miércoles, 4 de marzo de 2009

La felicidad que nace de las dificultades

Nosotros, los que siempre hemos sabido driblar las adversidades con el balón pegado al pie, los que siempre superamos las zancadillas con que nos intenta derribar la realidad, silbamos. Nosotros, los que disfrutamos de esa elegancia natural para no mancharnos en medio de la que está cayendo, cantamos. Nosotros, los que fuimos tocados con ese don de dios, con ese juego de pies que nos permite esquivar uno tras otro los golpes que la vida nos lanza de crouchet o de revés, bailamos. Somos conscientes de nuestra suerte. Somos felices casi por obligación. Y allá donde vamos nuestra ingenua mirada nos delata. Porque hemos aprendido menos, porque hemos degustado poca vida y poca muerte. De modo que nuestro paladar no puede apreciar en su totalidad el dulce sabor de la tranquilidad o el sabroso regusto de la normalidad.
A nosotros nos cuentan que es la felicidad que nace tras superar la adversidad la que brilla más intensamente. Pero nosotros no hemos estado en la guerra, ni bajo el fuego cruzado de las penalidades, ni atravesado el desierto de la desesperación, ni mirado directamente a los ojos a la locura, ni hemos sido abrasados en lo más profundo de cualquier infierno, ni nuestros tobillos han sido destrozados por las trampas con que estan sembrados los oscuros barrios. Nosotros hemos tenido suerte. Nosotros que no sabemos del dolor intenso, no podemos apreciar intensamente lo que tenemos, y aún así cantamos.
Nosotros no envidiamos a los sobrevivientes, pero os respetamos profundamente, porque desde los escombros os volvéis a crear, porque renacéis más sabios de vuestras cenizas. Y sobre todo porque vosotros veis la felicidad desde donde nosotros aún no podemos mirar. Por eso junto a vosotros callamos, dispuestos a escucharos con suma atención, porque vuestro relato es sabroso para nosotros, porque nos podéis dar noticias de allí donde jamás hemos estado, contar de lo que nunca hemos aprendido. Prueba de una resistencia que sólo vuestra existencia nos permite creer. Por favor, contadnos. Contadnos de vuestras remotas derrotas y de vuestras recientes victorias.

No hay comentarios: