sábado, 2 de julio de 2011

Por fin es viernes

Mal llego al viernes arrastrado como araña sin patas, que aún no soy inmune a la semana laboral, que aún no encontrado vacuna para tanta rutina/responsabilidad; con tantos años como llevo resistiéndome a madurar, nacido para jugar.
Mal llego al viernes vaciado, la casa patas arriba, lo doméstico postergado, el refrigerador temblando bajo la lista que en el pende imantada de tareas pendientes y problemas por solucionar, yo sólo quiero jugar.
Mal llego al viernes como la cucaracha que ya no puede caminar, un montón de facturas por pagar, la declaración de hacienda por contestar, la hucha que no para de llorar; y, después de tantos años, no me he aprendido a resignar.
Llego a casa sudado, maltratado, preocupado, estresado, noqueado, ¡que alguien me ponga a lavar!
Pero bajo la helada agua de la ducha recuerdo que es verano, afino el oído y capto el bullicio de los niños en el parque, cierro los ojos y veo el vuelo de las faldas ondeando como bandera de la patria de las cigarras, decido contraatacar. Olvido los quehaceres.
Me armo hasta los dientes, llamo a los aliados, me atrinchero en la terraza de un bar, pago la primera ronda y nos ponemos a jugar. Hablamos de lo humano y lo divino. Sentenciamos este calor de julio no se puede aguantar y por un momento no recuerdo tanta indignidad.

No hay comentarios: