martes, 29 de julio de 2008

Confederación de inquietos

Ruido. Mucha gente entrando y saliendo. Cada vez más gente asomando la cabeza fuera de su agujero. Cientos intentando parecer interesantes. Ejercicios de marketing personal. Penitentes deambulando en procesión, cerveza en mano, por si Dios los cría y también los junta. Hambre de formar parte de algo, de estar en todo, de no perderse nà. Miedo a una sobreexposición a la gente. Hipocresía contenida: yo estoy aquí pero no busco nada, no deseo nada. Master class actuaral: cómo nadar y guardar la intimidad. Miradas que se cruzan, miradas que se reflejan, miradas que se identifican, miradas que se repelen. Y a dónde nos lleva todo esto. Para pescar en aguas revueltas, ¿morralla o delicatessens?
Otra lectura. Universo paralelo, donde llegan poco a poco los exploradores, cada un por su camino. Base para los inquietos. Lugar de reunión de inconformistas que sacuden a la mala suerte. Reunión en la arena para ver los toros ignorando las barreras.
Hambriento, emigra, ven al ombligo del mundo, pozo de imaginación, donde no se cumplen las reglas que aún estamos inventando. Las puertas están abiertas y puedes hacerle un hueco a tu culo inquieto.
Y entre tantos, sin temor a equivocarme, consciente de que me equivocaré, aviento la cosecha para separar poco a poco el grano de las ganas. Para darme a los pocos, porque dándome tanto como me doy, no hay para todos.

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