lunes, 30 de abril de 2012

Cerrojos y cancelas

Extremo celo tiene el pastor cuando escucha los gritos anunciando que viene el lobo y presto reúne y pone a buen recaudo al rebaño en cobertizo o vallado. Mima su negocio en todo momento el hacendado tendero no quitando ojo de caja y inventario para que sus empleados no le distraigan el género ni equivoquen el cambio. Desvelos invierte el cabeza de familia para cuidar con extremado cuidado a la chavalería traviesa por naturaleza, y así vigila a quien se arriman sus chiquillos porqué las malas compañías tuercen la vara más enderezada, porqué las ideas peregrinas y nuevas malbaratan la carrera del primero y lo lleva por las curvas de los atolladeros.
En cambio, quien con tanto esfuerzo cuida de rebaño animal, engorda negocio propio o se desvive por levantar una familia de orden, descuida habitualmente la retaguardia y renuncia a tener presente que las más de las veces el mal ya esta dentro, proviene de casa y pudre el resto del cesto.
Así nuestros entregados mandatarios, temerosos de los disturbios que los jóvenes puedan hacer en sus protestas por otro mundo posible y al menos un futuro probable, cierran las fronteras suspendiendo temporalmente el tratado de Schengen y la legalidad vigente; sin tener presente que esos mismos días pondrán cubiertos en sus mesas a los culpables de la angustia y la miseria, a los que dictan y recetan pobreza para los muchos para inocular la garantía de la riqueza en el bolsillos de los pocos.

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