martes, 18 de marzo de 2008

Cuando llovían bombas sobre Barcelona

Triste efeméride: Barcelona conmemora los 70 años del bombardeo fascista sobre la ciudad, denuncia la aberración cometida por los vencedores, hoy durmientes o embozados. La ciudad roja, como siempre se conoció a Barcelona, tiene el dudoso mérito de haber sido la primera población en sufrir un bombardeo masivo e indiscriminado sobre la población, con sus viejos, sus mujeres y sus niños corriendo aterrados bajo las bombas. Un punto y aparte, un línea rota que inauguró la guerra moderna, sin piedad, sin honor, todo horror y sinsentido.
La población fue castigada por no tener miedo, por resistir, por defender lo que se había conseguido, poco a poco, con el sudor, la sangre y las utopías de tantos, unos detrás de otros. La ciudad fue bombardeada por creer que otro mundo mejor era posible, por no rendirse.
Hace ya demasiados años de eso: 70 años son muchos. La mayoría de sus habitantes no saben de lo que se les está hablando, llegaron mucho después. Hoy, quedan pocos testigos vivos de entre todos los que vivieron ese horror en sus carnes. Y, aún peor, el silencio impuesto por los verdugos nos robó su herencia: las historias de nuestros abuelos fueron calladas, enmudecidas. Nadie nos contó cómo fue, a qué sabía el miedo que se mascaba en los refugios antiaéreos, ni qué se siente cuando hueles la muerte tan cerca, o cómo se digiere la rabia cuando no queda otra opción que bajar la cabeza y callar ante los hombres grises que asesinan cruelmente, ganan y escriben la historia a su antojo.
Pero Barcelona, a pesar de todo, sigue recordando la ciudad roja que fue, con nuestra humilde Ley de la memoria, con nuestro metro vestido de refugio antiaéreo una vez más, para que todos los obreros vean lo que pasó camino al trabajo. Mientras tanto, parece que se perdió para siempre el Madrid envidiado del ¡No pasarán! Todo parece indicar que todos los gatos murieron defendiendo la capital.
Escuchad las historias que repiten cansinamente lo abuelos, preguntadles qué fue lo que ocurrió, prestad atención a sus relatos para poder contar a vuestros nietos sobre un tiempo en que todos los habitantes de Barcelona creyeron que otro mundo mejor era más que posible, necesario. Salud y libertad.

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