domingo, 20 de marzo de 2011

Inminente primavera

Todos los días de invierno han trabajo subterránea y clandestinamente para preparar su llegada, como enquistadas cedulas de revolucionarios durmientes. Desde el subsuelo, organizados en silencio, mezclando diferentes sabias de árboles con diversos sueños de flores con el único fin de producir peligrosos artefactos de vida a punto de estallar.
Revolución de las hormonas, hervor de la sangre, frenesí en todos los animales, estallido del celo, alergia al aletargamiento, prohibición de todos los males.
No cabrán tantas lluvias en un barril, todas las noches de mayo velaré tus quejidos y tus desmayos, y los primeros días de junio bailaré en las verbenas y me sumergire en la arena.
Llega ella. En procesión se alejan las penas, tumultuosamente se difuminan las desgracias, los días se alargan, aparecen informales como niños los cientosmiles de colores, zumban los insectos, zigazagan los reptiles, ululan a la luna los mandriles, se fugan de sus nidos los jóvenes aviones, beben y vuelven a beber los peces en los bares, bailan bien pegados todos los elefantes, asedian Roma los calamares, persiguen a la Cuaresma los festivales, se calientan al sol los siete mares y brotan las yemas de mis dedos cuando liban en el salado néctar de la más secreta de todas tus flores.

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