domingo, 7 de octubre de 2012

Tarannà Tarantan-tá

Digo lo que digo. Y luego digo: No!
Todo lo que yo no veo, sólo lo veo yo.

Hago penitencia de algunos días feriados
y en verbena transforma los lunes más odiados.
La vida, pese a lo que digan, no es tan sencilla
porque lo que dicen que ha de estar arriba, lo encuentras boca abajo.

Hago de lo más sencillo, lo más complicado.
Y aunque el baño esté siempre al fondo a la derecha,
la salida siempre está donde menos te lo esperas.
Y no todo final es un buen principio.
 
Digo lo que digo. Y luego digo: No!
Todo lo que yo no veo, sólo lo veo yo.
 
La gente que más conoces es la única que te sorprende.
Tu opinión muda en función de si eres juez o parte.
Sólo crees que es importante lo que no tienes.
Todo cambia de nombre cuando te pertenece.

Siempre quiero, al tiempo, replicar en misa y dar la campanada,
porque a quien amanece temprano, buena sombra le cobija,
y me pregunto con quien ando para saber quien soy,
pero a todas mis preguntas me respondo que sólo sé que no sé nada,
hasta que lo leo en la presa por la mañana.

Digo lo que digo. Y luego digo: No!
Todo lo que yo no veo, sólo lo veo yo.
Y a pesar de tanto cambio y tanta contradicción
Seguir siendo el mismo es mi perdición.