domingo, 11 de mayo de 2008

La magdalena de Proust

¿Cómo evitarlo? Mis recuerdos están allí, celosamente guardados en algún lugar profundo de mi interior. Llama a ese sitio como tu quieras, localízalo en el órgano de mi ser que prefieras. Están allí, durmientes. Pero, de tanto en tanto, sin previo aviso, sin orden lógico, brotan, como la vida en primavera, me iluminan la mirada y tuercen mis labios hasta forzar en mi rostro algo parecido a una sonrisa calmada.
¡Tanta vida me diste!
Es posible que haga años que no te veo. Seguro que, si nos vemos, no nos miramos con los mismos ojos hambrientos. Ya no soy tuyo, ya no eres mía. El presente es un planeta distinto. Pero, de tanto en tanto, recuerdo porque estuve tanto y tan hondo junto a ti, porque hice lo imposible por acompasar mi camino al tuyo. De tanto en tanto, los recuerdos hacen evidente que no me equivoqué. Entonces, reconozco mi suerte y agradezco profundamente todos y cada uno de los días que me regalaste.
No puedo entender que te moleste.
No puedo creer que no te ocurra.
No puedo evitar que me pase, tan poco quiero.
En mis recuerdos siempre cantarás las canciones que con tanto mimo me enseñaste, te retorcerás con los minúsculos dedos de tus pies entre mis dientes, perseguirás a las cabrás ladera abajo, bailarás descalza conmigo hasta hundirme en ti. En mis recuerdos me pedirás que te encorra entre la gente.
Son mis días felices. Sólo por ellos ha valido la pena llegar hasta aquí. Ellos justifican el vacío, compensan el dolor, me permiten tener esperanza en el desierto. Sólo ellos garantizan que el futuro, inevitablemente, me reserva instantes tan maravillosos como los que viví junto a ti.
Espero que, aunque siempre lleves la guardia alta e intentes esquivarlos, alguna vez me cuele por una rendija de tu memoria y uno de nuestros recuerdos dibuje en tu rostro perfecto una sonrisa calmada, porque esa sonrisa justifica, por sí sola, varios años de mi inútil presencia en este planeta.
Ahora todo es tremendamente distinto. Ahora todo está bien tal y como está. Ahora tu recuerdo viene. Ahora se irá.
Besos.
Fotografia: Saudek, The boy

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