viernes, 27 de febrero de 2015

La ilusión de la campaña

¡Qué bonito se ve el horizonte desde la campaña! ¿Verdad Sancho?
Tras oír los cuentos chinos y los cantos de sirenas que nuestros representantes democráticos han formulado desde el atril de los oradores del Congreso de los Diputados en esta última edición del Debate sobre el Estado de la Nación inmerso en plena precampaña electoral, uno puede pensar que debería haber elecciones a cualquier cosa cada seis meses para facilitar a nuestros administradores (o al menos a los que no juegan a Candy Crash en sede parlamentaria) que estén más activos y reúnan una mayor inspiración para proponer medidas legislativas o presupuestarias con las que abordar los problemas de la ciudadanía, aún a riesgo de que no pudieran estar por la labor de administrar sus respectivas competencias. Ya que en los meses anteriores parecían un navio barado por la calma chicha o tierra de barbecho sin capacidad de responder a los clamores del vugo.
El Presidente Mariano anunció el martes medidas que ha estado atesorando egoístamente para poder lanzarlas todas juntas y en traca en este momento festivo, con la ilusión de poder llegar a parecer un monstruo con rostro humano o un autómata con capacidad para saltar del plasma y legislar a favor de de los telespectadores o televotantes fuesen estos padres, autónomos o endeudados, como a otros antes les dió por inaugur pantanos, o en los pueblos inauguran rotondas.
No se han enterado los tripulantes de la democracia del bipartidismo, pero la gestión apartada del pueblo y con único examen de revalida cada cuatro años está dando sus últimos coletazos. La crisis, que no hay mal que por bien no venga, ha despertado a una ciudadanía más preparada y armada con teléfonos móviles que no ha de perdonar a quien escribe en su programa electoral a y hace por real decreto ley b, a quién ignora a los que sufren hasta justo antes de la cita con las urnas, o a quién dice que nos quiere pero calienta la cama de los pudientes.
Pero no seamos muy miopes y si bien es más fácil la crítica del que gobierna, también ha de ser exhaustiva la crítica de los que están en la oposición y en fechas como estas se lanzan a degüello sobre la innumerable lista de faltas y pecados de los administradores. De cada uno de estos, el peatón no debe olvidar, a la hora de valorarlos, no sólo como lo hicieron cuando ocuparon el timón (si es que tuvieron esa suerte) sino todas las veces que han colaborado o votado conjuntamente con los gobernantes criticados recortes de servicios o derechos y beneficios fiscales o prebendas para la oligarquía, así como su hoja de servició en el gobierno de los feudos autonómicos y locales que tienen a bien, porqué son muy tendentes a ver la paja en el ojo ajeno.
Cómo la de los peces, la memoria de los votantes es muy corta, pomo la ambición de los pobres, las expetativa de los votantes sobre los gobiernos es muy pequeña, pero es la hora de recordar y exigir.

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