miércoles, 21 de abril de 2010

Expulsado del planeta pirulteta

Recorro su espacio exterior, acompañado por los restos de los satélites orbitales en desuso y evitando colisiones con el resto de la basura sideral.
Dibujo circunferencias en el vacío, pinto de alegres colores los círculos viciosos que encuentro en mi camino, mientras la pescadilla que se muerde la cola, me dirige una forzada sonrisa maliciosa.
Echo el arroz a la paella cuando creo que sólo quedan veinte minutos para que encuentres el camino de mi casa, y tengo toda mi carne en oferta, para poder dedicar todas las ganancias a comprar un pasaje para un viaje guiado por todos los estanques de tu primavera.
Piropeo a las abuelas cuando salen de la peluquería, consuelo a los holligans cuando pierden sus principios y sus finales, divierto la espera en la cola del pan contando mis derrotas aderezadas con un poco de sal, y a los niños que se comen las acelgas, les regalo volteretas.
Y los días en que caen fuertes aguaceros, espero encontrar, tan fácilmente como ocurre en mis sueños, alguien que me quiera salvajemente sólo y exclusivamente por mi cuerpo, sin importarle ni un poquito lo que cruza por mi mente, ajeno a mis ideas de birlibirloque, a mis neuras descoloridas, a mis miedos aburridos y a mis ganas de escapar.
Expulsado del planeta piruleta, aún estoy a tiempo de comprar una entrada en la reventa, dispuesto a pagar más caros mis mariscos y pecados, y a volver a subir a tu noria, para pasar miedo subiendo, para pasar miedo bajando, siempre que malgastes en mi todas tus sonrisas.

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