lunes, 31 de diciembre de 2018

Nadala 2019


Como de costumbre, justo antes de que este año se agote exhausto, siso, en el último momento, un instante para ensamblar con piezas usadas un buen montón de buenos deseos para que se nos hagan realidad durante el próximo Año Nuevo que está a punto de comenzar.

Deseos perennes, siempre bien recordados: Paz, amor, solidaridad, alegría y rauxa. Y otros horneados hoy mismo para gozarlos bien tiernos:

Que nos duela el dolor ajeno,
que comprendamos los motivos del otro,
que defendamos derechos de desconocidos como nuestros
que nos sintamos cómodos en la piel ajena.

Que los éxodos acaben en felices retornos y dichosos reencuentros,
que las mujeres no tengan que ser valientes,
que los niños puedan romper todos los estereotipos y ser diferentes.

Que nadie haga oídos sordos,
que no desfallezcas,
que no des un paso atrás.

Que se calienten los corazones y se enfríe el planeta,
que los bosques lleguen al mar,
que los cuentos nunca acaben mal,
que no nos digan que por este sueño no se puede pasar.

Que nadie se quede atrás,
que todo el mundo tenga tiempo para equivocarse y rectificar,
tiempo para escuchar a los mayores, jugar con los pequeños, ensimismarse y bailar con todos.

Y que en cada día haya algo que valga la pena,
y que ganen las causas perdidas,
y que aprendamos de los errores e, incluso, de los aciertos,
y que aunque no lleguemos, sigamos y no paremos.

Y,y,y… que en el camino nos sorprendan los abrazos,
se nos crucen las sorpresas,
nos impacten los besos
nos meza el viento,

Feliz año nuevo.