Sólo los
fascistas se ofenden por la existencia de los diferentes y persiguen los
símbolos de los otros. Sólo ellos se saben iluminados por una verdad absoluta
que los hace superiores a todos los demás. Supremacía que les permite imponer a la chusma
su modelo de conducta a hierro y fuego.
Son ellos
quienes trataron/tratan las otras sexualidades como una enfermedad y
condenaron/condenan a los diferentes al pecado, el manicomio, la cárcel o la
lapidación
Son ellos
quienes tratan a la mujer como un ser infantil y trataron de impedir/impiden el
derecho a decidir sobre su cuerpo, o como un objeto sexual de uso propio y
trataron de impedir/impiden su propio goce o hacen prevalecer su deseo
personal.
Son ellos
quienes buscaron excusas/excusan el dolor del extranjero para justificar el
expolio que beneficia sus condiciones de vida. Ellos los que construyen fronteras,
instalan concertinas, eliminan los testigos, realizan devoluciones en caliente,
contratan criminales para que el hambre y la muerte no manche ni la
tranquilidad de sus playas ni el sueño de sus noches. Ellos, los mismos que se
benefician del tráfico de personas, de los ilegales dispuestos a trabajar por
menos, de los secuestrados obligados a lo indecible.
Es a ellos a
quien les ofende el amarillo que reverbera por las calles que serán siempre
nuestras. Son ellos los que no tienen la necesidad de convencer, pues reprimen.
Son ellos los que no abanderan un símbolo propio, sino que eliminan la
expresión ajena. Pues ellos tienen la santa razón de su lado. No importa los
pocos que sean mientras puedan valerse de su brazo armado. No importa que hayan
de importar ajenos para ser bulto o financiar mercenarios, pues ellos tienen la
santa razón de su lado.
Los diferentes,
ajenos a sus aspavientos, desprovistos de una razón absoluta, sin las
soluciones a las preguntas, sin ganas de convencer/normalizar al otro, mientras
tanto, resistimos y nos multiplicamos día tras día, estación tras estación,
llaços grocs, hojas amarillas, siempre en defensa del que piensa diferente a lo
que pueda pensar yo, siempre en el camino hacia lo inevitable.
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