miércoles, 6 de julio de 2011

En los bolsillos...

Las llaves de casa, un teléfono móvil de cuando iban a cuerda, un pañuelo sudado a consecuencia de este soleado día de verano, un par de canicas de colores que mudo de bolsillo en bolsillo desde que tenía diez años, la cartera encogida e introspectiva llena de tarjetas: de visita, de identidad, de débito y de crédito, de la sanidad pública, de la red de bibliotecas y la T-10, la llave informática de la astronave que compramos en los encantes viejos y aún tenemos que reparar, las llaves de tu casa que una vez me dejaste con la excusa de regarte unas plantas que resultaron ser de plástico y que no te pienso devolver jamás; un borrisol formado por el polvo del camino ya recorrido, la memoria usb que llevo por si quiero que falle la mía, unas cuantas pegatinas para poder reivindicar principios que están a punto de clausurar, unas notas desordenadas de música de la canción que intento tararear, otras cuantas monedas: entre ellas, naturalmente siempre, un par de otros lugares para recordarme que en última instancia puedo escapar, y un par más fuera ya de circulación para tener siempre presente que el dinero sólo posee un valor efímero y ridículo, un agujero por donde dejar perder lo que ya me pesa en los bolsillos, por donde dejar entrar las brisa que se cuela por los bajos de mis pantalones y un trocito de tiza azul.

Inspirado en faceyourpocket

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