martes, 5 de febrero de 2013

El lado bueno de las cosas

Al mal tiempo buena cara, niños saltando en los charcos, amantes amando bajo el susurro de las gotas sobre los cristales, los rayos nos regalan fuegos artificiales.
De la ceniza de los incendios forestales, se fertilizan los suelos agotados y renancen cual fenix los árboles y los matorrales.

Al final del túnel puede estar el interruptor de la luz, el no ya lo tenemos, cuando se cierra una puerta otra se abre, al menos una rendija y amanece que no es poco.
Nuestros cuerpos inservibles son un festín para los gusanos, no hay mal que cien años, la primavera nunca se retrasa y las polladas siempre rompen la cáscara.

Siempre hay una bula para sortear un viernes de cuaresma, antes del miércoles de ceniza hay que bailar todo un carnaval, irremediablemente, pocos días después del lunes llega el fin de semana.
Una sonrisa abre mil puertas, las palabras amables son gratis y dan puntos en todas las tarjetas descuento, regala abrazos todos los martes como autopromoción y en cuestión de besos, más vale que sobren que no que falten.

A pesar de todos los desastres, pase lo que pase, sea lo dura que sea la caída, sólo aprende quien yerra y el que tropieza y no se cae, más rápido avanza.
Y, si finalmente mañana te levantas con el píe izquierdo, te miras en el espejo y no te reconoces y al ir a vestirte no sabes que ponerte, recuerda el lado bueno de las cosas, y ponte feliz.

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