domingo, 18 de noviembre de 2012

Razzias, saqueos y hombres de bien

En esencia, en el siglo XXI, los hombres son las mismas bestias bárbaras e inmisericordes que han sido desde los albores de la historia. Una minoría de ellos lleva un largo camino tortuoso y poco fructífero intentando hacer prevaler la humanidad a los instintos depredadores, sufriendo persecución y escarnio y con un éxito más que dudoso, que puede considerarse traición.
Desde tiempos inmemoriales los héroes, esgrimiendo buenas razones o la palabra del altísimo, han iniciado cruentas cruzadas, donde a sangre y fuego se han saqueado pueblos vecinos, se han esclavizado hombres y se han profanado mujeres y niños para gloria y honor de las patrias, los pendones y los honrados caballeros. En estas aventuras siempre ha habido tres partes, los que han sufrido, los que se han enriquecido y los que han mirado hacia otro lado aterridos por el miedo, convirtiéndose en indignos de llamarse hombres.
Las razzias siempre las padecen los otros: los bárbaros, los extranjeros, los enemigos, los infieles, los cerdos impuros, los diferentes. A estos, aparentemente similares a nosotros, la machacona máquina de la propaganda o la prédica desde los altares les ha negado nuestra misma condición humana para permitir su explotación, su esclavitud, su humillación, su saqueo, su exterminio. Así siempre, en todas las guerras (santas o no), en las cruzadas, en la colonización de todos las fronteras, en todas las guerras civiles o tribales, en el exterminio nazi, en los Balcanes.
Siempre con el mismo resultado, muertos olvidados, oprimidos salvajemente atropellados y hombres de bien ensalzados en los altares del honor y de la gloria, próceres que amasaron sus fortunas comerciando con esclavos, magnates que construyeron su apellidos sobre el expolio de los otros, vampiros depredadores de las riquezas de los asesinados, nuevos ricos expoliadores de las riquezas de lo común, sean tierras del pueblo, sean industrias públicas.
Y en la última década de nuestro S.XXI, gracias a la economía especulativa y la nueva crisis mundial, los hombres de éxito y bien están realizando un eficiente saqueo global sin mancharse la manos de sangre: La especulación con materias primas alimentarias generan hambrunas que matan directamente a miles de niños en las áreas productoras de alimentos. La especulación con derivados financieros y la titularización de cédulas hipotecarias ha desahuciado de sus hogares a miles de familias, no sin antes arrancarles a estas y sus redes sociales hasta su última reserva de ahorros; así como ha despojado de sus sudados ahorros a desprotegidos pensionistas. El fantasma de las necesidades del sistema para activar la economía y la lucha contra el demonio del déficit público les está permitiendo empobrecer a sus súbditos, reducir sus derechos, incrementar el peso de sus yugos y saquear la herencia de sus hijos que serán iletrados al carecer de educación de calidad y vivirán menos por carecer de sanidad pública.
Pero esta vez la razzia es de ellos contra nosotros, de los magnates y sus secuaces contra todos nosotros, pequeños peatones que pagamos los impuestos con los que se enriquecen. Y nuestros gobiernos, que no nos representan, nos engañan con sus trapos.

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