lunes, 10 de marzo de 2008

Deshielo, de Toni

Punto de partida. De nuevo en la casilla de salida y sin cobrar las 20.000 libras. De nuevo firme, desnudo, valiente, enseñando los dientes al futuro. No importa cuan fría esté el agua. No ha de importar el clima, la estación del año. Es igual inverno, que primavera, que verano. Todos los principios son gélidos y la ciudad se asemeja al interior de mi congelador: oscuro y helado. Alrededor, todos inmóviles y ateridos de frío y miedo. No se puede hacer nada, piensan todos los guisantes congelados. No hay manera humana de cambiar esta fría inercia. Pero recuerda, caminante, sólo se entra en calor andando.
Así que me desprendo de las excusas y preparo mi camino, hago un agujero en el hielo y me zambullo. Buceo sin miedo, sumergido de lleno en las procelosas aguas de la duda, de la vida. Observo y grabo lo que veo. Lo cuento, lo releo. No lo entiendo. Me cuento historias para poder explicarme lo que veo. Me sorprendo. Sumergido hasta los huesos, vivo.
Es el calor de mi cuerpo quien calienta la lamina de vida que este en contacto con mi piel, es mi movimiento perpetuo e insatisfecho quien mantiene constantemente caliente mi piel para que la encuentres cómoda si te acercas. Soy yo quien bombea todo este calor que está fundiendo el hielo. Sólo yo el responsable del cambio climático en mi pequeño planeta inestable.

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