
jueves, 25 de enero de 2018
Typical spanish

viernes, 19 de enero de 2018
Cabernas de Tabarnia
Hoy cuando he iniciado mi jornada laboral como
celador en el manicomio, me he encontrado a mis loquitos riendo como propios,
mientras comentaban la nueva ocurrencia de algunos cuerdos a la que llaman
Tabarnia.
Unos reían por lo antiguo del invento y recordaban que bajo las mismas premisas se crearon Rodhesia y Zimbaue, donde se aseguraron que la mayoría de los ciudadanos fuesen inmigrantes procedentes de la metrópoli y no población aborigen de los nuevos entes administrativos. Otros recordaban que era el mismo procedimiento que otros invasores habían ideado para consolidar sus asentamientos y como el Ulster dio lugar a Irlanda del Norte.
Al acercarme, vi que otros no se reían de los defensores de Tabarnia, sino de los locos que basaban sus críticas a la nueva ocurrencia de los cuerdos en la defensa de la segregación por encima de la integración. Estos defendían que se podía hacer una crítica mucho más sólida a los parroquianos de Tabernia, pues estos incurrían en la victimización de las víctimas, ya que los taberneros vendían qué ante el anhelo de autodeterminación de un pueblo, a este no se le había de responder permitiendo un referéndum donde participasen todos los implicados, sino viviseccionando al paciente, amputando el miembro cangrenado. Lo que permitiría, por similitud, justificaría la independencia de Bilbopuzqua para garantizar la salvación de Álava para la causa de los puros. ¡Que alboroto¡
Mientras los veía reír, me di cuenta que uno de los loquitos más viejos miraba a uno y a otros y suspiraba impaciente su turno, porque él de lo que quería reír era de los que acusaban a los que ruegan a las administraciones que les dejen ejercer el derecho de autodeterminación de supremacistas, porque claramente ejercen el poder y menosprecian las reivindicaciones de un pueblo ocupado o una minoría oprimida. A mí también se me escapo la sonrisa.
También me di cuenta que, en medio de todos, permanecia uno bien enfuruñado, porque, según luego me contó, de lo que se tenían que reír todos era de lo absurdos o limitados que eran todos los cuerdos que daban oídos a semejantes ideas de bomberos o, peor aún, las patrocinaban. Sobretodo enmendaba a los periódicos que habían entrado al trapo del juego de distracción que patrocinaban los que cortan el bacalao y pagan su publicidad y que se habían sacado de la chistera la mencionada ocurrencia con la inestimable ayuda de 4 ventajistas que quieren hacer carrera política ajenos a la honestidad y 40 extremistas con largo abolengo en su currículum de penales que se apuntan a cualquier zafarrancho. Pero claro, a este no le hago caso y siempre le doy la razón que le pertenece porque sostiene que són más los que están fuera que los que están con ellos dentro.
Sostengo que no les deberían dejar de leer la premsa, aunque sea con retraso, pero la dirección alega que ahora que se dejó de publicar Interview, les entretiene, y seguro que su opinión es más versada que la de este humilde celador.
Unos reían por lo antiguo del invento y recordaban que bajo las mismas premisas se crearon Rodhesia y Zimbaue, donde se aseguraron que la mayoría de los ciudadanos fuesen inmigrantes procedentes de la metrópoli y no población aborigen de los nuevos entes administrativos. Otros recordaban que era el mismo procedimiento que otros invasores habían ideado para consolidar sus asentamientos y como el Ulster dio lugar a Irlanda del Norte.
Al acercarme, vi que otros no se reían de los defensores de Tabarnia, sino de los locos que basaban sus críticas a la nueva ocurrencia de los cuerdos en la defensa de la segregación por encima de la integración. Estos defendían que se podía hacer una crítica mucho más sólida a los parroquianos de Tabernia, pues estos incurrían en la victimización de las víctimas, ya que los taberneros vendían qué ante el anhelo de autodeterminación de un pueblo, a este no se le había de responder permitiendo un referéndum donde participasen todos los implicados, sino viviseccionando al paciente, amputando el miembro cangrenado. Lo que permitiría, por similitud, justificaría la independencia de Bilbopuzqua para garantizar la salvación de Álava para la causa de los puros. ¡Que alboroto¡
Mientras los veía reír, me di cuenta que uno de los loquitos más viejos miraba a uno y a otros y suspiraba impaciente su turno, porque él de lo que quería reír era de los que acusaban a los que ruegan a las administraciones que les dejen ejercer el derecho de autodeterminación de supremacistas, porque claramente ejercen el poder y menosprecian las reivindicaciones de un pueblo ocupado o una minoría oprimida. A mí también se me escapo la sonrisa.
También me di cuenta que, en medio de todos, permanecia uno bien enfuruñado, porque, según luego me contó, de lo que se tenían que reír todos era de lo absurdos o limitados que eran todos los cuerdos que daban oídos a semejantes ideas de bomberos o, peor aún, las patrocinaban. Sobretodo enmendaba a los periódicos que habían entrado al trapo del juego de distracción que patrocinaban los que cortan el bacalao y pagan su publicidad y que se habían sacado de la chistera la mencionada ocurrencia con la inestimable ayuda de 4 ventajistas que quieren hacer carrera política ajenos a la honestidad y 40 extremistas con largo abolengo en su currículum de penales que se apuntan a cualquier zafarrancho. Pero claro, a este no le hago caso y siempre le doy la razón que le pertenece porque sostiene que són más los que están fuera que los que están con ellos dentro.
Sostengo que no les deberían dejar de leer la premsa, aunque sea con retraso, pero la dirección alega que ahora que se dejó de publicar Interview, les entretiene, y seguro que su opinión es más versada que la de este humilde celador.
lunes, 15 de enero de 2018
La democracia democrática

La dictadura justifica la rebelión, la revuelta y el ejercicio de la violencia, en cambio en un contexto democrático se desactivan y desligitiman estos instrumentos esenciales para la defensa de los ciudadanos.
En esencia, a los que cortan el bacalao (IBEX 35 o como les quieras llamar), cuando todo está atado y bien atado, el sistema democrático les protege, al actuar como un tranxilium sobre las consciencias y adormecer a la peble.
La democracia democrática i/o los mecanismos represores del Estado (a elegir) no ha permitido a un conjunto de ciudadanos ejercer de forma pactada el derecho reconocido a la autodeterminación, después de solicitarlo por las vías adecuadas 18 veces; y ha reprimido violentamente su ejercicio cuando la ciudanía, rebosada su paciencia, lo ha ejercido. Lo ha hecho encarcelando a líderes de opinión pacíficos, convirtiendo en proscritos a los miembros de un gobierno electo por cumplir su programa electoral y violando las instituciones democráticas y el orden constitucional para imponer un gobierno no electo.
Pero no nos deberíamos haber sorprendido lo más mínimo, ya que la democracia democrática i/o los mecanismos represores del Estado en manos de los que cortan el bacalao (a elegir) ha permitido a gobiernos elegidos a través de las urnas perpetuar el saqueo de los ingresos públicos recaptados a través mayoritariamente de los impuestos pagados por los trabajadores, ha posibilitado que hayan dilapidado el erario y los bienes públicos presentes y futuros para tapar el agujero privado de la banca, inversiones privadas fallidas como la gestión privada de los hospitales públicos valencianos, el Castor o las autopistas de circunvalación madrileña; o que hayan, por arte de magia, evaporado las reservas del Fondo de Pensiones, o ampliar el expolio a los ciudadanos permitiendo a los subministradores de agua, gas, telefonía y luz unas tarifas ajenas al coste de producción de sus servicios.
Ante la evidencia, los peatones eligen la píldora azul y deambular por matrix ajenos a la realidad, acomadodos a pacer y ser ordeñados, o la píldora roja mirar a los ojos y llorar el dolor ajeno.
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