jueves, 14 de mayo de 2015

Vértigo. Miedo a lo nuevo

Recuerdo que mi madre miro con malos ojos a la primera lavadora automática que osó entrar en su cocina. Ella que se había tenido que enfrentar al lavado a mano, estaba totalmente agradecida a su antigua lavadora mecánica porque aunque no aclarase ni centrifugase había sido un gran qué, sobre todo en una época de su vida que se había tenido que enfrentar a mis pañales y los de mi hermano, mucho antes de la comercialización de los desechables por estas tierras. Así que lloraba la muerte de su anterior electrodoméstico averiado y obsoleto y defendía su honra. Eso sí, una vez que se hizo con el programador del nuevo invento, no volvió a llorar al trasto abandonado.

Lo menciono, porque hoy parte del electorado desafecto, desalentado o descontento (conceptos similares pero que no son lo mismo) parecen tener los mismos miedos que mi madre ante la lavadora automática. Después de 40 años de democracia, en la arena política han aparecido artefactos políticos nuevos que muchos miran con recelo. Estos nuevos elementos pueden presentar como hándicaps sus propias virtudes: caras nuevas, poca experiencia y una cartilla de servicios limpia de toda mácula.

A algunas de estas caras nuevas se les acusa de exceso de ego, mal necesario en todo político, o de poca definición o exceso de populismo en su discurso de campaña, armamento necesario para todo combate electoral que enseñan a los asesores en el parvulario. Pero el verdadero defecto de presentar caras nuevas y erigirse en adalid de la regeneración es no ser nuevo, sino recauchutado, como ya ocurrió con Rosa Díez y su UPyD, y le ocurre ahora a Ciudadanos que presenta candidatos que provienes de otras formaciones. Recordemos que sólo pueden ser nuevos los productos que llevan aún el precinto y no han ocupado cargo público con formaciones hoy a su babor o a su estribor.

Les imputan poca experiencia sólo por estar en partidos nuevos, sobre todo los afines a las formaciones que más cachorros de familia con pedigrí y sin ninguna preparación presentan en sus listas, como si la experiencia la transmitieran en su sangre azul; mientras que se excluye como mérito el amplio trabajo que como activistas de ong, ampas, sindicatos, movimientos vecinales en la defensa de lo público avalan a otros.

Así que aquellos que renuncian a la polis, a esos desafectados, les recuerdo que su pasotismo es comportamiento de avestruz, porque la acción del gobierno no se olvidará de ellos, y a malas siempre será mejor uno que defienda lo público.

Así que a aquellos engañados por unos y por otros, que ya no se fían de ninguno porque todos son iguales, a esos descontentos, les recuerdo que no sólo es necesario un producto nuevo, con otra etiqueta, compuesto por hombres honrados pero que tampoco podrá con la grasa. Es necesario un producto nuevo y diferente, con otros objetivos y con la ambición de proponer soluciones diferentes. El resto, lo hemos probado, beneficiará a los mismos.

Pero sobre todo, aquellos que habíais bajado los brazos pero la crisis os ha activado y buscáis donde depositar vuestra esperanza, a vosotros los desalentados, recordad que van a por vosotros: quieren inmovilizaros, alejarlos lo más posible de las urnas y a cambio os darán futbol, sexo y circo. Y si no pueden alejaros de ellas intentarán convenceros de que votéis antiguo, bien sea lo de siempre o lo envasado diferente pero que hace lo de siempre. Darles en los morros, votad lo que más les duela.

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