domingo, 23 de marzo de 2008

Jugar, de Unai Elorriaga


Recordó de un solo golpe esas dos obligaciones, y se angustió un poco, porque eso le retrasaría los trabajos de la tarde. Se angustió porque no le iba a dar tiempo para hacer las cosas que realmente quería hacer. Aparte de trabajar. Y sería una catástrofe, por ejemplo, que acabase los trabajos de la tarde –las transcripciones y lo demás- a las nueve de la noche: ya no le quedaría tiempo más que para cenar y para irse a la cama. Y, aunque tanto cenar como irse a la cama sean cuestiones importantes, Matías quería hacer cosas mucho más valiosas. Quería, por ejemplo, jugar con la pelota de goma, utilizar el diccionario de portugués, leer a Faulkner o llamar a su hermano Miguel. De hecho, todas esas eran maneras diferentes de jugar. Y jugar era lo que realmente quería hacer Matías; pasar la mayor parte del tiempo jugando.
Extraido de: Unai Elorriaga, El pelo de Van’t Of

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