lunes, 28 de diciembre de 2015

Nadala 2016

 
Como de costumbre, justo antes de que se nos autodestruya inevitablemente el año, de entre las prisas y las obligaciones preservo con mimo cinco minutos de paz para seleccionar entre las cosas que ya nadie usa un buen montón de buenos deseos para que se nos hagan realidad durante el próximo Año Nuevo que está a punto de comenzar.
 
Deseos humildes que no se anteponen a los deseos mayúsculos que entre todos tenemos que encontrar: Paz, amor, solidaridad, alegría... Y por eso, para ti y para mi, nos deseo:
 
Que tiremos lo rancio por la ventana, para que jamás vuelva a entrar por la ventana.
Que neguemos el saludo a los deshonestos, para que ya no tengan ascendencia en nuestras vidas.
Que nos gobernemos desde nuestro suelo, desde nuestro poquito, obligándoles a contar con nosotros.
Que cuando digamos nosotros, tengamos en cuenta a los otros.
Que cuando digamos nosotros, pensemos también en los de aún más abajo.
Que algún día pensemos en lo común y sonriamos.

Que nos sobre el tiempo para nosotros y nuestros amigos.
Que la mirada de los niños rescate, de entre la rutina, nuestros sueños desahuciados.
Que encontremos energía para hacer lo que dejamos para otro día y nos hubiese gustado tanto.
Que por los descosidos, no paremos de perder sonrisas.
Que nos duelan los labios por sus besos.
Que al hacer balance sonriamos por deber mucho a muchos y haber para pagar otra ronda.


Que los imprevistos nos cojan bien atrincherados y las sorpresas desarmados.
Que nos quede espacio para acoger los cambios.
Que nos queden ganas para jugar. 
Que nos perdamos el hambre de aprender.
Que conservemos reflejos para desaprender y hacerlo diferente.
Que brote la primavera... 


Todos los días de este nuevo año, cada día en su justa medida, en función del tiempo que nos dejen y la energías que nos queden.

martes, 17 de noviembre de 2015

A propósito de París

Con el máximo respeto hacia las vidas que han sido violentamente sesgadas y con la más profunda solidaridad hacia los que se encuentran perdidos ante su falta, debo decir que, una vez tras otra, después de una tragedia de esta magnitud, mientras que los peatones temblamos ante el shock apresados por el miedo, los políticos llenan la escena de gestos y discursos grandilocuentes e incrementan, como es necesario, la presión policial; pero nada más. Lamentablemente se ha demostrado que el postureo y la reacción policial no garantizan la seguridad ante un enemigo tan difuso, por lo que sólo nos queda esperar resignadamente para conocer cuando y donde impactará el nuevo golpe del terror, ya que se ha descartado actuar contra las raíces del problema. ¿Por qué no se asfixia económicamente la financiación de las redes terroristas? Todo los servicios de seguridad del mundo saben cómo se financian: el tráfico de drogas, el tráfico de seres humanos, el tráfico de armas y la financiación oportunista de gobiernos interesados se conduce a través de paraísos fiscales, que algunas veces están muy próximos a los lugares que lloran los atentados. ¿Por qué no se prohíbe la venta de armamento a todos los países que tienen regímenes dictatoriales o están en conflicto? ¿Por qué se financian grupos de dudosa intención con el objeto de desestabilizar gobiernos que no son simpáticos con los intereses comerciales de occidente, oriente o poniente? ¿Por qué no se actúa decididamente para construir un futuro para el continente africano en vez de actuar sobre él como si fuera un tablero de risk? ¿Por qué no se invierte decididamente en el futuro de los jóvenes de los barrios periféricos de las ciudades europeas, fortaleciendo los servicios públicos y redistribuyendo riqueza y trabajo? Debemos hacer un esfuerzo ante el dolor y la rabia que nos invade, e incluso en estos momentos de pánico que nos invade considerar que el joven que se inmola haciendo estallar un cinturón de explosivos no puede ser nuestro enemigo, pues en su desesperación se ha cosificado, perdiendo su humanidad, convirtiéndose en simple dron con patas manipulado a distancia. Es evidente que existen élites cuyos beneficios están garantizados en estas aguas revueltas y que posiblemente verían disminuir la rentabilidad anual de sus caudales, si desaparecieran los paraísos fiscales, se estableciera un control al tráfico de capitales y/o se eliminaran los negocios oscuros de la economía criminal. Unas elites que se consideran intocables viviendo en ghetos de lujo blindados, pueden permitirse descontarse los efectos de los atentados, tanto su coste en número de peatones derribados, como las indemnizaciones que han de pagar sus aseguradoras. Élites que además intentarán desviar la atención de los peatones encabritados después de cada doloroso impacto del terror desde el meollo de la cuestión hacia temas circunstanciales, sin el menor reparo en victimizar a las víctimas, colando en el discurso de forma gratuita la sospecha contra los refugiados que huyen del terror que ellos permiten. Lo que hace necesario volver a recordar que las miles de familias que acceden a Europa en busca de asilo, así como las miles de familias que languidecen estabulados en campos de refugiados en los países del tercer mundo de las áreas en conflicto, como los cientos de personas que mueren en el intento de llegar de un sitio a otro no son ni los culpables, ni los terroristas, sino las víctimas. Personas sencillas a las que se les ha negado la posibilidad de tener una vida vulgar: de casa a la escuela, de la escuela al trabajo, del trabajo a casa y de tanto en tanto una alegría que recordar. Nada más. Je suis París.

lunes, 19 de octubre de 2015

Estupor del observador externo o análisis electoral

Muchas vueltas le están dando los analistas a los resultados electorales del pasado 20S y cada uno arrima el ascua a su sardina con más ahínco del habitual pues todavía no hemos acabado el vía crucis electoral de este año. Ante tal algarabía, yo también tenía que decir la mía. No me baso en un análisis concienzudo de datos y dinámicas, pero tampoco me desvía ningún interés partidario: La primera observación que se debe hacer patente en este caso es que siempre que se han sacudido las banderas, las opciones progresistas han padecido castigos o traiciones, desde las revoluciones burguesas de la década de los años 30 del S.XIX. En este caso, las izquierdas representadas por CSQEP i la CUP han mantenido a duras penas su representación en el Parlament, mientras la derecha representada por el PP i C’S ha duplicado su presencia. Y asimismo parte de lo que podía considerarse el centro izquierda catalán se subroga a los intereses de CiU olvidando, como vienen haciendo en la última legislatura, olvidando su programa social y abandonando por tanto a los humildes mientras consienten recortes. La segunda lección de los resultados, indica que como siempre que se izan y agitan trapos y banderas el electorado vota más con las entrañas que con la cabeza. Así todo el incremento de participación se ha trasladado casi directamente al sí o al no, al bueno contra el malo. De esta manera los inductores del engaño se salen con la suya y consiguen que las gentes voten en clave de referéndum lo que son unos comicios parlamentarios. Haga usted un experimento y pregunte a alguno de los votantes cual era el programa del partido al que votaron respecto a las pensiones, la educación o cualquier otra cosa y apúntese el resultado. La tercera reflexión nos permite clasificar a los votantes en dos taxonomías diferenciada en virtud de la fidelidad de su voto. Existen personas que pueden votar en cada elección a un partido o coalición diferente, o que votan en clave diferente a las generales, las autonómicas, las europeas y las municipales (esto último más comprensible). Algunas de ellas por rechazo o rebote, aplicando votos de castigo a formaciones que les han desencantado y trasladando su voto a otras formaciones que les desencantarán. Y luego existen personas, como yo, de voto cautivo que nos vemos obligados a reiterar nuestro voto a la misma formación o a sus herederas desde los 18, porque son las únicas que manifiestan que defienden o persiguen un ideario basado en la defensa de lo público o lo común, y fajándonos de los pequeños sin sabores habituales de los resultados y sus gestiones. Para finalizar comentar que a estos últimos votantes, los defensores de lo común, nos ha sorprendido la decepción pues después de una crisis tan profunda que ha abatido a tantas familias por debajo del umbral de la pobreza, que ha recortado tanto lo público y privatizado tanto lo de todos; después de todas las mareas y manifestaciones en defensa de la educación, la sanidad, las prestaciones sociales, las ayudas a la dependencia por las que hemos paseado, cuando nos recontamos seguimos siendo más o menos los mismo que éramos cuando cumplí los 18, hace tantos años. Pocos e insuficientes para cambiar las leyes injustas, para garantizar presupuestos que eviten la penuria de los centros públicos. Pocos pero constantes.

lunes, 20 de julio de 2015

Tribulaciones de un peaton pasmado ante el anuncio de las listas

Ante las evidentes limitaciones de su entendimiento el peatón medio no puede más que pasmarse y humildemente declarar que no entiende nada cuando se anuncian las listas para los propios comicios.
El peatón reconoce parte de culpa porque las propias tribulaciones de su complicada vida doméstica le deja un tiempo limitado para analizar pormenorizadamente la circunstancias de la compleja realidad.
Vamos por partes:
Para finales de septiembre, anuncian sus promotores una lista conjunta soberanista con el compromiso de declarar la independencia unilateralmente en el menor plazo posible en la que aparecerán políticos y personajes de claro tirón social. No obstante, los promotores de este producto político no explican a sus potenciales consumidores por cuanto nos sale la broma, porque no debemos olvidar que la pela es la pela, y les obligan a votar con el corazón pero sin la razón. También intentan ocultar que una elecciones generales no pueden substituir un referéndum, porque no se puede substituir una pregunta que se pueda contestar si o no por una elección autonómica donde los votantes con menos competencias terminaran votando a los de siempre por inercia. Dejando todos a parte que el promotor pone a la venta un producto alegal que puede ser retirado por la autoridad competente en cualquier momento.
El peatón atribulado de entrada debería huir de cualquier lista que mezcle churras con merinas en bien de un sueño común y exigir que en unas elecciones al gobierno de su comunidad autónoma se presenten programas para gestionar está eficientemente los próximos cuatro años, sobre todo en un momento en que el nivel de emergencia, y así no permitir que posterguen más tiempos sus problemas cotidianos por la búsqueda de un sueño que puede ser o no el suyo, pero que no solucionará sus pesadillas diarias. El peatón debería elegir entre un modelo de gestión o su contrario y luego exigir que se celebren referéndums habitualmente para debatir cuestiones que son de su interés sobre las que nadie les pregunta nunca nada, por ejemplo el presupuesto que se destina a defensa o los recortes realizados en educación.
El peatón cansado debería recordar que la cuestión nacional ha sido la primera preocupación nominal de sus representantes mayoritarios de uno y otro color desde hace más de diez años, primero con la discusión de un nuevo estatuto, luego con la discusión de un referéndum de autodeterminación, antes cuando las vacas parecían gordas, ahora que las sabemos tísicas; y que durante todo este viaje el único cambio que ha apreciado es la transformación de dirigentes que nunca fueron soberanistas en adalides de la separación.
El peatón se pregunta porque no se preocupan los políticos de arreglarle los problemas a él y sus vecinos que están aún peor que él. Y echando cuentas así a bote pronto tampoco llega a comprender como en un nuevo estado más pequeño, pero igualmente endeudo, se van a solucionar sus problemas y le van a proteger del TTIC.

Por otra parte, y ya de cara a las elecciones generales de noviembre, el peatón sobrepasado no comprende la persistencia de las candidaturas de izquierdas por la división en vez de la suma. No se entiende, que siendo como es, que les unen más puntos que los separan, y que el sistema electoral de nuestro estado castiga estrepitosamente a las listas minoritarias, no se consiga la unidad de las izquierdas bajo una marca de consenso para intentar arrancar hasta un diputado en Albacete y ser más influyentes, pero creo que en este caso donde manda patrón no manda marinero asambleario.

Seguro que con la canícula lo veré mejor.

jueves, 14 de mayo de 2015

Vértigo. Miedo a lo nuevo

Recuerdo que mi madre miro con malos ojos a la primera lavadora automática que osó entrar en su cocina. Ella que se había tenido que enfrentar al lavado a mano, estaba totalmente agradecida a su antigua lavadora mecánica porque aunque no aclarase ni centrifugase había sido un gran qué, sobre todo en una época de su vida que se había tenido que enfrentar a mis pañales y los de mi hermano, mucho antes de la comercialización de los desechables por estas tierras. Así que lloraba la muerte de su anterior electrodoméstico averiado y obsoleto y defendía su honra. Eso sí, una vez que se hizo con el programador del nuevo invento, no volvió a llorar al trasto abandonado.

Lo menciono, porque hoy parte del electorado desafecto, desalentado o descontento (conceptos similares pero que no son lo mismo) parecen tener los mismos miedos que mi madre ante la lavadora automática. Después de 40 años de democracia, en la arena política han aparecido artefactos políticos nuevos que muchos miran con recelo. Estos nuevos elementos pueden presentar como hándicaps sus propias virtudes: caras nuevas, poca experiencia y una cartilla de servicios limpia de toda mácula.

A algunas de estas caras nuevas se les acusa de exceso de ego, mal necesario en todo político, o de poca definición o exceso de populismo en su discurso de campaña, armamento necesario para todo combate electoral que enseñan a los asesores en el parvulario. Pero el verdadero defecto de presentar caras nuevas y erigirse en adalid de la regeneración es no ser nuevo, sino recauchutado, como ya ocurrió con Rosa Díez y su UPyD, y le ocurre ahora a Ciudadanos que presenta candidatos que provienes de otras formaciones. Recordemos que sólo pueden ser nuevos los productos que llevan aún el precinto y no han ocupado cargo público con formaciones hoy a su babor o a su estribor.

Les imputan poca experiencia sólo por estar en partidos nuevos, sobre todo los afines a las formaciones que más cachorros de familia con pedigrí y sin ninguna preparación presentan en sus listas, como si la experiencia la transmitieran en su sangre azul; mientras que se excluye como mérito el amplio trabajo que como activistas de ong, ampas, sindicatos, movimientos vecinales en la defensa de lo público avalan a otros.

Así que aquellos que renuncian a la polis, a esos desafectados, les recuerdo que su pasotismo es comportamiento de avestruz, porque la acción del gobierno no se olvidará de ellos, y a malas siempre será mejor uno que defienda lo público.

Así que a aquellos engañados por unos y por otros, que ya no se fían de ninguno porque todos son iguales, a esos descontentos, les recuerdo que no sólo es necesario un producto nuevo, con otra etiqueta, compuesto por hombres honrados pero que tampoco podrá con la grasa. Es necesario un producto nuevo y diferente, con otros objetivos y con la ambición de proponer soluciones diferentes. El resto, lo hemos probado, beneficiará a los mismos.

Pero sobre todo, aquellos que habíais bajado los brazos pero la crisis os ha activado y buscáis donde depositar vuestra esperanza, a vosotros los desalentados, recordad que van a por vosotros: quieren inmovilizaros, alejarlos lo más posible de las urnas y a cambio os darán futbol, sexo y circo. Y si no pueden alejaros de ellas intentarán convenceros de que votéis antiguo, bien sea lo de siempre o lo envasado diferente pero que hace lo de siempre. Darles en los morros, votad lo que más les duela.

jueves, 7 de mayo de 2015

El retorno de la burbuja inmobiliaria

Los fines de semana, en los diarios formales llueven los titulares por los que los operadores tanto habían rezado. Los medios publican en grandes tipos proclamas que nos anuncian que regresan las ventas al inmobiliario, que vuelven las subidas en los precios de los pisos, aunque sea con cuentagotas, inapreciables estadísticamente y en ubicaciones no conocidas. E incluso, como pregoneros de sus amos, hacen saber que contados promotores vuelven a vender pisos sobre plano en algunos lugares muy selectos. Y, finalmente repiquetean las campanas, publicando la más esperada de todas las máximas: vuelve a ser hora de invertir en vivienda, cuando la realidad los hace ridículos.

Los datos reales, que nunca verifican los plumíferos, indican que el precio de la vivienda ha bajado más de un 31% de media en el Estado desde 2008 y todo indica que no parece tener fuerzas para subir a corto plazo. Las razones son meridianas: los ingresos medios de las familias han descendido significativamente desde esa fecha, pero sobre todo la demanda de vivienda en propiedad tiende a 0, por causas ampliamente conocidas, un gran número de hogares con algún miembro desempleado, la multiplicación del número de hogares con algún miembro con trabajo precario y una inusitada precariedad laboral entre los hogares jóvenes. Realidades objetivas que se ven reforzadas con el desmoronamiento de la máxima que había marcado nuestra conducta respecto a la vivienda en los tiempos de la democracia: el precio de la vivienda nunca baja, que ha hecho que en los últimos años ningún padre y ninguna suegra haya sido capaz de pronunciar entera la cantinela antes tan repetida repetida: alquilar es tirar el dinero.

La herida que han sufrido miles de peatones es demasiado reciente para que la haya cauterizado la amnesia todavía, aunque no se haya sufrido en las propias carnes. Hoy todo el mundo sabe no sólo que una vivienda puede devaluarse, sino que su compra si se realiza a través de la contratación de un préstamo hipotecario, no sólo puede significar una pérdida económica como en cualquier otro negocio, sino también la perdida de la vivienda principal, los ahorros acumulados durante toda la vida para iniciar la aventura e incluso la salud al soportar la angustia de una ejecución hipotecaria y el consecuente lanzamiento y el futuro al poder quedar con deuda pere sin casa después de haber sido ejecutado. No podemos pronosticar por cuanto tiempo estarán inoculados los ciudadanos ante este riesgo, pero en este tiempo la ciudadanía debería exigir a la administración y los políticos que la manejan una serie de reformas básicas:

Una ley hipotecaria que impida hipotecas a 40 años y un día, con esfuerzos draconianos sobre los ingresos reales de las familias y sobregarantias a la del bien hipotecado mismo. Sobre todo que impida que se ponga en riesgo la vivienda habitual de los avaladores.

Una ley de arrendamientos urbanos que dé seguridad al inquilino sobre la evolución de las rendas a pagar y la duración de los contratos de alquiler homologable a las europeos.

Una fiscalidad favorable sólo al alquiler, que facilite su acceso, pero que a su vez incentive la salida al mercado de las viviendas no ocupadas en condiciones de precios referenciados.

Medidas que deberían tener como objetivo que el gasto familiar en vivienda no fuese superior al 20% del presupuesto familiar, con el objeto de liberar el resto al consumo de otros bienes que generan un empleo y un modelo de desarrollo más sostenible que el de burbuja inmobiliaria.

Quizás, cigarras mías, si nos preparamos ahora no tengamos que volver a rasgarnos las vestiduras cuando llegue otro invierno, aunque no sea tan duro como este.

martes, 28 de abril de 2015

Nuevas generaciones

El porqué algunos grupos humanos no reconocen a otros como iguales es un enigma antiguo que la antropología ha abordado desde sus inicios. En el pasado, las tribus de un valle no reconocían humanidad a las tribus del valle vecino, sin que entre éstas existiera diferencia cualitativa alguna de raza, religión o estado evolutivo. La negación formaba parte de una estrategia para garantizar la superviviencia del en su mutua competición por los recursos limitados, que justificaba agredir, secuestrar, violar, matar y devorar a los vecinos, liberándolos de los daños colaterales de la mala conciencia.

Con el pasar de los siglos, la negación de la plena humanidad a los otros se fue constriñendo o ampliando en función de las prosaicas necesidades de los diferentes grupos. De esta forma, se permitía la esclavitud de los otros, de los conquistados, de los barbaros, cuando se precisaba mano de obra mal pagada en grandes cantidades. Se infantilizaba al género femenino para tenerlo bien sometido y atado a la pata de la cama. O se demonizaba al infiel para justificar la conquista y su consecuente saqueo.

Hoy, a pesar de todo lo que dicen que hemos evolucionado, seguimos siendo simios, unos más monos que otros, y aún tenemos la necesidad de construirnos una identidad en contraste con las otras. Así formamos parte de una generación, estamos abonados a una religión o a su ausencia, calzamos una ideología, vestimos punkie, pijo o hípster. Y sólo, en el peor de los casos, si estamos enfermos o descuidaron nuestra educación odiamos al otro por ser otro, o al menos nos cuesta reconocerlo

En mi caso, yo que me considero más templado que educado, más viajado que evolucionado, más leído que creído, no estoy inoculado de este mal al 100%, y, de tanto en tanto, me cruzo a personas que no reconozco en su humanidad.

Un ejemplo: las nuevas generaciones del partido popular. ¿Son humanos? ¿habitan el mismo planeta que yo? ¿hablan mi idioma? Y, si lo hablan, ¿las palabras significan lo mismo que para mí?.
Le dado unas vueltas y, como etólogo aficionado, no encuentro lógica a su comportamiento. Enfocado como está el ventilador hacia ellos, como no huyen en estampida para no ser contaminados por toda la mierda que está cayendo.
En su clan, ¿no rige la lógica? ¿Cuáles son las razones que hace que no les importen las derrotas morales, los continuos escándalos? ¿Una educación sectaria que los ha conducido a la talibanización? ¿Más moral que el Alcoyano? ¿La débil esperanza de poner el cazo?
Admito la derrota de mi ingenio: no puedo comprender a estos alienígenas míos. Menos mal que son pocos y cobardes.

jueves, 16 de abril de 2015

Paisaje después de la crisis

Es posible que sea cierto y que eso de allí al fondo sea la luz al final del túnel. Todos quisiéramos creerlo ahora que llegó la primavera. Es factible que después de 7 años, la virulencia de la crisis remita. Las terrazas de los bares han hecho más caja en los pasados días de asueto, la gente está cansada de cuaresma y cualquier llamamiento al optimismo ganará adeptos, alentando el consumo interno. Es probable que lo más duro haya sido superado como nos repetirán hasta la saciedad en este año de campaña. No obstante, es necesario mirar atrás con melancolía y recordar lo que nunca más volverá.

España, ya lo dijo el maestro fue una fiesta. Y si como dicen lo neoliberales y el gobierno hemos salido de la crisis, el escenario hoy se asemeja al campo de batalla habitual de una fiesta abandonada hace mucho tiempo: Una tasa de desempleo superior al 23%, 4,6 millones de desempleados, 8 millones de persones bajo el umbral de la pobreza, la mitad de la población en situación precaria o en riesgo permanente de caer en la pobreza, miles de familias plurideshauciadas, miles de niños pequeños que después de ver perder a sus padres su vivienda hipotecada y luego son deshauciados de los pisos que alquilaron como salida de emergencia y.

Pero lo más importante, un cambio substancial en las expectativas de futuro de una gran parte de la población: Así mientras que los más favorecidos habrán salido de rositas o, en el peor de los casos, con una regularización fiscal. Los que gozan de trabajos más estables y consolidados pueden comenzar a relajarse y respirar en voz baja para que no cambie su suerte. Mientras que la inmensa mayoría de la población se deberá aconstumbrar a la inestabilidad en el empleo y los bajos salarios submileuristas (ya más de la mitad de los trabajadores en España cobra menos de mil euros al mes) que obligan a 1 de cada 3 hogares a hacer malabares para llegar a fin de mes, mantienen a sus miembros en una angustia continua que multiplica el desarrollo de las enfermedades mentales, y los lleva a la bancarrota ante el menor imprevisto o accidente, al carecer de capacidad alguna para tener ahorros o fondos de provisión.

Las cifras oficiales hablan de 14 millones de personas que viven en situación técnica de pobreza, 6 millones en pobreza extrema, 731.000 hogares donde no entra ingreso alguno. Realidad que los gobernantes (de todos los colores y administraciones) han desoído hasta ahora al permitir una reducción importantísima en la inversión (y no gasto) social un asesinado el Estado el bienestar por este Gobierno y publicada su esquela en el artículo 131 de nuestra Constitución. Hecatmbre a la que sólo ha podido sobrevivir la población con el sobreesfuerzo de la solidaridad familiar y social de los bancos de alimentos y otras instituciones de beneficiencia, aunque suene mal el palabro, pues los responsables del barco nos han barado en un Estado de auxilio social, en donde sólo se distribuirá pan entre el vulgo cuando se acerquen elecciones.

Y que decir si ampliamos el zoom y miramos a los colectivos más desfavorecidos: Parados de larga duración de más de 50 años por los que nadie se preocupa y que están abocados a un duro tránsito por un desierto hasta conseguir finalmente una jubilación previsiblemente de hambre. O jóvenes no formados, a los que el espejismo del dinero fácil en los tiempos de la burbuja inmobiliaria los desalentó de los estudios y a los que en la actualidad no somos capaces de ofrecerles trayectos formativos atractivos. O madres de hogares monoparentales que cuando tienen empleo su preocupación estriba en no perderlo.

Pobreza que se curaría con empleo digno, subvencionado o no. Pero que si se cronifica en el tiempo aboca a miles de ciudadanos a la exclusión social y a situaciones irreversibles. Incremento de la desigualdad que también conduce a la desafección, el radicalismo y la violencia. Y que en palabras que entiendan los neoliberales nos convierten en un lugar menos atractivo para la inversión.

Haced el favor de mirar que proponen los nuevos magos que nos vienen a gobernar para abordar el desastre y votad en consecuencia.

martes, 24 de marzo de 2015

El menudeo y la agencia tributaria

Estos días en los papeles se publican a bombo y platillo todas las operaciones que impulsa el ministro Montoro para buscar calderilla entre los cojines del sofá y así financiar las arcas públicas. En su impulso al menudeo en la inspección fiscal, el ministro del ramo está dedicando el tiempo de nuestro desnutrido cuerpo de inspectores fiscales (con una ratio por mil habitantes muy por debajo de la media europea) a controlar: las ayudas a familias numerosas y discapacidades, la correcta fiscalidad de los pensionistas que reciben pensiones complementarias de países terceros, la fiscalidad de los apartamentos o habitaciones turísticas ofertadas por internet, entre otros supuestos.
Y mientras se dedica a buscar migas de pan con las que rellenar el granero público y alimentar las necesidades del estado, renuncia, por temor a molestar a los dueños del cortijo, entre otras posibilidades, a:
1. comprobar la veracidad de los datos de los impositores en las SICAV donde es vox populis que la mayoría son testaferros utilizados por los reales propietarios del dinero para tributar menos.
2. perseguir la ingeniería fiscal de las empresas multinacionales que transfieren beneficios multimillonarios a otras empresas de su grupo para eludir su tributación en este país.
3. estirar del hilo de la publicitada lista Falciani.
4. exonerar de impuestos a las donaciones que los particulares personas de buen corazón realizan a los partidos políticos sean de la cuantía que sean, como las madres, sin esperar nada a cambio por su esfuerzo.
5. o amnistía a los presuntos evasores fiscales que gentilmente repatrían sus capitales.
Pero lo que más indigna, es que el ministro más chulo que un ocho, que utiliza la amenaza de la información privilegiada que le da su cargo para amedrentar en sus réplicas a todos los colectivos que le critican de tener entre sus filas grandes evasores fiscales (miembros de la farándula, deportistas, medios de comunicación, etc.) se convierte en el adalid de la puerta giratoria al volver a salir a la palestra las actividades y forma de lucrarse de los Montoro Boys, un bufete de asesores formado por altos cargos del Ministerio de Hacienda y la Agencia Tributaria renegados, que se benefician de contratos gracias a su formación privilegiada y a la sombra del Ministro que les cobija; quien también recluta de entre sus trabajadores a los altos cargos de su gabinete para que todo se quede en casa.
Un primor de ministro.

domingo, 8 de marzo de 2015

La estrategia de la deserción‏

Una máxima, antes sacrosanta y hoy olvidada, que guiaba a todos los administradores de servicios y políticas públicas era la persecución de la equidad. Hablando más sencillo, que todos los ciudadanos que tenían derecho a un servicio accediesen a él con el mismo coste y la misma calidad estuviesen donde estuviesen y fuesen quienes fuesen. Y cando hablamos de servicios, estamos hablando de educación, sanidad, servicios sociales y otros.

Pero la ideología se truncó en algún momento y los gestores de lo público se volvieron extrañamente tacaños, recortando presupuestos en los equipamientos públicos, al tiempo que incrementaban las ayudas o los encargos a equipamientos privados; alentando o provocando la estrategia de la deserción de las familias de clase media hacia el sector privado que da beneficios a los de siempre.

Para hablar más sencillo, pondremos un ejemplo: la educación:
La administración renunció a garantizar la oferta universal de plazas para todos los niños en un centro público, por lo que las familias no pueden elegir centro y deben concurrir a un sorteo que no les garantiza que la escuela que se le asigne a sus hijos sea de su agrado.
Esta estrategia facilita la renuncia voluntaria de las familias con recursos a padecer este drama y su consecuente frustración. Así muchas de ellas, preocupadas por el desarrollo de sus vástagos, renuncian a su derecho y optan por escuelas concertadas, asumiendo a pagar un sobre coste por el derecho educación gratuita durante al menos 13 años. Pero su huida de lo público comporta un sesgo en negativo la diversidad en las aulas, ya que sólo optan únicamente a una escuela privada las familias que no pueden financiar este sobrecoste y 4 bucólicos que defienden la educación pública a ultranza y por encima del cadáver de sus propios hijos.
El resultado es el aislamiento de la escuela pública de calidad, su cerco, que ya no es defendida por el conjunto de la población, sino sólo por aquellos que tienen menos recursos. Circunstancia que facilita la aplicación de recortes continuados que cada vez dificulta más su buen funcionamiento y facilita un círculo vicioso que autoexcluye a familias con cada vez menos recursos, que hacen un sobreesfuerzo económico para no enviar a sus hijos a aulas que difícilmente y a pesar del cuerpo a cuerpo de los buenos docentes, pueden navegar con éxito.
Aun así las aulas públicas serán el único recurso para muchas familias y para los diferentes, porqué sólo estas están obligadas a dar respuesta a celíacos, a invidentes, o a demás colectivos minoritarios.
Y, mientras tanto, la administración favorece a las escuelas empresas privadas, arrojando a sus fauces a más familias en huida y permitiendo en estos centros mayores ratios de niños por aula, pagos indebidos e incluso el adoctrinamiento religioso, que aceptan muchas familias laicas a cambio de la promesa de un mayor dominio de la lengua extranjera o de una mayor homogeneidad de los alumnos en el aula.

Promover la renuncia voluntaria de las familias con recursos a los servicios públicos garantizados por la Constitución se ha convertido ahora en el mantra de las políticas liberales y las aplicadas por los seguidores de la austeridad sea cual sea el color de su pelaje político.
Potenciar que las familias de la denominada clase media lleven a sus hijos a escuelas y universidades privadas, tengan pólizas médicas que les permita el acceso a centros privados, o paguen servicios privados para pagar el cuidado de sus mayores o sus personas dependientes no sólo permite recortar en gasto público útil y en igualdad social, sino que alienta el negocio privado en la educación, la sanidad, los servicios sociales y todo tipo de seguros, cuyas empresas pueden justificar cada vez más la subida de sus costes (en ausencia de una alternativa pública de calidad).

La estrategia de alentar la deserción de lo público busca el divide y vencerás, en el que el colectivo que termina pagando por lo que debería ser un derecho, no ve mal, sino que puede llegar a demandar, con el consiguiente placer de los plutarcas, que se recorte el presupuesto que mantiene este servicio público que ya no usa. La estrategia busca que nos olvidemos de lo que una vez soñamos: que algunos servicios tenían que ser gratis e igual para todos, con la finalidad, entre otras, de que todos los niños pudiesen llegar al sitio que todos los padres quieren, sus sueños.

viernes, 27 de febrero de 2015

La ilusión de la campaña

¡Qué bonito se ve el horizonte desde la campaña! ¿Verdad Sancho?
Tras oír los cuentos chinos y los cantos de sirenas que nuestros representantes democráticos han formulado desde el atril de los oradores del Congreso de los Diputados en esta última edición del Debate sobre el Estado de la Nación inmerso en plena precampaña electoral, uno puede pensar que debería haber elecciones a cualquier cosa cada seis meses para facilitar a nuestros administradores (o al menos a los que no juegan a Candy Crash en sede parlamentaria) que estén más activos y reúnan una mayor inspiración para proponer medidas legislativas o presupuestarias con las que abordar los problemas de la ciudadanía, aún a riesgo de que no pudieran estar por la labor de administrar sus respectivas competencias. Ya que en los meses anteriores parecían un navio barado por la calma chicha o tierra de barbecho sin capacidad de responder a los clamores del vugo.
El Presidente Mariano anunció el martes medidas que ha estado atesorando egoístamente para poder lanzarlas todas juntas y en traca en este momento festivo, con la ilusión de poder llegar a parecer un monstruo con rostro humano o un autómata con capacidad para saltar del plasma y legislar a favor de de los telespectadores o televotantes fuesen estos padres, autónomos o endeudados, como a otros antes les dió por inaugur pantanos, o en los pueblos inauguran rotondas.
No se han enterado los tripulantes de la democracia del bipartidismo, pero la gestión apartada del pueblo y con único examen de revalida cada cuatro años está dando sus últimos coletazos. La crisis, que no hay mal que por bien no venga, ha despertado a una ciudadanía más preparada y armada con teléfonos móviles que no ha de perdonar a quien escribe en su programa electoral a y hace por real decreto ley b, a quién ignora a los que sufren hasta justo antes de la cita con las urnas, o a quién dice que nos quiere pero calienta la cama de los pudientes.
Pero no seamos muy miopes y si bien es más fácil la crítica del que gobierna, también ha de ser exhaustiva la crítica de los que están en la oposición y en fechas como estas se lanzan a degüello sobre la innumerable lista de faltas y pecados de los administradores. De cada uno de estos, el peatón no debe olvidar, a la hora de valorarlos, no sólo como lo hicieron cuando ocuparon el timón (si es que tuvieron esa suerte) sino todas las veces que han colaborado o votado conjuntamente con los gobernantes criticados recortes de servicios o derechos y beneficios fiscales o prebendas para la oligarquía, así como su hoja de servició en el gobierno de los feudos autonómicos y locales que tienen a bien, porqué son muy tendentes a ver la paja en el ojo ajeno.
Cómo la de los peces, la memoria de los votantes es muy corta, pomo la ambición de los pobres, las expetativa de los votantes sobre los gobiernos es muy pequeña, pero es la hora de recordar y exigir.

viernes, 20 de febrero de 2015

Palos a las ruedas

Sale el sol por poniente y el gallo afónico no nos despierta. Nos damos cuenta que ya sonó el despertador y trastabillados nos levantamos con el píe izquierdo. No nos afeitamos, desayunamos peor de lo común aún las advertencias de nuestro cardiólogo. El metro va más lleno que de costumbre por una actuación incívica de la dirección de la empresa y los usuarios que te rodean como a una sardina son más feos y menos frescos que habitualmente. Emerges a la superficie de la ciudad cuando se acaba de superar el límite máximo de partículas contaminantes en el aire. Si agudizas el oído los ruidos de la urbe están tatareando música de thriller como anunciando el cariz de los acontecimientos. Llegas a la oficina, abres el ordenador y éste, actuando de motuo propio, te ha eliminado como usuario y te ha convertido en un donnadie. Tienes que pedir socorro a los técnicos informáticos y observas con perplejidad como estás en sus manos mientras remueven las tripas de tu pc en conexión remota. Te comes las uñas, mientras escuchas el tintineo agudo de los minutos cayendo en saco roto, desesperado bajo el peso de todas las cosas urgentes que tienes que hacer y no puedes porque están allí en esa caja tonta y rota. Te desesperas…. Después de un tiempo largo por lo incierto, te anuncian que la avería ha sido subsanada. Entras en el ordenador dispuesto a recobrar el tiempo perdido, pero no lo reconoces: te cambiaron la interface, te actualizaron los programas y te ordenaron los correos y documentos bajo patrones que no siguen una lógico común. Renuncias a discutirte con los informáticos y optas por el camino más corto de adaptarte como especie al nuevo hábitat tras la glaciación. No puedes. El ordenador está haciendo sus cosas de ordenador, su higiene, se autoindexa y cada vez que le pides un asunto te advierte que es posible que no te este enseñando toda la información. Piensas que es invierno, pero que después de tantos días de frío siberiano hoy luce el sol y podrías estar perdiendo el tiempo atravesando parques o escudriñando los escaparates del casco viejo. Que asco! viejo. Sigues al píe del cañón porque tu moral calvinista te impide desertar. Sigues reconcomiéndote por dentro, esperando que termine el año chino y la puñetera jornada laboral y por fin llegue el fin de semana, santo y bendito viernes, para nuestro solaz y poder enfrentarte durante el fin de semana con todo el trabajo doméstico que dejasté retrasado, los deberes de aritmética y latín de los pequeños, la compra del sábado en el supermercado y el partido de cinquillo en la mesa camilla de los suegros el domingo. Para que cuando llegue el lunes, te sonría la suerte, y puedas currar como un enano sin que el ordenador te la toque de nuevo, eh, Sam.

sábado, 14 de febrero de 2015

Arriba, abajo. Izquierda, derecha

Durante años, Coco se esforzó para esclarecernos estos conceptos desde su cátedra de Barrio Sésamos, y hasta hace 4 días parecía que la diferencia entre este par de contarios era evidente. Pero justo ahora parece que el kit de la cuestión política en nuestro país estriba en definir y esclarecer que significa estás 4 posiciones espaciales y el alcance del dilema entre cada par de contrarios. Y para ayudar a Coco, deberíamos responder a 2 preguntas: ¿Todos los que se manifiestan de izquierdas lo son y todos los que dicen que no son de derechas no los son? ¿Dónde se ubican los que dicen que el debate izquierda-derecha es cosa del pasado y que sólo importa el combate entre abajo y arriba?
¿es izquierda o es derecha?
Las etiquetes siempre simplifican y reducen la esencia de las coses que quieren representar. Muchas veces la marca oculta la verdad sobre el producto que quieren vendernos.
En este sentido, los socialistas obreros hace tiempo que no representan a los colectivos que les dieron la razón de ser, ni son el referente en la batalla contra la desigualdad social, ni en la extensión de derechos a toda la ciudadanía. Perdieron en toda Europa el rumbo en los años 80 y desde entonces han permitido o impulsado continuos tijeretazos en sanidad, educación, seguridad social, prestaciones sociales y acceso a la justicia públicas hasta un nivel que hace revolverse en su tumba a todos los militantes históricos y avergonzar a muchos mayores con carnet de toda la vida. Y al mismo tiempo, durante todos estos años, han beneficiado los intereses de los oligopolios y la plutocracia para garantizarse el uso engrasado de la puerta giratoria, así como han impulsado la extensión generalizada de la privatización en cada vez más ámbitos de los servicios públicos encareciendo su acceso a la ciudadanía. Y han colaborado como cómplice aventajado de la derecha más rancia en la descomposición de la ciudadanía en grupos y grupúsculos en función de su capacidad de pago o copago de servicios que hasta ahora consideraban que debían ser gratuitos y universales, para enfrentar a los pobres contra los humildes y haciendo desertar a los trabajadores más asegurados hacia el consumo privado de sus derechos de educación, sanidad o dependencia.. Y, por tanto, han desprotegido al precariado y a los más débiles, con el apoyo de una mal entendida clase media a la que han vuelto insolidaria y que ve con buenos ojos que se recorten subsidios, creyendo que nunca les afectará a ellos, aunque todos y cada uno de nosotros, somos o seremos, por ejemplo, dependientes.
Por otra parte, las izquierdas nacionalistas, comparten con los anteriores todos los pecados antes descritos, pero además acumulan en su debe una locura propia al anteponer los sueños de la bandera (una quimérica independencia) a las necesidades diarias de las gentes que componen sus pueblos en una época de emergencia social casi de postguerra como las que nos está tocando vivir.
Finalmente, en el panorama electoral hay siglas nuevas y seminuevas que ocultan su localización en el mapa para intentar pescar los votos de los desubicados con un populismo autodenominado regenerador de la democracia: son la pareja Pimpinela de nuestro espectro político, UPyD y Ciutadans. Ambos están claramente a la derecha de todos los que se autoproclaman izquierda. Vienen a modernizar el espacio que dejo huérfano el CDS, pero como ellos son los aladids de marcar diferencias entre los que tienen poco, muy poco y nada. Los que vienen defender a las gentes de orden que afortunadamente tienen ingresos del resto.
¿Dónde se ubican los que dicen que el debate izquierda-derecha es cosa del pasado y que sólo importa el combate entre abajo y arriba?
¿Dónde se sitúa ese nuevo actor que manifiesta que ha superado el dilema izquierda/derecha porque ahora sólo importa el combate entre los de abajo y los de arriba? Claramente a la izquierda. El dilema siempre es el mismo, sólo el nombre cambia y su afirmación los identifica como parte de la izquierda real de pleno derecho. Pero una izquierda que sale a ofrecerse a los ciudadanos que no se sienten representados por la izquierda clásica del siglo XX. Una izquierda que renuncia a las banderas, a los símbolos y los eslóganes desgastados para incorporar a su electorado los desfavorecidos ajenos al ideario de izquierdas: los que sufren los golpes, pero no tienen claro de dónde les caen El trasvestismo o ocultismo del que les acusan sus oponentes es cierto. Puede ser poco ético su disfraz, pero en el calor de la batalla sería ridículo renunciar a las armas que los contrincantes siempre han utilizado; por lo tanto si el antifaz permite movilizar a los débiles abstencionistas o recanalizar el malestar de los votantes capturados anteriormente por la derecha con sus promesas de mercachifles, más que lícito, la ampliación del campo de batalla es necesaria, porque el éxito de la ciudadanía está en que sean poco los enajenados y menos los desorientados, como siempre han buscado la plutocracia y que el impulso conseguido provoque, sino un seísmo, algún movimiento.

martes, 20 de enero de 2015

Estupor y temblores

Ahora que el FMI y los que tienen cogida la sartén por el mango amplifican el discurso del miedo con la finalidad de aterrar al rebaño, puede que sea necesario repetir como un mantra algunas realidades que parecen de Perogrullo para evitar que nos paralice el miedo que es muy mal consejero:
Dicen que cuando los voceros anuncian la llegada del caos, la salida del euro y la bancarrota económica, los votantes se ofuscan y eligen antes malo conocido que bueno por conocer. Así, los que cortan el bacalao, como saben que si reiteran continuamente sus amenazas el cerebro del peatón común, continuamente sacudido, es dañado hasta la amnesia hasta olvidar que ya está hasta el cuello sumido en el caos no cesan de repetir y replicar sus amenazas para que los menganitos olviden que una tasa de paro superior al 24%, más de 4 millones de parados de larga duración, un paro juvenil por encima del 50%, centenares de miles de hogares con todos sus miembros inactivos y/o bajo el umbral de la pobreza es más que el caos, un panorama propio de una zona de guerra.
Repiten los voceros de los que siempre han llevado las riendas que únicamente ellos están preparados para llevarnos por el buen camino y sacarnos de este abismo. Que ahora no es el momento de cambiar de marca, que ellos son los que lavan más limpio. Que ahora no es el momento de hacer experimentos, que desoigamos las nuevas promesas de personas a las que no les avala ninguna victoria y ni les deshonra ningún fracaso. Pero en su insitencia, se cuidan de comentarnos de que fue su timón quien nos varó en este ciénaga, que fueron ellos quienes permitieron la orgía desenfrenada que inflo primero e hizo estallar la burbuja, dejando nuestra economía hecha añicos, que fueron ellos los que tienen las manos manchadas en cientos de corruptelas como si se tratase de una tradición, y que fueron ellos quienes, con la excusa de salir de la crisis, empuñaron la tijera para recortar gasto y, ya puestos, derechos y servicios, pero no prebendas, hasta dejar el traje hecho trizas. Cuidan de recordar que fueron ellos los que decidieron premeditada y consensuadamente imponer todo el sacrificio sobre los más humildes y la clase más que media, demediada. Reiteran los voceros de la casta su salmodia cansina como gota malaya y mientras lanzan flashes cegadores, nos gritan que ya estamos saliendo de la crisis y que nuestro PIB crece como ninguno, olvidándose de comentarnos que ni el año que viene, ni el siguiente, ni al otro bajará la tasa de desempleo por debajo del 20% si seguimos con sus recetas. Pues en su programa del shock no se cuenta con aumentar la empleabilidad de los parados de larga duración ya descontados como perdidas y descartados, o de generar trabajos que puedan ser ocupados por los ciudadanos reales. No se dice, ni se escribe que cuando los de siempre dicten por real decreto ley, que ya hace sol y buen tiempo, que se han terminado las rebajas, que ya ha estado inaugurada la normalidad en esta Península, y ya se sacan las garlandas para preparar un nuevo carnaval, será la cuaresma la que seguirá reinando todopoderosa.
Unos pocos, sus pocos, saldrán de la crisis rescatados, mientras muchos, nuestros muchos, deberán continuar su camino amputados y a rastras: miles de residentes continuaran sin acceso a la sanidad, el acceso a la justicia será de pago, las ayudas a la dependencia se perderán en el recuerdo de los más ancianos, y estudiar o estar enfermo seguirá siendo igual de caro.
Estas serán las consecuencias del miedo. Lo nuevo es incierto y puede, casi seguro, desencantarnos, pero abre un resquicio a la esperanza de aspirar a ser ciudadanos en un entorno democrático y más iguales.

martes, 13 de enero de 2015

La sobreexictació del ramat i els seus riscos

Quan venen corbes, els mandataris (o la casta) cauen en la temptació de cridar als sentiments i, fins i tot, arriben a sobreexcitar el ramat. És el que ens ha passat a casa, aquest anys que el Govern s’ha trobat amb la crisi econòmica, la creuada recentralitzadora de Madrid, la seva inoperància i l’emergència a la llum d’un rosari continu de corrupteles, els polítics que mai s’havien manifestat independentistes han empunyat aquesta bandera com si es tractès de la única corda que els mantenia a flote sobre els seus càrrecs. I així, a canvi d'una vida extra i l'aprovació dels pressupostos per un anys més, han cedit el joystick d’aquest videojoc i tot el protagonisme a una societat civil molt concentrada en un parell d'agrupacions força esbiaxades. I així, fent ús i abús dels mitjans de comunicació públic han fet el miracle de duplicar en poc temps el nombre de catalans independentistes confessos. I així, empetats per la tramuntana i al só de la canço més tararejada de la temporada in, inde, independència)hem iniciat el presuros retorn a Ítaca, fins arribar-hi al llindar d’aquest abisme que és el referèndum plebiscitari, i que ningú sap com borejar. I ara què, criden uns. I ara què, se tiren dels cabells uns altres. I ara què, s’esgarrifen els més informats, pensant en el que li costaria aquest viatge al PIB Catala. I mentre tots criden, bufen i treuen pit, marejant la perdiu el ramat que havia estat sobreexcitat comença a perdre trempera. I l’encanteri de la senyera està a punt de caducar i deixar de enterbolir el seny català. Ara queden quatre dies perquè ens comuniquin si tindrem eleccions plebiscitàries amb l’entrada de la primavera i així estar en disposició de batre el record mundial de comicis electorals en quatre anys (2011, 2013, 2015 i 2016 amb la conseqüent elecció constituient), tot sembla indicar que els nostres líders no es posen d’acord en allò del que han fet boca grossa els darrers temps: primer són els interessos de país i després els de partit. I tot sembla ser que ens cansarem d'esperar. i ens donaren les 12, i la 1, i les 2 i les 3 i quan es vulguin tornar a convocar les eleccions a l’hivern molta gent haurà deixat de fer el pardal i s’ha haurà donat que només ens volien cansar mentre ens retallaven els dret social. I si tenim sort els seus calculs electorals hauran quebrat.