lunes, 29 de diciembre de 2008

Intifada

Ignominia y oprobio para los gobernantes y generales sin escrúpulos que lanzan bombas sobre la castigada población de Gaza. Vergüenza y desolación para los peatones de Israel que sonríen con aceptación. Años de gélido limbo para los desatentos de todo el orbe terrestre que no prestan atención a las muertes que patalean en las callejas de Palestina, sean inocentes o no.
Ignominia y oprobio para todo el pueblo de Israel, habite sus fronteras o siente sus reales sobre la diáspora globalizada, tanto para sus peones como para sus reyes, tanto para los gentiles como para los que dominan los medios de comunicación de todo el mundo. Ignominia y oprobio para el pueblo que sufrió en sus carnes la más dura de las persecuciones, el peor de los holocaustos, el genocidio más bárbaro y de la experiencia más dura sólo aprendió cómo utilizar la fuerza con crueldad absoluta e inmisericorde contra el débil.
Ignominia y oprobio para los gobernantes de todos los países del mundo que permanecen sordos a los gritos de los niños que se defienden con piedras ante un Goliat armado por ellos. Ignominia para los gobiernos que no hacen nada, para los que no llaman a sus embajadores a consultas, para los que no bloquean comercialmente al estado que institucionaliza la masacre sobre el vecino pobre a cambio de unos millones de dólares.
Ignominia y oprobio para los que permanezcan indiferentes al sufrimiento ajeno enchufados a cualquiera de las playstation que nos han injertado.
Estallen las bombas en todos los cuarteles generales del mundo. Estallen las bombas en todas las sedes de las multinacionales que se benefician de semejante terror. Globalizemos el miedo de las calles de Gaza, que los cuerpos desmembrados de atemorizados inocentes puedan estallar en cualquier parte. Extendamos el pánico. Todos tenemos derecho a sufrir por igual al último de los palestinos sitiados.

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