miércoles, 27 de febrero de 2008

¿Quién soy?

Cuando llegué a la nueva casa estaba vacía, sin muebles, sólo un colchón donde acostarme. Llamé a mi hermano, porque él siempre había creído que debía guardarme un tiempo para mirar en mi interior y encontrarme. Es el momento –le dije- ahora, en este lugar, no tengo donde esconderme. Si estoy aquí, más pronto o más tarde coincidiré conmigo. Pero la casa se fue llenando de muebles y otros cachivaches y, alrededor de éstos, polvo e innumerables recovecos y escondites. No pude hallarme. Al final pensé que la búsqueda de unomismo es en vano, porque más allá de la imagen que contemplamos en el espejo que nos ofrecen los otros, los que nos rodean, los que nos conocen, o hay muy poco, o es inaccesible, o no es. Nos gustaría creer que una vez desnudos de lo que los otros piensan que somos en función de nuestra profesión, complexión, familia, quehaceres o gustos, una vez pelados como un plátano, por fin hallaríamos nuestra verdadera esencia, nuestro yo interior, aquello que nos conforma y singulariza en lo que realmente somos. Pero, a pesar de nuestra necesidad de creer en la sacra importancia de nuestroyointerior, no hay nada más allá de la cáscara: Somos la monda. Pero, sobre todo, somos el cuento que de nosotros contamos y los cuentos que de nosotros cuentan. Somos verbo. Somos respuesta. Pero sobre todo somos reacción.
Ilustración: Aoshima

lunes, 25 de febrero de 2008

La carrera hacia lo peor

Así llaman los observadores a esa loca competición en la que entraron los estados cuando empezaron a hablar de globalización y a hacer competir a sus normas nacionales entre sí. En ese instante, se empezaron a reducir los derechos de los trabajadores y el discurso de los poderosos empezó a repetir machaconamente que lo único que se podía salvar era el mínimo común denominador, que se debía competir con los que menos tenían, que el trabajador debería elegir entre tener unas condiciones tercermundistas o bien no tener ningún empleo. Desde ese momento las recompensas por el continuo aumento de la productividad excluyen a la mano de obra. Los trabajadores de todo el mundo son cada vez más productivos, pero las recompensas fluyen hacia los altos directivos, los accionistas, los propietarios de los conocimientos y el capital. Las diferencias sociales son cada vez más abismales. Desde entonces el trabajo no garantiza la dignidad. Cada día hay más pobres pluriempleados que no pueden garantizar a sus hijos una vivienda digna, una buena educación, risas y juegos. Hoy un informe de la UE denuncia que en España los niños aplastados bajo el umbral de la pobreza son el 24%, cosa terrible en un país donde el desempleo es poco más del 8%. Devaluado veo el sudor de tu frente, sino alcanza a pagar tu sustento. Corramos hacia cualquier otro lado. Es posible.
(imposible sin El Informe Lugano, de Susan George)

sábado, 23 de febrero de 2008

En la ciudad de Silvia, Toni

Miles de bellas imágenes impactan sucesivamente en la retina del hombre desarmado mientras deambula. En cualquier trayecto, por mínimo que sea, es bombardeado por demasiada belleza. Cientos, miles de mujeres bellas se cruzan en su camino, y su cerebro se enfrenta, a cada paso, a innumerables probabilidades, su imaginación, a un sinfín de ensueños, y sus ojos, quizás, choquen con un par de sonrientes miradas.
Ante tal sobreabundancia de belleza, el cerebro se colapsa. No sirve el instinto atávico que duerme dentro, un animal ya viejo y domesticado en exceso. Al caminante, en la ciudad de Silvia, no le queda más que elegir, depositar, contra natura, en una sola mujer todas sus esperanzas. Equivocada, estúpidamente, descarta el resto, no diversifica su apuesta, se juega todo a un solo número, arde, quema toda la leña para llamar la atención de un único par de ojos. Es este milagro, fuera de toda lógica, el que permite al sencillo peatón asustado crear el Amor: evitar la multitud, refugiarme en ti.
Homenaje a Guerín

viernes, 22 de febrero de 2008

Corred malditos!, de Beigbeder

Me llamo Octave y llevo ropa de APC. Soy publicista: eso es, contamino el universo. Soy el tío que os vende mierda. Que os hace soñar con esas cosas que nunca tendréis. Cielo eternamente azul, tías que nunca son feas, una felicidad perfecta, retocada con el Photoshop. Imágenes relamidas, músicas pegadizas. Cuando, a fuerza de ahorrar, logréis comprar el coche de vuestros sueños, el que lancé en mi última campaña, yo ya habré conseguido que esté pasado de moda. Os llevo tres temporadas de ventaja, y siempre me las apaño para que os sintáis frustrados. El Glamour es el país al que nunca se consigue llegar. Os drogo con novedad, y la ventaja de lo nuevo es que nunca lo es durante mucho tiempo. Siempre hay una nueva novedad para lograr que la anterior envejezca. Hacer que se os caiga la baba, ése es mi sacerdocio. En mi profesión, nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume.
Extraido de 13.99 euros de Frédéric Beigbeder

domingo, 17 de febrero de 2008

Camino de tiza azul, de Toni Algaba

Existe un camino dibujado hace muchas lluvias con tiza azul en el suelo. Muchos han salido a seguirlo. De ellos, algunos lo recorrieron sólo un trecho y otros continúan andándolo sin llegar a devorarlo por completo. Todos aseguran no haberse perdido. Ninguno de ellos sabe cuánto les queda por recorrer, ni hacia donde les lleva ese finísimo rastro de tiza que cada uno de ellos asegura ser el único que lo percibe con nitidad entre el polvo que acumulan los caminos.
Son los peregrinos. Sin quererlo han construido una leyenda. La gente no para de hablar de ellos. Al principio solo eran bromas, chistes, menosprecio sobre esos culos inquietos que no acertaban a encontrar asiento. Luego se convirtió en moda. Hoy, quizás, sea ya culto. Pero cada vez son más los que deambulan, migran siguiendo un finísimo trazo de tiza que dibuja un camino.
Nada se conoce de la mano que agarro la tiza. Ninguna noticia de la forma que dibuja el sendero: si se bifurca, se enreda o se retuerce. Ninguna cartografía ha sido levantada. Nadie se atrevió a dibujarlo.
Algunos caminantes recorren un trecho juntos, hasta que leen señales distintas y bifurcan un trayecto que todos creen único. Nadie conoce donde se inicia el camino, mucho menos si llega a algún sitio. En cualquier punto los hombres abandonan sus quehaceres e inician su marcha.
El problema es inminente. Quizás todos se vuelvan nómadas para perjuicio esta sociedad congelada. Pero muchos regresan al poco trecho, son la única esperanza, son los arrepentidos. Cientos salen cada día para regresar a casa durante la misma jornada. Los menos desaparecen para no regresar jamás.
Unos cuantos manifiestan que han llegado, sentándose sobre cualquier piedra del camino. A éstos, el resto de los peregrinos los miran con desprecio, los tratan como herejes, les vuelven la mirada y les dan la espalda.
Sobre los pasos de estos itinerantes, puedes tejerte la opinión que tú quieras. Sólo sobre una cosa podremos estar todos de acuerdo: cada uno de sus caminos los movió, los mueve de sitio.
Sólo una cosa es cierta: existe un camino dibujado en el suelo con una tiza azul, que se refleja en el cielo las noches frías de invierno, que no cansa los pies, y te lleva a donde tú estés.

sábado, 16 de febrero de 2008

Cautivo y derrotado

¿Por qué cautivo?
Porque preso estoy en esta perra vida de la que no pienso huir. Porque mi cárcel es extensa, bella y generosa, y sus blandos barrotes, son mis huesos.

¿Por qué derrotado?
Porque no pienso, ni quiero ganar. Porque este mundo no está hecho a mi imagen y semejanza. Porque es un mundo del revés: turbio, cruel, gobernado por los más ruines. Porque los pocos que mandan siempre nos piensan derrotados. Pero aún en la impotencia de mi cautiverio, no tengo miedo. Sueño. Sueño siempre con otro mundo posible, como sueñan los presos en Guatánamo hasta que les arrebatan la cordura, como soñó siempre el ejercito rebelde derrotado en su tránsito por los años grises. Porque soy resistencia, desobediencia, porque soy un inconforme culo inquieto, incluso cautivo y derrotado doy miedo, doy guerra. Cuaresma, temedme si estoy alegre: doy fiesta.