viernes, 7 de agosto de 2009

Ferroagosto

Cierran las persianas por vacaciones. Todos los teléfonos se desgañitan en horario de oficina. Las secretarias de guardia contestan que no queda nadie en casa, que no saben nada. Respuestas automáticas nos avisan que nuestros mails no serán leídos hasta nuevo aviso. Se acabó el curso. El mundo se toma un descanso y respira hondo.
Los periódicos adelgazan hasta el límite de la anorexia, mientras engordan a las serpientes del verano. Miles de millones malgastados en fichajes, torneos de verano, reposiciones y programas malos. Todo el pescado ya esta vendido o se ha podrido. Nos vamos dejando el país tomado por los turistas y la economía suspendia de un hilo. Alea jacta. Surcará estos días siguiendo las órdenes del piloto automático.
Mientras tanto, aquí, imposible caminar con este bochorno. Cae un sol de justicia, que sólo impacta sobre los turistas, que esforzados no paran de hacer su trabajo, de andar de aquí para allá. Y tras sus bolsillos, acechando como buitres, se amontonan los carteristas.
Los indígenas nos resguardamos bajo la sombrilla, perfeccionamos nuestro complejo sistema de estirar la siesta a pierna suelta, debatimos sobre el porcentaje exacto de cerveza que tiene que llevar una clara bien tirada. Y esperamos que pase el calor, que pase todo este tiempo libre lo más rápido posible.
Y después de cuatro días de vacaciones y los bolsillos vacíos, en este verano de la crisis, solo pensaremos en volver al cole y encontrarlo todo como estaba. La empresa sana y salva. Los restos los echaremos en septiembre.

domingo, 2 de agosto de 2009

Malos tiempos para la lírica

Nina: No soporto más tu perenne cara de aburrimiento
Nin: No puedo evitarlo. No tengo ganas de hacer nada. Todo ya está hecho.
Nina: ¡Inventémonos mundos paralelos!
Nin: Ya hemos explorado, conquistado y destruido varios sólo esta mañana.
Nina: ¡Reiventémonos a nosotros mismos!
Nin: Mantener a tantos avatares me agota, ya he sido cualquier cosa de todas las vidas que podía haber vivido, desde una señora estupenda a un viejo salido. Me agota tanto mono hueco. No encuentro en ellos, lo que falta en mi.
Nina: ¡Hablemos con nuestros amigos dispersados por el mundo¡
Nin: Las conversaciones superficiales incrementan mi desasosiego. Necesito tocar, lamer o arañar. Puedes olvidar con quien has reído, pero nunca olvidarás con quien has llorado, dice la canción.
Nina: !Huyamos de este desierto hacia dimensiones paralelas¡
Nin: El alcohol me da resaca, las píldoras de colores provocan regresos de ángel caído que detesto. Odio el escapismo.
Nina: ¡Hazme de nuevo el amor!, mi amor. Entra en mi cuerpo por cualquiera de las grietas que te ofrezco, que abren mis carnes solo para ti.
Nin: Nina, tengo 13 años, no sé si entiendo ese amor que me prometes, si lo abarco. Te necesito, eres lo único que tengo. Pero el sexo a secas incrementa mi hambre, aumenta tu abismo.
Nina (llorando): ¿Qué puedo hacer para arrancar el aburrimiento que tiñe de triste tu cara?
Nin: Haz que cueste ganarme las cosas que deseo, que existan prohibiciones que burlar, muros que derribar, que caminemos en la incertidumbre de la clandestinidad, que haya ideas por las que dejarse matar, que todo tu cuerpo sea pecado mortal.
Nina: Allí no te puedo llevar. Ese lugar no existe. ¿Dónde quieres ir?
Nin: Quiero ir a Barcelona
Nina: ¿?
Nin: Quiero ir a Barcelona 1936. Respirar que todo es posible, creer en el hombre todopoderoso y en el amor eterno y trágico.
Nina: Y ¿morir? Tu, ¿Quieres morir?
Nin: Morir como un valiente ignorante. Vivir o morir en el frente del Ebro, en las trincheras de Belchite, con tus cartas en el bolsillo y tus besos ayudándome a sostener ese fusil que detesto.