lunes, 12 de septiembre de 2011

Propicio precipicio

¿Qué se esconde en la cara oculta de la verdad vociferada por los medios de comunicación? ¿Quién está en riesgo? ¿Quién con el agua al cuello? ¿A quién hay que rescatar? ¿Quién estiró más el brazo que la manga? ¿Quién gastó lo que no tenía? Muchas incógnitas bailando en el aire y nadie interesado en despejar la equis.
¿Quién ganó con la burbuja inmobiliaria? ¿Quién se lleno los bolsillos con la especulación financiera? ¿Quién gana ahora en tiempos de aguas revueltas? No son los mismos organismos inmutables.
¿Quién vigila? ¿A quién vigila?
¿A qué se dedican todos los burócratas que calientan las sillas de los cargos oficiales? ¿Dónde miran para no ver nada? Su ombligo les hipnotiza y les hace creer que no son responsables.
¿La justicia es ciega o cómplice? ¿Desconocen los juzgados lo que es un delito? ¿No se exigen responsabilidades a quien ha robado más allá de nuestro dinero, nuestro futuro?
Todos y cada uno de los miembros electos de los parlamentos otrora dichos democráticos, ¿pueden mirarse a la cara y no escupirse?, pues, como los miembros de la iglesia no creen en la existencia de Dios, ellos conocen la hipertrofia de la parodia de su barato teatro. ¿Servidores del pueblo, salvadores de la patria? Sólo les mueve su ego, sólo defienden las oscuras manos que financian sus partidos partidarios.
¡Que asco!
¿A quién beneficia este propicio precipicio? ¿Quién se hará de oro malvendiendo el Partenon, la educación publica, el estado del bienestar o Europa? ¿Qué demente fanático piensa que un capitalismo chineizado y mafioso le generará más beneficios?
¡Caigan los Mamuts primero! Juguémonos un órdago a la grande. Dejemos caer a los bancos alemanes simplemente para saber quien gana.

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