tanta rutina/responsabilidad; con tantos años como llevo resistiéndome a madurar, nacido para jugar.
Mal llego al viernes vaciado, la casa patas arriba, lo doméstico postergado, el refrigerador temblando bajo la lista que en el pende imantada de tareas pendientes y problemas por solucionar, yo sólo quiero jugar.
Mal llego al viernes como la cucaracha que ya no puede caminar, un montón de facturas por pagar, la declaración de hacienda por contestar, la hucha que no para de llorar; y, después de tantos años, no me he aprendido a resignar.
Llego a casa sudado, maltratado, preocupado, estresado, noqueado, ¡que alguien me ponga a lavar!
Pero bajo la helada agua de la ducha recuerdo que es verano, afino el oído y capto el bullicio de los niños en el parque, cierro los ojos y veo el vuelo de las faldas ondeando como bandera de la patria de las cigarras, decido contraatacar. Olvido los quehaceres.
Me armo hasta los dientes, llamo a los aliados, me atrinchero en la terraza de un bar, pago la primera ronda y nos ponemos a jugar. Hablamos de lo humano y lo divino. Sentenciamos este calor de julio no se puede aguantar y por un momento no recuerdo tanta indignidad.

jueves, 23 de junio de 2011

Arrrrrrrg!
Grito profundamente y cierro la puerta delante de mí, no pienso volver a entrar allí en los próximos días. Escapo de aquí y escapo de mí. Necesito el aire fresco de un lugar alejado. Horizontes despejados, verdes colinas y una toma de tierra, para volver a enfrentarme a tanto problema.
Bendita inconsciencia. Entretenimiento inocente. Juegos de niños con zapatos nuevos. Piruletas de colores. Mochila a cuestas. Esquinas nuevas donde nunca antes mehe perdido. Patio de recreo. Solsticio de verano. Verbena. Ilusos cohetes explosionando con la vana esperanza de llamar la atención de las eternas estrellas. Buena compañía para celebrar la soledad. Una copa de más. Rezagarse en la cama antes de empezar.
Pacer despacio por otras calles, alimentarse tranquilo de otros paisajes. Jugar a buscar las siete diferencias en todos estos lugares tan semejantes. Cuestas abajo. Cansarme de jugar, de correr y saltar, de curiosear. Olvidar.

viernes, 17 de junio de 2011

La resistencia de las ranas

Si una rana salta sobre una olla de agua hirviendo, de un salto sale de ella. Nada la engaña y escapa del peligro. En cambio, si una rana cae en una olla de agua tibia y la temperatura del agua va subiendo, la rana permanece en ella, resistiendo la tortura. Sudando pero resistiendo, no se mueve hasta que ya es demasiado tarde y perece.

Nosotros no somos príncipes azules, pero tampoco indefensas ranas en manos de otros crueles reptiles. Nosotros, los peatones, también reaccionamos más fácilmente ante un abuso violento, repentino y manifiesto. A nosotros, los ciudadanos, también nos cuesta más (ocupados como estamos por circunstancias banales como sobrevivir, ver crecer a nuestros hijos, cumplir alguno de nuestros sueños y, de tanto en tanto, respirar) advertir cómo, poco a poco, los poderosos van mermando nuestros derechos tan difícilmente conseguidos.
Nosotros los anónimos, atareados como estamos en ganar el dinero suficiente para hacer frente a todos los recibos y llegar a fin de mes, o distraídos como caemos por tantas cosas que nos llaman la atención en este maravilloso planeta y en este maravilloso siglo que nos ha tocado en suerte vivir, somos fácil presa para sus malas intenciones.
Así, que como monos de goma resistimos cada vez que nos dan más leña y nos aprietan una vuelta más la tuerca; pero se olvidan que existe un umbral para nuestra paciencia, un límite para despertar nuestra rabia, como mecanismo de autodefensa.
Esa línea roja ya se ha cruzado. Cada día la minoría silenciosa y borreguil está más desnutrida, por lo que se producen continuas escisiones y ya se escuchan por todas partes los aullidos de los otrora pacíficos corderos.
Los que más padecen, los que están al borde de la desesperanza y el desahució, los que temen por el futuro de sus vástagos reaccionan, protestan, se defienden.
Los que simplemente despiertan y se dan cuenta de que sus derechos son menos ahora que hace unos pocos años, que los ricos llevan tiempo con las manos en sus bolsillos, planeando como robar los sueños a sus hijos salen de la olla, bajan de la inopia, toman las plazas y protestan indignados.
Cada día más familias están al borde del límite del sufrimiento humano, cada día más peatones despiertan indignados, cada día más ciudadanos conocen el truco de los trileros descarados que les esconden su futuro con cualquier excusa. Cada día está más próxima la revuelta contra los batracios.

Ilustración: Alejandro Villen

martes, 7 de junio de 2011

Common people

vull viure com viuen els altres, vull fer les coses que fa la gent normal.
Vull sentir el riure de la canalla grimpant pels arbres del parc,
vull sentir les històries de la iaia quan torna de fer la partida amb les noies de la seva edat,
vull anar mig adormit en metro a treballar i fer hores extres d’amagat,
vull comprar-te aquell caprici que mires cada vegada que passem per aquell vitrall.

vull avançar una mica més que els altres, que els que ja havien estat, tenir l’horitzó a tocar,
vull acampar totes les nits a les places, passar les tardes debatin com això es pot arreglar,
vull somniar que sortegem aquesta crisi, que es mullem i es posem plegats a remar,
vull veure com els que infligeixen dolor a la gent pagen amb escreix per tot el mal que han fet.
vull retornar de nou a Ítaca i descobrir que és el lloc que estava esperant.

vull parlar amb els grans a la cola del pa i saber que no hi ha res que els pugui enfonsar,
vull trobar a la colla en el bar, no haver de parlar de misèries, que el futbol sigui el pitjor mal,
vull mirar de reüll les cames de les altres i imaginar, un segon, que sempre puc de nou escapar,
vull tornar content a casa i triar la faldilla amb la que m’acompanyaràs a la revetlla a ballar,
vull confiar que la terra tornarà a girar una volta i, si es pot, follar de tan en tan.

vull viure com ho fan els altres, veure les coses que veu la gent normal,
vull dormir amb gent normal com tu, vull dormir amb gent normal com tu...

Parafrasejant als Manel
Fotografia: Núria Recaj

lunes, 30 de mayo de 2011

El silencio de los corderos

Si te paras un instante y observas con detenimiento e interés el rebaño, verás como los corderos tiemblan constantemente mientras pacen.
A simple vista puedes creer que las ovejas sonríen satisfechas mientras devoran tanto la verde hierba de la primavera abundante, como cuando degluten los secos pastizales de los campos agotados, como ahora. Pero, si te fijas, verás como constantemente tiemblan, sacudidas por un miedo no digerido que ya no comprenden. No recuerdan que es lo que temen: Si a los peludos perros que las rodean sin parar de ladrarles evitando cualquier discrepancia, cualquier resistencia al avance, cualquier intento de fuga hacia delante o hacia otra parte. Si al cayado pastor sujeto a su callado que ordena a los canes y tiene potestad para decidir quienes entran, quienes salen. O incluso a algo o alguien más abstracto y distante que saben manda sobre el todopoderoso pastor y continuamente le reclama sacrificios para saciar un apetito inagotable que siempre requiere más víctimas, más lana, más sangre.
El rebaño ha aprendido a subsistir a este continuo sacrificio mediante el desarrollo de elaboradas técnicas de autodefensa: El olvido no les permite recordar los que ayer estaban y hoy se han ido. La inconsciencia les permite pacer ajenos al ruido silencioso de las sierras eléctricas de los mataderos que esperan sus huesos. La indiferencia les permite creer que serán otros los desaparecidos los sacrificados. La arrogancia o la locura les hace creerse perros o pensarse incluso pastores.
Pero, de tanto en tanto, en medio de esa mayoría silenciosa que parece sonreír por cosas insignificantes mientras no para de temblar de miedo, aparecen ovejas de lana negra como la boca del lobo, pequeños corderos que desoyen las advertencias del rebaño, que violentan el silencio de los corderos y balan, primero tímidamente, luego más seguido, más fuerte. Y de tanto en tanto se tiran al monte, se escapan de su destino y se asilvestran.

domingo, 29 de mayo de 2011

Moviento cíclico

Es cíclico. Siempre sucede igual. Nadie lo recuerda, todos lo olvidan. Nadie aprende. Es cíclico. Desde los oscuros tiempos de las cavernas, los robustos gorilas carentes de perspectiva, imposibilitados genéticamente para concebir la idea de progreso, la existencia de alternativas a lo evidente y repetido, defienden, garrote en mano, lo suyo y lo de su amo, las costumbres y las prebendas, lo de siempre y el pasado, su olor a rancio y su proceso de putrefacción ya tan avanzado. Gorilas organizados que secuestran las voluntades de la mayoría silenciosa, cobarde y artificialmente mantenida en la ignorancia de las sombras. Gorilas que no dudaran en golpear, como autómatas bien adiestrados, sobre cualquier joven hereje que ose cuestionar su calendario, su diccionario, su costumario, que son siempre refutables, para bien o para mal.
Por suerte, todos lo olvidan. Nadie aprende. Es cíclico. Y desde los oscuros tiempos de las cavernas, seres minúsculos, que podemos denominar peatones, toman periódicamente las plazas, retando el orden sacrosanto, para contrastar sus visiones, para tejer nuevas y coloridas hipótesis, para dudar sobre la inmovilidad de los astros o del tiempo, para preguntar sobre el sentido de tener hambre sin quejarse, para mofarse de las ridículas limitaciones que intentan poner esos gorilas pretenciosos al paso del tiempo. Pero, sobre todo, para dar luz o para dar a luz nuevos caminos, nuevos futuros.
Es cíclico. Siempre sucede igual. Al principio tomar las plazas cuesta trabajo, sacrificio, incomprensión, dolor y golpes. Los establecidos miran por encima del hombro a los nuevos, porque visten distinto, hablan diferente y piensan nuevo. Pero luego, la fuerza de las palabras se desborda, la razón se contagia como un virus inevitable, conquistando hasta al individuo más reseco. Y al final, siempre pasa lo mismo, los gorilas son denostados y maltratados por la historia y los peatones celebrados ponen nombre a las plazas. Pero cuidado, hoy la tierra es redonda, mañana habrá de nuevo otros gorilas. Es cíclico este avance continuo.
Gracias a las personas que hacen posible que la esperanza acampe en nuestras plazas.

domingo, 22 de mayo de 2011

Hasta las estatuas

Ni un día más me quedaré sentado aquí en la penumbra de un sistema tan extraño. Cae la tarde y decidí esta vez de tomar una determinación. Esperando un cambio me quedaré. Persiguiendo una salida al compás de vuestras palabras. Dibujando una esperanza me quedaré entre el sol y mi corazón. Junto al estanque me atrapó la ilusión, escuchando el lenguaje de las gentes aprenderé a salir de esta sinrazón. Ya no soy metálico en esta plaza sin pánico. Con mi pensamiento sigo vuestro movimiento que dibuja una grieta de esperanza en este mundo tan cruel y oxidado, que abre una vía de salida de esta jaula tan bien vigilada.
Y me transformo agradecido de vuestros impulso que incluso a mi, que soy de piedra, me transforma y colorea.
Parafraseando a RadioFutura
Fotografía: Josep Maria Cortina

sábado, 21 de mayo de 2011

Saber on ficar-la

No sempre és tant fàcil triar. Molt sovint al mercat hi ha sobreoferta de productes seductors i al final no saps si decantar-te pel peix o la carn, o si al final el millor es fer-se vegetarià. I si parlem d’altres necessitats més espirituals, just ara que avancen volant els dies de primavera, no saps si mirar el vol d’una faldilla cap a l’esquerra o el vall d’una regatera cap a la dreta. I és encara molt més complicat saber que faràs aquest capvespre amb tantes ofertes i oportunitats; molt més difícil saber que seràs a l’endemà, si voldràs ser sioux, perroflauta, gafapasta o un home com cal.
En canvi a l’hora de votar cada vegada ens ho posen més fàcil.
Com sempre ens trobem amb els polítics demagogs i populistes que consideren que som rucs o retardats i no ens ho amaguen, sinó tot el contrari, se’ns pitxin a la cara i que, clar, hem de descartar.
Després estan el senyors de les poltrones acostumats a prometre, dir i desdir-se amb l’únic objectiu de continuar mantenint les seves prebendes, ja que és molt clar que la bona vida i l’estatus social generen una malsana addicció.
D’altra banda estan els que es diuen obrers i han oblidat d’on venen i cap on van, escolten al milionaris i les agències de raiting per terminar pagant amb els nostres diners, amb els nostres drets, els fracassos dels financers.
Menys mal que està la gent que vetlla l’esperança aquestes nits a les places per obligar-los a mirar-nos d’una vegada.
Jo votaré, com sempre, Guatemala per ser responsable de caure en Guatepeor; i a l’endemà amb la gent indignada que omple les places treballaré per iniciar el camí cap un lloc millor.

jueves, 19 de mayo de 2011

sábado, 30 de abril de 2011

Breve e inequívoco

Pececillo protegido en el infinito cardumen,
Camaleón camuflado con la vegetación,
Gusano transformista alistado en la aviación,
Hormiga inidentificable en la interminable hilera que viene y va,
Obrera incasable agotada entre las celdas de la colmena,
Ñu desfondado en su loca carrera a través del Serengueti,
Ostinado salmón medio muerto a medio salto del exacto lugar que le vio nacer,
Espermatozoide escapado del pelotón en el último sprint por la trompa equivocada,
Implacable hiedra conquistando el más seguro baluarte de la fortificación,
Conquistador molusco invadiendo un nuevo cauce de un nuevo río,
Calcificada expresión de vida filtrando agua produciendo rojo coral,
Oveja negra integrada en el paciente rebaño,
Una más de las ánades de la formación en plena migración,
El último mono, cola del león, cabeza de dragón,
Joven soldado herido de muerte defendiendo la revolución,
Polilla cegada sobre el farol, Ícaro derretido al Sol.
Cualquier destino breve e inequívoco hubiese preferido
a este caminar lento, a este errar seguro, a este dudar constante,
a este elegir continuo, a este vivir sin fines, a este soñar presentes.

miércoles, 20 de abril de 2011

Adelante!

Hay veces que parece que el agua está estancada, la noche está cerrada y la suerte echada.
Hay veces que perece la esperanza, pero sólo es un instante.
De este sueño intranquilo me rescatan los pájaros de tu patio,
me despiertan tus labios y escucho las risas que aún nadie ha pronunciado.
Y en seguida recuerdo que la vida es domingo, canción sin fin, noche de estrellas y un rato en el jardín.
Lluvia cayendo por tu pelo, verdín en los vaqueros, vermut en las terrazas, arena de playa en la sala.
Y mientras tomo tu café, decido que me voy a inventar un plan para escapar hacia delante, aunque no lleguemos a ninguna parte.Porque aunque se empeñen, nada ha cambiado: sólo soy yo el responsable de mis juegos, el comandante de mis vuelos, el explorador de estos suelos y he de mantenerme ajeno al fuego cruzado de los malos que siguen agazapados, porque aún brillan los días, no acierto nunca la canción que tarareas y sobra algo de calderilla al llegar a fin de mes.





Parafraseando a Standstill

domingo, 17 de abril de 2011

Presoner en el terrari

Desconec què ens atrau de les bestioles que habiten els terraris, per què fascinen als nens aquests bitxos, per què ens fastiguejen als grans, què els fa protagonistes de les pel·lícules de terror barat i de les nostres fòbies més atàviques. He escoltat milers de vegades que quan ens carreguem aquest món només les fastigoses cuques mutants ens sobreviuran. He sentit la fiblada intensa de la picadura enverinada de la vespa, m’he sentit travessar per la pilosa aranya i m’ha mossegat la serp traïdora. He sentit parlar de la seva sang freda i el nostre cervell reptilià; però més em maltracten les persones que es comporten com a rèptils i trepitgen als febles com a insectes. I ara que torno a estar empresonat en aquest terrari, no puc parar de tremolar. No ho dubteu, sota aquest bonic embolcall dissenyat per publicistes nacionals, és el feixisme qui ha tornat a apoderar-se d’aquesta petita vall. Fent servir les mateixes argúcies de sempre, la reiteració de la mentida fins que sembli veritat, la por instintiva a la pèrdua del lloc de treball, la delació del diferent, el enfrontament dels pobres per els bocins de la misèria, regnen de nou en aquesta ciénaga. I naltros tremolosos i paralitzats pel més profund dels pànics només correm com a ànec decapitat intentant ridículament salvar el nostre cul que ja fa tems que està venut en el mercat de derivats: Perquè ells ja han subhastat el nostres drets per poder alleugerir les càrregues impositives dels 4 grans cocodrils. Perquè ells ja han signat els nostres acomiadaments per poder repartir un major dividend entre els 4 batracis que manen en aquesta corrompuda bassa. Per què ells ja s’han garantit un exercit de rèptils, escurçons i cròtals per imposar el temor, per garantir la grisor, per vetar el pas a la il·lusió, per regnar en el seu món de foscor que es més trist que una presó. Panda de torts que ens volem fer creure que no hi ha esperança ni sortida d’aquest terrari, que ens volem veure existir aterrits com la xinxilla abandonada en la gàbia de l’anaconda, acomodada a la seva nefasta sort i desesperançada. Però ¡no! La primavera sempre ha tornat i la història ens ha ensenyat que, malgrat ens repugna la violència, s’ha de morir matant.

viernes, 8 de abril de 2011

La formación de las estatuas

Los sueños, insomnios y pesadillas del autor atormentan y torturan habitualmente los materiales (bronce, mármol, yeso, madera) hasta darles casi la forma deseada para llegar a expresar aquello que no nos cabe en el cuerpo. Nada se le exige al artista más que un impacto que nos haga temblar, más que una caricia que nos haga suspirar. Después de muchos años los que conformamos el analfabeto público hemos aprendido a buscar más allá de la mera técnica, a leer la intención, a escuchar el grito, a sentir la locura. A amar el arte por el arte. En cambio, la ciudad snob en donde habito, que sólo escucha a los torturados bienpensantes y a los miopes del camino recto, ha pedido el currículum vitae a las estatuas humanas que decoran nuestra rambla, porque desde ahora se necesita formación en artes escénicas para pedir en la vía pública, que la formación garantiza la calidad. La equidad del requisito no se merece ni comentar. ¿Qué titulación se pide para ser alcalde? Ninguna, pero, eso si, a los ímprobos y desvelados vigilantes de la elegancia no les ha temblado el pulso para negar a algunas familias su única fuente de ingresos. ¿Nunca han visto el miedo al hambre ni de lejos? ¿Cuántos años de conservatorio se le pedirá al músico callejero? ¿Se le demandará una licenciatura en física al malabarista? ¿Qué titulación se le exigirá al payaso que hace reír a niños y grandes?

miércoles, 6 de abril de 2011

martes, 5 de abril de 2011

Mal paso

El funambulista, consciente de su equilibrio precario encima del alambre, concentra toda su atención en un único punto sobre el horizonte, al que necesita llegar salvando el abismo. Y el entorno le arropa envolviéndole en un silencio tenso. El público en vilo y mudo retiene la respiración para no despistar al osado artista que se juega la crisma pendiente de un hilo. Aún así cualquier cosa puede distraer su atención, provocarle un traspiés y dar con sus huesos en la arena. El resto de nosotros, como meros amateurs, intentamos mantener un equilibrio mínimamente elegante sobre los bandazos ridículos que describe la tortuosa senda que construimos al caminar. La mayoría de las veces no podemos buscar en el horizonte nuestra meta, porque desconocemos hacia donde conducen nuestros pasos. Y las pocas veces en las que nos pertrechamos de planos y mapas y conocemos un norte cierto nos distrae una mosca, nos detiene una flor o nos entretienen las musarañas. Tan difícil es avanzar. Pero para llegar a Ítaca debemos crecer, hacer oídos sordos a los cantos de sirenas, tener prudencia, pedir paciencia y respirar, como respiramos, los sueños que nos mecen y nos mueven.

domingo, 27 de marzo de 2011

Todo lo que veo es mío

Acabo de quebrar el óvalo que me guardaba y todavía un líquido pegajoso recubre mi piel. Estoy secando mi ser al sol, mientras observo a mi alrededor con asombro y curiosidad, desde lo más próximo hasta el horizonte, todo lo que se me ha regalado, todo lo que será mío. Tengo hambre y grito. Y el eco de mi voz reafirma mi poder. Desde este risco reina mi ambición. Dominaré las corrientes de aire, atravesaré sin pedir permiso todas las nubes, tomaré posesión de todos los baluartes, me posaré en todos los árboles, vigilaré el flujo de las corrientes y la huída de los arroyos hacia el mar, deteniéndola si es menester. Me lanzaré en picado sobre les seres que vislumbre, sin dudas, con la única intención de subyugarlos a mi capricho, de devorarlos para saciar mi hambre. No me detendré ante ninguna frontera, límite o ley que yo no haya decidido. Desoiré los usos y costumbres impuestos por seres ancianos y ancestros que no pudieron consultarme. No pagaré tributos. No me doblegaré ante nadie. Desoiré a los que dicen que el presente es suyo y a los perdonavidas que pretenden cobrarme por mis pasos. Porqué todo lo que veo es mío, mi responsabilidad y mis sueños también son míos. La luz de los días, las sombras de las noches, los hechos objetivos, los ensueños y las mentiras, las sonrisas de las gentes y sus lágrimas, también son míos. Cada centímetro de tu cuerpo, tus temblores, tu deseo y lo que aún no has imaginado tener también son míos. Aún mis alas no son suficientemente fuertes para sostenerme en vuestro vacío y ya sé que el futuro y todo lo que veo es mío.

domingo, 20 de marzo de 2011

Inminente primavera

Todos los días de invierno han trabajo subterránea y clandestinamente para preparar su llegada, como enquistadas cedulas de revolucionarios durmientes. Desde el subsuelo, organizados en silencio, mezclando diferentes sabias de árboles con diversos sueños de flores con el único fin de producir peligrosos artefactos de vida a punto de estallar.
Revolución de las hormonas, hervor de la sangre, frenesí en todos los animales, estallido del celo, alergia al aletargamiento, prohibición de todos los males.
No cabrán tantas lluvias en un barril, todas las noches de mayo velaré tus quejidos y tus desmayos, y los primeros días de junio bailaré en las verbenas y me sumergire en la arena.
Llega ella. En procesión se alejan las penas, tumultuosamente se difuminan las desgracias, los días se alargan, aparecen informales como niños los cientosmiles de colores, zumban los insectos, zigazagan los reptiles, ululan a la luna los mandriles, se fugan de sus nidos los jóvenes aviones, beben y vuelven a beber los peces en los bares, bailan bien pegados todos los elefantes, asedian Roma los calamares, persiguen a la Cuaresma los festivales, se calientan al sol los siete mares y brotan las yemas de mis dedos cuando liban en el salado néctar de la más secreta de todas tus flores.

domingo, 13 de marzo de 2011

Manifiesto de economistas aterrados

Como no podía ser de otra manera, después del éxito global de la estrategia del pánico impuesta por el pensamiento único, todos los pobres peatones andamos desorientados intentando resguardarnos de toda la que les está cayendo: (desempleo, inflación, pérdida de derechos). Hace unos meses cuatro economistas que se confiesan aterrados, Askezany, Coutrot, Orléan y Sterdyniak, nos facilitan una pequeña tabla de salvación de 26 páginas que denuncian las falsedades con las que nos hacen comulgar:
Falsedad N°1: Los mercados financieros son eficientes.
Falsedad N°2: Los mercados financieros son favorables al crecimiento económico.
Falsedad N°3: Los mercados son buenos jueces de la solvencia de los Estados.
Falsedad N°4: El aumento de la deuda pública resulta de un aumento del gasto.
Falsedad N°5: Hay que reducir el gasto para reducir la deuda pública.
Falsedad N°6: La deuda pública le hará pagar nuestros excesos a nuestros nietos.
Falsedad N°7: Hay que tranquilizar a los mercados financieros para financiar la deuda ública.
Falsedad N°8: La Unión Europea defiende el modelo social europeo.
Falsedad N°9: El euro nos protege contra la crisis.
Falsedad N°10: La crisis griega permitió avanzar hacia un gobierno económico y una verdadera solidaridad europea
La población aterrada también necesitamos argumentos fiables y herramientas imparciales con las que contrarrestar los principios absurdos y sin ninguna base científica que están siendo aplicados a pesar de su brutal resultado que provocan: crisis, tensiones sociales, desempleo.
Des de la publicación de este manifiesto, miles han sido los que profesionales que se han adherido. Ahora nos toca a los peatones armarnos de ideas y alternativas para enfrenar a esa panda de maleantes que nos gobiernan y nos empujan hacia el abismo. Es el momento de participar en el debate, camino de otro mundo posible.
Lo puedes encontrar en http://atterres.org/?q=node/42