sábado, 26 de noviembre de 2011

Creimos avanzar juntos

Los únicos culpables somos nosotros. Nuestra ingenuidad. Nos hicimos la ilusión de avanzar hacia un mundo mejor, en bloque. Nos hicimos la idea de erguirnos y caminar para llegar a ser realmente humanos, todos juntos.
Ingenuos, creímos que cuando uno de nosotros, beneficiado por el impulso colectivo y la inercia acumulada por tantas generaciones, obtenía un logro (inventaba el fuego, la imprenta, la electricidad o la penicilina) ganábamos todos.
Ingenuos, supusimos que cuando en algún lugar se reconocía un nuevo derecho (se prohibía la esclavitud, se emancipaba la mujer, se garantizaban los derechos del niño, se reconocían y respetaban las diferencias de las minorías) avanzábamos todos juntos.
Y con esos pasos incipientes e inseguros, nos hicimos la ilusión de avanzar hacía un lugar desconocido, pero mejor y siempre hacia delante. Y, para colmo, nos hicimos la ilusión de que el camino recorrido era firme y el retroceso imposible.
Y es ahora, cuando cesa de sonar la música y acaba un vez más el baile, cuando nos miramos sorprendidos, los unos a los otros, en busca de culpables. Cuando, alzamos la vista y miramos a nuestro alrededor horrorizados, pues no entendemos porque después de tanto camino andado aún nos envuelven las mismas tinieblas, los mismos temores, el mismo hambre.
Y nos damos cuenta que siempre de nuestra insolidaridad sólo se escapan unos pocos.



Ilustración: Michael Kutsche

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