domingo, 14 de febrero de 2010

Oración de la elocuencia

Santísima trinidad:
inspiración, elocuencia y concreción
ten piedad de este vuestro humilde servidor.
Musas volved a visitarme,
que está a punto de vaciarse el refrigerador.
Traed bien repletos vuestros tuppers,
que no sé que decir, ni que contar.

Deseo que sea una razón exógena.
Pero llevo días que cada vez que me enfrento al folio en blanco,
pierdo el pulso por KO y salgo con el ego amoratado.

Que se me traban los dedos sobre las teclas llenas de aristas.
Que me cuesta acercar un verbo a un sujeto, arrimar un adjetivo a un sustantivo.
Que todas las palabras se repelen entre sí,
como si acercase imanes por el polo equivocado.
Que las frases, ya formadas, han dejado de tomar mi cerebro al asalto.

Debe ser el invierno.
Debe ser el sueño que arrastro.
Deben ser las prisas que me empujan de un sitio a otro,
sin darme lugar ni para la reflexión, ni para lo inútil,
inútil, pero tan necesario.
Debe ser la crisis o la deflación.
Debe ser por la arritmia de mi deshabitado corazón.

Dame fuerzas Virgencita de los Pisapapeles, patrona de los deslenguados,
Santas Labia, Prosa i Verbigracia,
Santos Charlatán, Monólogo y Desparpajo,
a vosotras acerco mis cirios
a vosotros yo me encomiendo.
¿Qué decir que signifique algo?
¿que contar que tenga gracia?
Por amor al verbo, acercarme las palabras.

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