viernes, 5 de agosto de 2011

Ale, Ale, Alegría!

Como no me va a gustar lo poquito de vida que nos dan todos los días para mojar con el pan,
si soy de los que chupan las cabezas de los buenos momentos y se lamen los dedos untados en las risas de los viejos.
Como no me voy admirar de los paisajes, los paisanos y las sorpresas impensables que pasan a cada rato, dando una vuelta más en este carrusel planetario:
cascabeles, panderetas, palmas, palmas, que se acaba la brisa de tu falda.

Y de tanto en tanto echo el freno madaleno y enciendo el ventilador pues me muero de calor.
Se decreta paellita, cascarillas, cervecitas y helado de sandia;
para escuchar atentamente las anécdotas que viven mis coleguillas,
y a luego en la sobremesa, un ratito de filosofía, cabalgando fieramente sobre las tumbonas:
Salpicaduras, chapuzones, agua fría lamiéndote los colores, al sol saliéndole los rubores.

Y ahora que revienta el verano aparto un rato las preocupaciones y aparco las reclamaciones,
detengo la rotación de la Tierra, se para el cosmos: esta es la siesta.
Aprovecho para leerte, mientras tu me dibujas con tus pasteles,
cuatro cuentos hilvanados que todavía no he pensado,
y no sé como, pero siempre nos escapamos de la crisis cuando me cuelo en tu regazo:
Griterío, algarabía, carcajadas y cosquillitas, que corren los niños jugando al pilla-pilla.

Ilustración: Murakami

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