sábado, 19 de noviembre de 2011

Mundo mal mutandis

1.000 veces imaginé, cuando era niño, como sería el mundo cuando fuese mayor. Pero nunca me imaginé, de crío, tan mayor como ahora soy. En aquellos días me vi regresando de Marte por navidad, viviendo en el fondo del mar, dotado de implantes ciborgs donde acumulaba todo el conocimiento del mundo, tomando el vermú en paz con seres de otras galaxias, servido por androides educados y predispuestos, o curando enfermedades que diezmaban la población, y siempre, siempre sin necesidad de trabajar.

Ahora en cambio, si intento imaginar el mundo otros 40 años más tarde, arrincono la ciencia-ficción bajo preocupaciones mucho más probables. Y temo que la temperatura del planeta haya derretido los polos, se hayan ahogado los osos y inundado las bellas ciudades costeras como la que yo habito, veo un mundo devastado por una tercera guerra mundial, o temo un mundo superpoblado donde un 10% de la población viva como maharajás mientras el resto deambula hambriento por los campos de refugiados, o veo gente haciendo trabajos fácilmente mecanizables por salarios de miseria.

Pero todos mis temores y funestas profecías, un día como hoy, no importan. ¿Quién puede temer a lo que pase de aquí a 40 años, cuando hoy el pánico ya me ha alcanzado? Hoy que nuevamente han ridiculizado la democracia. Hoy que estoy seguro que en mi casa gobernaran los mercados. Hoy que empuñaran con rabia las tijeras y empezaran a avanzar los recortes, tijeretando todos los derechos que en los últimos 40 años habíamos levantado. Hoy reducirán los impuestos a los 4 más ricos y nos cercenaran la cultura, la educación, los servicios sociales, la sanidad. Hoy no dan ganas de mirar al futuro. Hoy sé que jamás ningún androide me servirá un martini removido y no sacudido mediante hablo de poesía con un alienígena nacido en Alfacentauro

No hay comentarios: