lunes, 31 de octubre de 2011

Señaladles, apresadles

Digan lo que digan y las veces que lo digan las marionetas mal pagadas de los que cortan el bacalao, esta crisis no ha sido provocada por los peatones de la tierra, ni por su desmesurada afición al consumo a crédito, ni mucho menos por los ciudadanos de a píe y sus fundadas exigencias a favor de unos servicios públicos cada vez más desarrollados; pues el increíble aumento del PIB y de la productividad de los últimos años justifican sus modestas demandas.
Lo tapen como lo tapen y debajo de las capas de mentiras que inventen los peleles a sueldo de los reyes del mambo, la crisis ha sido provocada por los comportamientos delictivos de los directores de la banca internacional y los gestores de fondos de inversión, en colaboración con las agencias de raitin, y auspiciados por los reguladores de sistema económico, es decir, los directores de los bancos centrales, el FMI y el Banco Mundial.
Su voracidad les ha llevado a superar el normal y continuo goteo de capital que siempre ha fluido desde los pobres hacia los ricos, el trasvase de capital desde los humildes ahorradores hacia los poderosos capitalistas, siguiendo la dinámica de los vasos comunicantes que mantiene engrasado este sistema capitalista que requiere exprimir a unos para mantener la máquina en movimiento.
Pero su ambición desmesurada les ha llevado a agujerar la quilla de la nave que nos mantiene a flote por debajo de su línea de flotación: la seguridad de los depósitos bancarios, la credibilidad de las cédulas hipotecarias y la solidez de la deuda pública.
Los gestores de la banca, en cuanto han alcanzado la talla XXXL que les garantizaba el riesgo sistémico, se han jugado a la ruleta de la especulación un dinero que no era suyo (sino de los depositarios y fondistas), han empaquetado pura basura junto a hipotecas llenando el sistema de billetes falsos, y han apostado contra los estados más débiles con la intención de forzar el cobro de intereses altos por el dinero invertido con el dinero prestado por los estados casi gratis. Y ¿ahora nos extrañamos que en las cajas fuertes de las entidades financieras no haya un solo euro? ¿ahora imponen los mismos que han vaciado las arcas la urgente necesidad de refinanciar la banca con el sudor exprimido a los peatones que verán desaparecer sus derechos tan costosamente labrados?
No sé si es necesaria la recapitalización de los grandes bancos o la nacionalización de todos aquellos que requieran de fondos públicos. Lo que nadie puede dudar es de la necesidad de llevar ante los tribunales a los gestores que han vaciado los bancos, se han enriquecido ilegalmente y han provocado todo el dolor que conlleva esta crisis.
Señaladles, perseguidles, apresadles y encarceladles. Que no quede ninguno riéndose de nosotros.

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