martes, 26 de junio de 2012

Cuando fuimos eternos

Entonces,
cuando fuimos eternos, dejábamos pasar el tiempo holgadamente.
Nada nos apresuraba, pues el presente era extenso y teníamos el tiempo y la intención para visitar todos sus rincones y aristas, para lamer todos sus matices.
Nada nos empujaba, pues el pasado era frágil e incipiente como esqueje recién plantado.
Nada nos esperaba impacientemente, pues el futuro era una entelequia que aguardaba nuestros éxitos.

cuando fuimos eternos, retozábamos en nuestro ombligos sin miedo alguno.
Jóvenes holgazanes sin prisas ni responsabilidades.
Soñadores indestructibles con hambre suficiente para devorar el mundo o ponerlo del revés.
Participes de la substancia de los dioses.
Ajenos aún a la rutina, los límites, las obligaciones, los condicionantes impuestos por nuestros fracasos.

Recuerdo,
cuando fuimos eternos y no teníamos miedo, que sentí sus risas y bebí tus besos.
Subimos los peldaños que nos construyeron como hombres.
Soñamos las imágenes que nos marcan el camino hacia delante, siempre hacia delante
Cantamos los versos que nos recuerdan quienes somos, lo que no podemos renunciar.

Pienso,
que aún somos eternos, aún invencibles, aún vivos, aún hambrientos
y lo reconozco en los ojos de los mismos cuando nos reunimos.

No hay comentarios: