lunes, 13 de julio de 2009

Mejor, haber pedido muerte

Me sonreíste y ahora que la noche se archivado en el cajón de tus recuerdos, te lamentas por las esquinas, porque no puedes dormir y miles de demonios revuelven tus tripas. Se te escapan los pasos de claque en la oficina, tienes agujetas en la cara de tanto sonreír y las personas de orden te señalan por la calle porque, sin guardar las formas, cruzas las calles sin pisar el asfalto y a un palmo del suelo flotando. Y aunque te obligas a mirar hacia otro lado, no puedes dejar de pensar en mi. Recuerda que pudiste evitarlo. Mejor, haber pedido muerte.
Ahora no paras de preguntarte dónde se han escondido todos estos años los chicos que se parecen a mi y miras al resto como si fueran sucios primates de medio pelo.
No saber si he vuelto a pensar en ti, es el precio que has de pagar por ignorar a todos los que suspiran o han suspirado por ti.
Ahora tienes miedo, pero yo ya te advertí: Dije que era diferente, que nunca decía la verdad, pero que tejía mentiras que abrigan mucho más.
Ya te avisé: Dije que era insuficiente, que no sabía amar, pero que seguía las instrucciones secretas que dictan a gritos los cuerpos y que sacian la sed mucho más.
Ya te expliqué: que no te iba a escuchar, que no atendería a tus razones, que mi instinto respondería a tus secretos, que mi telepatía descubriría lo que nunca te habías atrevido a desear. Y aunque te pesa, reconoces que nunca habías sentido lo mismo. No soy bueno, pero nadie me puede superar en tu imaginación. No soy bueno, pero hay algo que te hace tener la certeza, de que no encontrarás nada mejor. Y cuanta rabia te da eso.
Mis palabras engañan tu razón. Es delito, ser como yo: un fraude tan efectivo, un infalible embaucador.
Y ahora rezas para poder guardar mi expediente abierto en tus carnes, bajo varías capas de polvo antiguo. Pero no hay manera. Nada que se parezca a un indicio de que te podrás llevar mi gato al agua. Y el teléfono no suena, cuando debería sonar. Tanta incertidumbre pone tu piel de gallina, que no para de picar.. Das vueltas por el pasillo de tu casa maldiciendo tu suerte, no paras de suspirar. Reniegas de conocerme. Y caminas diciéndote, mucho mejor haber pedido muerte.
Ilustración: Audrey Kawasaky

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