domingo, 3 de febrero de 2013

Presuntos implicados, se sobreentiende

Decían, hace un par de semanas, los mass medias que eran 300 los hombres justos de este corral que desde sus cátedras destacadas presuntamente despistaban fondos públicos a gogó en beneficio propio y/o de sus cuates y compinches.
Y por si fuésemos pocos parió la abuela un tesorero que cuenta, que dice, que repartía sobres a diestro y siniestro que llenaban los bolsillos de los mismos que vivían la dulce vita mientras apretaban los cinturones de sus administrados
Un hecho que en otros lares parecería muy grave, pues nos coloca a la cabeza del ranking de corrupción de Europa, y que lesiona tanto la credibilidad de los políticos y la política, como la confianza de las gentes en la democracia o la justicia española.
Pero mucho peor aún es saber que los conciudadanos de estos pajarracos no toman en consideración estas acusaciones y siguen votando, sin recelo aparente, a políticos que arrastran más de un juicio por malversación de fondos públicos. Pues este es un país donde sólo los tontos piden facturas con iva, no trabajan en negro, contratan a sus empleados legalmente, pagan sus impuestos sin creatividad fiscal, no aparcan en doble fila, ni se salta la reglas de la código de circulación.
Un lugar donde se considera un pecado venial y una debilidad natural del ser humano meter la mano en la caja y favorecer al primo carnal.
Eso sí ahora que el cántaro se ha roto y todos saben como ha terminado el cuento de la lechera, sólo se oyen llantos y quebrantos y las gentes se mesan los cabellos como plañideras en los entierros, pero sin un ápice de resignación. Pues el político más valorado de la nación vuelve a decir Diego donde dijo digo y evita el deshonor de abandonar el puesto. Y su primo hermano el político más votado de este mercado se autoaudita para asegurar que no se ha dopado. Mientras  a diestro y siniestro siguen contratando asesores, pagando gastos innecesarios y nadie hace públicos los gastos de sus presupuestos ni sus agendas de trabajo. Y lo peor de todo, malvenden nuestra sanidad para que tengamos menos cobertura y la que nos quede nos sea mucho más cara.

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